El fruto del Vaticano II después de 60 años: la transformación de la Iglesia católica en una pseudo-Iglesia de la Nueva Era /2.ª parte/

Este video se puede ver también aquí: https://vkpatriarhat.org/es/?p=14743

Suscríbase a los boletines del PCB https://bit.ly/3zyTacR

Hoy en día nos encontramos en una situación en la que se están destruyendo los valores más esenciales de la sociedad y de la familia y se está promoviendo el paganismo. La cuestión es dónde se encuentran las raíces de este proceso pernicioso. La respuesta es estremecedora: las raíces de la invasión del paganismo y de la satanización se remontan al Concilio Vaticano II. El documento Nostra aetate estableció el respeto al paganismo y, por consiguiente, el respeto a los demonios paganos. Se trata de un crimen terrible y un pecado contra el primer mandamiento. Este crimen lo han camuflado deliberadamente con conceptos positivos como respeto, tolerancia, diálogo interreligioso, etc. El fruto es la maldición de Dios que pesa sobre la Iglesia.
Quienes pretendían que el paganismo se abriera paso en el seno de la Iglesia conocían muy bien los principios espirituales. Sabían que la condición para el éxito de la popularización del neopaganismo y del satanismo era precisamente el abuso de la máxima autoridad, es decir, del Concilio y del papa. Tanto el Vaticano II como los papas conciliares y posconciliares son plenamente responsables de la propagación del espíritu herético y de sus metástasis. El proceso autodestructivo de la Iglesia ha llegado a su punto álgido con el pseudopapa Bergoglio.
El Concilio Vaticano II anuló de facto el primer mandamiento, con lo que hizo caer una maldición por promover un antievangelio (v. Ga 1, 8-9). Como resultado, la atmósfera del mundo cambió. Bajo el término «respeto», se legalizó el paganismo en la Iglesia. Esto trajo consigo la inmoralidad, de modo que la sodomía empezó a ser aceptada como forma de vida.
A los que mediaron en la irrupción espiritual del paganismo Bergoglio los ha declarado santos. El hecho es que estos tres pseudosantos papas se anatematizaron a sí mismos y están póstumamente excomulgados de la Iglesia, como lo fue el papa Honorio I. El Concilio Vaticano II es herético y por lo tanto inválido.
Al negar el primer mandamiento del Decálogo, se inició en la Iglesia el proceso de abolición de todos los mandamientos de Dios. Es por eso por lo que el pseudopapa Bergoglio pudo legalizar el pecado nefando de la sodomía en Fiducia supplicans y bendecir las uniones pecaminosas entre personas del mismo sexo. El camino sinodal de Bergoglio materializa la letra y el espíritu del Vaticano II y transforma la Iglesia católica en una anti-Iglesia de la Nueva Era. ¡No es posible una verdadera renovación de la Iglesia hasta que se exponga la raíz del envenenamiento, a saber, el Concilio Vaticano II! El arzobispo Carlo Maria Viganò ha expresado la profunda verdad de que el Vaticano II no se puede reformar, sino que debe abolirse como herético.
Cita de Nostra aetate: «La Iglesia considera con mayor atención en qué consiste su relación con respecto a las religiones no cristianas».
¿Qué consideración con mayor atención si la Palabra de Dios establece claramente en muchos lugares cómo debe ser la relación de la Iglesia con los paganos que adoran a los demonios! Jesús dijo: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado» (Mc 16, 15-16). Esta es la misión obligatoria de la Iglesia, y ninguna consideración con mayor atención de cómo traicionar el Evangelio de Cristo.
Cita de NA: «En cumplimiento de su misión de fomentar la unidad y la caridad entre los hombres y, aún más, entre los pueblos, (la Iglesia) considera aquí, ante todo, aquello que es común a los hombres y que conduce a la mutua solidaridad».
Falsos profetas, teólogos heréticos, han inventado una pseudomisión que hace caso omiso del Evangelio y conduce a un pernicioso sincretismo. No les interesa en absoluto la misión encomendada por Cristo, a saber, predicar el Evangelio para salvar a las almas de la condenación eterna. Boicotean obstinadamente esta misión.
¿Qué clase de unidad o caridad entre los hombres y los pueblos se puede fomentar sin predicar a Cristo Salvador? Esta es la utopía promovida por los francmasones.
Cita de NA: «Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra».
