Kingdom Come Deliverance 2: ¿El RPG Medieval DEFINITIVO?

Kingdom Come Deliverance 2 marca el tan esperado regreso, tras 7 años, a la búsqueda de Henry a través de la Bohemia medieval. No es exactamente la evolución radical que algunos podrían haber esperado con respecto al primer juego, pero sus mejoras dan como resultado un título realmente impresionante, digno de elogios.
La historia comienza donde terminó el primer juego, con Henry y su mejor amigo, Hans Capon, entregando una carta importante a un aliado crucial del antagonista de la serie, el rey Segismundo. La Bohemia del siglo XV sufre una violenta guerra civil y Henry, hijo de un humilde herrero, se encuentra fuera de su elemento en medio de esta agitación política.
La secuela eleva sustancialmente las apuestas y la escala en comparación con el primer juego, con la gran ciudad de Kuttenberg como uno de los dos centros principales. Como veremos más adelante en esta reseña, el ritmo y la intensidad de la historia son cautivadores y magníficos, superando a su predecesor en todos los aspectos.
Mejoras en la jugabilidad
Antes de profundizar en la historia, repasemos brevemente las diferencias respecto al primer juego. Desde el principio, se nota que los controles han sido refinados: el movimiento en primera persona y la sensibilidad del apuntado son más fluidos, y el combate con espada se siente menos tosco. El innovador cursor en roseta ahora está dividido en solo cuatro secciones en lugar de las cinco del primer juego, lo que hace que las batallas sean más ágiles y entretenidas.
Otro ajuste notable es la sincronización de los contraataques, lo que mejora la urgencia del combate. Se pueden desbloquear nuevos combos pagando a entrenadores una considerable suma de dinero o ayudándolos en misiones. Realizar movimientos como el "golpe maestro" resulta muy satisfactorio, al igual que los contraataques.
Si no eres fanático del combate cuerpo a cuerpo, KCD2 introduce nuevas opciones de ataque a distancia, incluyendo ballestas y armas de fuego. La fidelidad histórica con estos elementos es encomiable, pero en la práctica, son difíciles de usar en batalla. Las ballestas tardan casi medio minuto en cargarse y apuntar, mientras que las armas de fuego tienen una precisión reducida y tiempos de recarga extensos.