Video 25 del Catecismo de la Iglesia Católica

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Video 25 de Catequesis Para Adultos Referencias

—CIC # 511 La Virgen María "colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres" (LG 56). Ella pronunció su "fiat" loco totius humanae naturae ("ocupando el lugar de toda la naturaleza humana") (Santo Tomás de Aquino, S.Th., 3, q. 30, a. 1 ): Por su obediencia, ella se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes.

—San Juan Pablo II Audiencia General Sábado 20 de julio de 1991 “Tanto el termino hebraico qahal como el griego ekklesia significan «reunión», «asamblea». Ekklesia tiene relación etimológica con el verbo kalein, que significa «llamar». En el lenguaje semítico, la palabra tenía prácticamente el significado de «asamblea» (convocada), y en el Antiguo Testamento se usaba para designar a la «comunidad» del pueblo elegido, especialmente en el desierto (cf. Dt 4, 10; Hch 7, 38)”. https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1991/documents/hf_jp-ii_aud_19910720.pdf

Congregación de Israel

—CIC # 751 La palabra "Iglesia" [ekklèsia, del griego ek-kalein - "llamar fuera"] significa "convocación". Designa asambleas del pueblo (cf. Hch 19, 39), en general de carácter religioso. Es el término frecuentemente utilizado en el texto griego del Antiguo Testamento para designar la asamblea del pueblo elegido en la presencia de Dios, sobre todo cuando se trata de la asamblea del Sinaí, en donde Israel recibió la Ley y fue constituido por Dios como su pueblo santo (cf. Ex 19).

Congregación de Mesías

—CIC # 751 (cont.) Dándose a sí misma el nombre de "Iglesia", la primera comunidad de los que creían en Cristo se reconoce heredera de aquella asamblea. En ella, Dios "convoca" a su Pueblo desde todos los confines de la tierra. El término Kyriaké, del que se deriva las palabras church en inglés, y Kirche en alemán, significa "la que pertenece al Señor".

— Hechos 10:1-48 Un hombre de Cesarea llamado Cornelio, centurión de la cohorte denominada Itálica, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, que daba muchas limosnas al pueblo y oraba a Dios sin cesar, vio claramente en una visión, hacia la hora nona del día, al ángel de Dios que llegaba hasta él y le decía: —¡Cornelio! Él le miró fijamente y, sobrecogido de temor, dijo: —¿Qué ocurre, señor? Y le respondió: —Tus oraciones y limosnas han subido como memorial ante la presencia del Señor. Envía ahora unos hombres a Jope y haz venir a un tal Simón, de sobrenombre

Pedro, que se hospeda en casa de otro Simón, curtidor, que vive junto al mar. En cuanto se retiró el ángel que le hablaba, llamó a dos criados y a un soldado piadoso de los que estaban a sus órdenes, les refirió todo y los envió a Jope.

Al día siguiente, mientras ellos iban de camino y se acercaban a la ciudad, subió Pedro a la azotea, hacia la hora sexta, para orar. Sintió hambre y quiso tomar algo. Mientras se lo preparaban le sobrevino un éxtasis, y vio el cielo abierto y cierto objeto como un gran mantel con cuatro puntas, que descendía y se posaba sobre la tierra. En él estaban todos los cuadrúpedos, reptiles de la tierra y aves del cielo. Y le llegó una voz:

—¡Levántate, Pedro, mata y come! Pero Pedro replicó: —De ningún modo, Señor, porque jamás comí nada profano e impuro. Y la misma voz por segunda vez: —Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano. Esto ocurrió tres veces y enseguida el objeto fue elevado al cielo. Mientras Pedro cavilaba qué podría significar la visión que había tenido, los hombres enviados por Cornelio, tras localizar la casa de Simón, se presentaron en el porche. Después de llamar preguntaron si allí se hospedaba Simón, por sobrenombre Pedro. Mientras Pedro seguía pensando en la visión, le dijo el Espíritu: —Mira, te buscan tres hombres. Levántate, baja y vete con ellos sin ningún reparo, porque los he enviado yo.

Bajó Pedro al encuentro de los hombres y les dijo: —Yo soy el que buscáis. ¿Cuál es el motivo de que hayáis venido? Ellos respondieron: —El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, acreditado por toda la población judía, recibió aviso de un santo ángel para hacerte venir a su casa y escuchar tus palabras. Entonces les invitó y les dio hospedaje.

Al día siguiente se levantó y partió con ellos. Les acompañaban algunos hermanos de Jope. Entró en Cesarea al otro día. Cornelio, después de haber reunido a sus parientes y amigos más íntimos, les estaba esperando. En el momento en que entraba Pedro, salió Cornelio a su encuentro y, postrándose, le adoró. Pero Pedro le incorporó diciendo: —Levántate, que también yo soy un simple hombre. Y conversando con él pasó adentro y encontró a muchas personas reunidas. Y les dijo: —Vosotros sabéis que está prohibido para un judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero Dios me ha enseñado a no llamar profano a ningún hombre. Por eso he venido sin vacilación en cuanto me habéis llamado. Ahora os pregunto por qué motivo me habéis mandado llamar. Cornelio dijo: —Hoy hace cuatro días estaba yo orando en mi casa a la hora nona y se presentó ante mí un varón de brillante vestidura, y me dijo: «¡Cornelio!, tu oración ha sido oída y tus limosnas han sido recordadas en la presencia de Dios. Manda emisarios a Jope y haz llamar a Simón, de sobrenombre Pedro, que se hospeda en casa de Simón el curtidor, junto al mar». Enseguida te envié emisarios, y tú has hecho bien en venir. Ahora todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios para escuchar lo que te ha ordenado el Señor.