¡Qué descubrimiento tan sensacional ha hecho el Vaticano II! Pero se olvidaron de que Jesús envía a sus discípulos a todas las naciones para predicar el Evangelio incluso al precio del martirio. Todos los apóstoles murieron como mártires al cumplir su misión. Su objetivo no era fusionarse en una comunidad con todos los que tienen un mismo origen y habitan sobre la faz de la tierra. El diablo, los demonios y todos los que están en el infierno también tienen su origen en Dios, pero solo un tonto desearía formar una comunidad con ellos.
Cita de NA: «... (los paganos) tienen también un fin último, que es Dios».
Entonces, ¿por qué el Vaticano II les impide alcanzar este fin último? ¿Por qué paraliza la verdadera misión que proclama a Jesucristo como el único Salvador? Solo Él hace posible que alcancemos este verdadero fin último, que es la felicidad eterna en Dios. Si los apóstoles hubieran seguido la letra y el espíritu de Nostra aetate, el cristianismo habría sido cortado de raíz. Es mentira decir que los paganos, a través de su fe, avanzan hacia el Dios verdadero como fin último. Ellos adoran a los demonios, como indican las Escrituras, y no tienen una fe salvadora. Por lo tanto, estamos obligados a anunciarles a Cristo como Salvador, y no a engañarnos ni a nosotros mismos ni a ellos, como nos incita el Vaticano II.
Cita de NA: «Los hombres esperan de las diversas religiones la respuesta a los enigmas que conmueven íntimamente su corazón: ¿Cuál es el sentido y el fin de nuestra vida? ... ¿Cuál es el camino para conseguir la verdadera felicidad?».
Es un gran engaño crear la impresión de que la gente debe buscar en las pseudoreligiones paganas una explicación de las cuestiones fundamentales de la vida humana. Estas religiones sí dan una explicación, ¡pero es una explicación falsa! Por desgracia, la declaración del Concilio Vaticano II lo oculta a sabiendas.
Cita de NA: «La Iglesia, por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen».
Jesús no nos envía a entablar el diálogo con los paganos, ¡sino a predicarles el Evangelio para que se conviertan de la potestad de Satanás! «Yo te envío para que abras sus ojos (es decir, a los paganos), para que se conviertan de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados» (cf. Hch 26, 17-18). Sin embargo, a través del diálogo con los paganos, los herejes vuelven a poner las almas bajo el poder de Satanás, y, finalmente, las llevan al infierno. El primer diálogo con el diablo terminó trágicamente: la humanidad cayó en la esclavitud del pecado y la muerte.
¡Es el colmo de la hipocresía exhortar a los hijos de la Iglesia que reconozcan, guarden y promuevan el culto a Satanás y a los demonios, mientras dan testimonio de fe y vida cristiana! Si reconocemos y guardamos el camino pagano a la perdición eterna, traicionamos nuestra identidad y la meta que Dios nos ha propuesto: el cielo. Promover los valores culturales paganos significa renunciar a nuestras raíces cristianas. Al entrar en el llamado diálogo vinculado a la escucha, un cristiano engañado tarde o temprano perderá la fe salvadora en Jesucristo. Es una burla querer que luego dé testimonio de fe y vida cristiana.
¿Con qué derecho se atreve el Concilio Vaticano II a oponerse a Jesucristo, su Evangelio y la tradición apostólica? ¿Con qué derecho el Vaticano II boicotea el deber de predicar el Evangelio y lo sustituye por el diálogo suicida, llamado interreligioso?
La declaración Nostra aetate debería titularse: «Cómo traicionar a Cristo y a la Iglesia, y cómo llegar al infierno».
Cita de Nostra aetate: «La Iglesia reprueba cualquier discriminación o vejación realizada por motivos de raza o color, de condición social o religión».
Exactamente la misma afirmación se encuentra en el Tratado de Lisboa. El Tratado de Lisboa ha abolido de hecho el Decálogo sobre el que se construyó la Europa cristiana. Solo falta el término «orientación sexual» en Nostra aetate, pero está ahí de forma encubierta, en la frase «reprueba cualquier discriminación».
¿Cómo es posible que muchos obispos y cardenales de mentalidad conservadora en el Concilio aprobaran tales herejías? ¿Cómo pudieron votar a favor de un programa tan suicida para ellos mismos y para la Iglesia?
La respuesta es que los documentos conciliares contenían términos ambiguos. Fueron preparados por teólogos alemanes con un claro propósito. Ocultaban herejías que más tarde se harían evidentes. Fue un gran engaño y manipulación planificados destinados a la autodestrucción de la Iglesia católica.

+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino

+ Metodio OSBMr + Timoteo OSBMr
Obispos secretarios

7 de enero de 2025