LAS ADVERTENCIAS DE LOS CIENTÍFICOS SE ESTÁN CUMPLIENDO: ¡poderosos cataclismos de 2025!

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El mundo apenas ha tenido tiempo de recuperarse de los desastres climáticos de 2024, y la naturaleza ya ha asestado un nuevo golpe devastador a la humanidad. El año 2025 apenas ha comenzado, pero las tres primeras semanas de enero han sido un verdadero desafío para nuestro planeta. En este video, verán los cataclismos más poderosos, anómalos y atípicos que ocurrieron entre el 1 y el 21 de enero.
En enero de 2025, Estados Unidos fue golpeado por tres poderosas tormentas invernales. La primera tormenta, que comenzó el 3 de enero, afectó un área que se extendía desde Kansas hasta Nueva Jersey. Más de 350.000 hogares quedaron sin electricidad y siete personas perdieron la vida. La segunda tormenta azotó el sureste del país el 9 de enero, acompañada de intensas nevadas, lo que también provocó la cancelación de miles de vuelos. En cinco estados se declaró el estado de emergencia. La tercera tormenta, que comenzó el 20 de enero, trajo fuertes nevadas y un descenso extremo de temperaturas en la costa del Golfo de México. La sensación térmica en algunas zonas alcanzó niveles sin precedentes para la región, descendiendo hasta -18 °C. En Alabama, se batió un récord de nevadas diarias de 143 años de antigüedad.
Desde el 7 de enero, incendios forestales arrasaron el sur de California. El fuego consumió un área de 16.000 hectáreas. Como resultado de los incendios, 28 personas perdieron la vida y más de 200.000 residentes fueron evacuados. Las llamas destruyeron más de 12.000 edificios. Los daños causados por los incendios se estiman en más de 250 mil millones de dólares.
Mientras que en el norte de África, en Argelia, desde el 1 de enero se registraron fríos anómalos y nevadas en el desierto, en Rusia, en lugar de las tradicionales heladas de la Epifanía, se observaron deshielos inusuales. Los árboles comenzaron a brotar y florecieron campanillas de invierno. El 9 de enero, en Armavir, la temperatura alcanzó los +17,5 °C.
En Lituania, a principios de año, se estableció un clima otoñal. Las lluvias provocaron inundaciones, y la velocidad del viento alcanzó los 29 m/s.
En Arabia Saudita, desde el 6 de enero, fuertes lluvias torrenciales, acompañadas de granizo y tormentas eléctricas, provocaron inundaciones repentinas y devastadoras.
El 17 de enero, un fuerte temporal azotó la región italiana de Sicilia. En la isla se produjeron tornados inusualmente tempranos para la temporada, que causaron graves daños.
Desde el 15 de enero, una serie de poderosas tormentas golpeó la costa este de Australia. En Sídney, la velocidad del viento alcanzó los 120 km/h, lo que provocó caída de árboles, daños en techos y líneas eléctricas. Más de 200.000 hogares se quedaron sin electricidad. Como consecuencia de las tormentas, una persona perdió la vida.
Los científicos advierten sobre una preocupante tendencia de crecimiento exponencial de la actividad sísmica. En los últimos años, los terremotos de magnitud 5 han ido en aumento, ocurriendo prácticamente a diario y siendo percibidos como algo habitual. Sin embargo, en los últimos seis meses, los terremotos de magnitud 6 o superior se han vuelto más frecuentes en todo el planeta.
A principios del año 2025, esta tendencia ya ha comenzado a acelerarse. En las tres primeras semanas del año, se registraron siete terremotos de esta magnitud.
El más devastador de ellos fue un terremoto de magnitud 6,8, que el 7 de enero sacudió el distrito montañoso de Dingri, en la Región Autónoma del Tíbet, China. Después del terremoto principal, se registraron más de 600 réplicas, con magnitudes de hasta 4,4. Los terremotos destruyeron decenas de aldeas y más de 3600 viviendas. Como resultado del desastre natural, murieron 126 personas y otras 188 resultaron heridas. Miles de personas se quedaron sin hogar en medio de condiciones invernales extremas. Este fue uno de los terremotos más fuertes en la región en las últimas décadas.
La dinámica de las catástrofes climáticas que estamos presenciando confirma con precisión el modelo matemático presentado por un grupo internacional de científicos hace varios años. Y los pronósticos recientes que estos especialistas han hecho para el 2025 no pronostican nada alentador.
Se espera que en el planeta la intensidad de los fenómenos naturales aumente entre un 12 y un 15 % en comparación con el 2024, un año que ya batió récords en muchos aspectos. Y, en ausencia de acciones por parte de la humanidad, no hay razones para esperar una desaceleración o disminución de esta tendencia.
Lamentablemente, las advertencias previas de los científicos sobre el aumento de los cataclismos y la necesidad de que la población se preparara, no fueron tomadas en cuenta, lo que resultó en muchas personas afectadas. Una reacción oportuna ante estas advertencias podría haber evitado la tragedia causada por la negativa de la humanidad a escuchar la verdad.
Hoy en día, tanto para países individuales como para el planeta en su conjunto, se han presentado pronósticos concretos sobre las amenazas climáticas. También se han propuesto soluciones y medidas para hacer frente a estos desafíos. Pero, ¿escuchará la humanidad esta vez? La pregunta sigue abierta…

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