DÓNDE RADICA ELÉXITO DE DONALD TRUMP - María Herrera Mellado

¿DÓNDE RADICA EL ÉXITO DE DONALD TRUMP?

El éxito de Donald Trump en la arena política se basa en su capacidad para exponer la hipocresía y el doble discurso de los líderes progresistas en América Latina y el resto del mundo. Mientras sus detractores lo acusan de ser un radical, la realidad es que su enfoque pragmático y su discurso directo han dejado en evidencia a mandatarios como Gustavo Petro, Nayib Bukele y Nicolás Maduro, demostrando que la política de fronteras abiertas solo beneficia a los cárteles y las mafias internacionales.

Un claro ejemplo de esto es Gustavo Petro, el presidente de Colombia, quien ha sido expuesto como un líder inconsistente y sin una política clara sobre migración y seguridad. Mientras en redes sociales condena el tráfico de personas y la entrada ilegal de ciudadanos colombianos a otros países, en la práctica autoriza vuelos con connacionales o naturalizados para luego, en cuestión de horas, retractarse de sus propias decisiones. Este tipo de contradicciones han sido utilizadas por Trump para evidenciar la falta de liderazgo y dirección de estos gobiernos progresistas.

Por otro lado, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha demostrado que se puede ejercer soberanía al aceptar de vuelta a sus nacionales criminales sin titubeos. Esta acción le ha dado credibilidad como líder y ha servido como un punto de referencia para Trump, quien aboga por una política similar en Estados Unidos. La clave está en la firmeza y en el compromiso con la seguridad nacional, un principio que Trump ha convertido en la base de su estrategia política.

En Venezuela, Nicolás Maduro ha tenido que aceptar la repatriación de criminales venezolanos, una medida que, aunque impopular entre la diáspora venezolana, es una acción que ha servido para poner en evidencia el impacto de la migración ilegal en los Estados Unidos. Trump ha sido uno de los únicos líderes en desafiar abiertamente a estos gobiernos y exigir responsabilidades sobre sus ciudadanos, algo que la administración de Joe Biden ha evitado a toda costa por razones ideológicas.

El éxito de Trump también radica en su capacidad para presionar a los gobiernos de la región para que reconozcan que la crisis migratoria no es solo un problema de los Estados Unidos, sino una cuestión de seguridad nacional para todos los países involucrados. Gobiernos como el de Panamá han comprendido esto y han adoptado una postura más estricta respecto a la migración descontrolada. La cooperación con Estados Unidos en materia de seguridad se ha convertido en una necesidad, algo que Trump ha impulsado con éxito desde su primera administración.

Otro punto clave ha sido la designación de los cárteles de droga como organizaciones terroristas. Esta decisión ha puesto en jaque a la política de Claudia Sheinbaum, quien ahora enfrenta una presión internacional sin precedentes. Al obligar a los gobiernos a tomar postura contra el narcotráfico y la corrupción, Trump ha desmantelado la narrativa progresista que pretende normalizar el crimen organizado como un actor más dentro de la política regional.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, también ha sido puesto en una posición incómoda ante la posibilidad de que Estados Unidos exija la extradición de cabecillas del Cártel de Sinaloa. Esto ha demostrado la conexión entre el gobierno mexicano y el crimen organizado, algo que Trump ha denunciado abiertamente y que la administración de Biden ha preferido ignorar.

El éxito de Donald Trump no es fortuito. Su estrategia está basada en la firmeza, en la exigencia de responsabilidad a los gobiernos extranjeros y en la protección de los intereses nacionales de los Estados Unidos. Mientras el progresismo sigue impulsando narrativas basadas en la victimización y la complacencia, Trump ha demostrado que el liderazgo se ejerce con decisiones firmes y acciones concretas.

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