Pedro comenzó a hablar: —En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en cualquier pueblo le es agradable todo el que le teme y obra la justicia. Ha enviado su palabra a los hijos de Israel, anunciando el Evangelio de la paz por medio de Jesucristo, que es Señor de todos.

»Vosotros sabéis lo ocurrido por toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo a Jesús de Nazaret le ungió Dios con el Espíritu Santo y poder, y cómo pasó haciendo el bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la región de los judíos y en Jerusalén; de cómo le dieron muerte colgándolo de un madero. Pero Dios le resucitó al tercer día y le concedió manifestarse, no a todo el pueblo, sino a testigos elegidos de antemano por Dios, a nosotros, que comimos y bebimos con él después que resucitó de entre los muertos; y nos mandó predicar al pueblo y atestiguar que a él es a quien Dios ha constituido juez de vivos y muertos. Acerca de él testimonian todos los profetas que todo el que cree en él recibe por su nombre el perdón de los pecados.

Todavía estaba diciendo Pedro estas cosas cuando descendió el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban la palabra; y los fieles que procedían de la circuncisión y que habían acompañado a Pedro quedaron atónitos, porque también sobre los gentiles se derramaba el don del Espíritu Santo; pues les oían hablar lenguas y glorificar a Dios. Entonces habló Pedro: —¿Podrá alguien negar el agua del bautismo a estos que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?

Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Entonces le rogaron que se quedase algunos días.

—Génesis 3:20 El hombre llamó a su mujer Eva, porque ella habría de ser la madre de todos los vivientes.

—CIC # 511 La Virgen María "colaboró por su fe y obediencia libres a la salvación de los hombres" (LG 56). Ella pronunció su "fiat" loco totius humanae naturae ("ocupando el lugar de toda la naturaleza humana") (Santo Tomás de Aquino, S.Th., 3, q. 30, a. 1 ): Por su obediencia, ella se convirtió en la nueva Eva, madre de los vivientes.

—Humanis Generis punto 29. Por todas estas razones, el Magisterio de la Iglesia no prohíbe el que —según el estado actual de las ciencias y la teología— en las investigaciones y disputas, entre los hombres más competentes de entrambos campos, sea objeto de estudio la doctrina del evolucionismo, en cuanto busca el origen del cuerpo humano en una materia viva preexistente —pero la fe católica manda defender que las almas son creadas inmediatamente por Dios—. Mas todo ello ha de hacerse de manera que las razones de una y otra opinión —es decir la defensora y la contraria al evolucionismo— sean examinadas y juzgadas seria, moderada y templadamente; y con tal que todos se muestren dispuestos a someterse al juicio de la Iglesia, a quien Cristo confirió el encargo de interpretar auténticamente las Sagradas Escrituras y defender los dogmas de la fe. Pero algunos traspasan esta libertad de discusión, obrando como si el origen del cuerpo humano de una materia viva preexistente fuese ya absolutamente cierto y demostrado por los datos e indicios hasta el presente hallados y por los raciocinios en ellos fundados; y ello, como si nada hubiese en las fuentes de la revelación que exija la máxima moderación y cautela en esta materia.

—Humanis Generis punto 30 Mas, cuando ya se trata de la otra hipótesis, es a saber, la del poligenismo, los hijos de la Iglesia no gozan de la misma libertad, porque los fieles cristianos no pueden abrazar la teoría de que después de Adán hubo en la tierra verdaderos hombres no procedentes del mismo protoparente por natural generación, o bien de que Adán significa el conjunto de muchos primeros padres, pues no se ve claro cómo tal sentencia pueda compaginarse con cuanto las fuentes de la verdad revelada y los documentos del Magisterio de la Iglesia enseñan sobre el pecado original, que procede de un pecado en verdad cometido por un solo Adán individual y moralmente, y que, transmitido a todos los hombres por la generación, es inherente a cada uno de ellos como suyo propio

—Humanis Gerneris punto 29 pero la fe católica manda defender que las almas son creadas inmediatamente por Dios

—CIC # 366 La Iglesia enseña que cada alma espiritual es directamente creada por Dios (cf. Pío XII, Enc. Humani generis, 1950: DS 3896; Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 8) —no es "producida" por los padres—, y que es inmortal (cf. Concilio de Letrán V, año 1513: DS 1440): no perece cuando se separa del cuerpo en la muerte, y se unirá de nuevo al cuerpo en la resurrección final.

—Génesis 2:7 7 Entonces, el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, insufló en sus narices aliento de vida, y el hombre se convirtió en un ser vivo.

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