2023/12/22 "LA LEY DE LA FISICA INFLUYE EN EL MATRIMONIO" CLASES PARA MATRIMONIOS

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RESUMEN
TEMA Y DESCRIPCIÓN
El peso que define el movimiento en el matrimonio.
La enseñanza relaciona las leyes de la física, específicamente el movimiento de un columpio, con las dinámicas matrimoniales. Así como un columpio depende del peso y la dirección para mantenerse en movimiento, el matrimonio es influenciado por los principios, emociones y circunstancias que predominan en la vida de la pareja. El objetivo es enseñar a los matrimonios a basar su relación en los principios de la palabra de Dios para alcanzar estabilidad, éxito y una vida espiritual plena.

VERSÍCULOS USADOS Y COMENTARIOS
Josué 1:8-9
"Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas."
Comentario: Este versículo enfatiza la importancia de meditar constantemente en la palabra de Dios. La estabilidad y prosperidad en el matrimonio dependerán de un compromiso intencional con los principios bíblicos, que dan fuerza y valentía para enfrentar las circunstancias.

Proverbios 19:20-21
"Escucha el consejo y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez. Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre, más el consejo de Jehová permanecerá."
Comentario: Este pasaje resalta que la sabiduría en la vida, y en este caso en el matrimonio, proviene de buscar y obedecer el consejo de Dios. Los planes humanos pueden fallar, pero los principios divinos son eternos.

Santiago 1:5
"Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada."
Comentario: Este versículo subraya que, frente a los desafíos matrimoniales, es crucial buscar la dirección de Dios en oración. Él da la sabiduría necesaria para resolver problemas y tomar decisiones correctas.

IDEAS PRINCIPALES Y EXPLICACIONES
El matrimonio como un columpio en movimiento:
La dinámica del matrimonio se asemeja a un columpio que sube y baja dependiendo del peso que lo mueve. Los momentos buenos y malos son inevitables, pero el equilibrio se logra cuando el peso se basa en principios divinos.
La influencia de las emociones y circunstancias:
Las emociones y situaciones externas tienen un impacto directo en la relación matrimonial. Cuando estas predominan sobre los principios bíblicos, generan inestabilidad y conflictos.

La palabra de Dios como el peso central:
La enseñanza insiste en que los matrimonios deben basar sus vidas en la palabra de Dios, ya que esta guía hacia la estabilidad, la resolución de problemas y una vida abundante.

La necesidad del perdón y la reconciliación:
El perdón es fundamental para mantener la unidad en el matrimonio. No resolver los conflictos diarios afecta la relación y la paz espiritual.

IDEAS SECUNDARIAS Y EXPLICACIONES
Cada matrimonio tiene su propia identidad:
No se deben comparar las situaciones de una pareja con las de otra. Cada matrimonio es único y debe buscar soluciones específicas basadas en los principios divinos.

El peligro de buscar soluciones fuera de los principios bíblicos:
Consejos mundanos o soluciones basadas en emociones pueden empeorar las circunstancias. La verdadera dirección proviene de la palabra de Dios.

La importancia de la oración en pareja:
Orar juntos fortalece la relación y permite que Dios sea el centro del matrimonio. Esto incluye orar antes de acostarse y al despertar.

El impacto de las decisiones individuales en el matrimonio:
Cambios pequeños, como el manejo conjunto de finanzas, pueden tener un gran impacto en la unidad y estabilidad del hogar.

APLICACIÓN Y PRÁCTICA EN LA VIDA CRISTIANA
Meditar diariamente en la palabra de Dios:
Tomar tiempo en pareja para leer y reflexionar en la Biblia permite fortalecer la relación y enfrentar los desafíos con una base espiritual sólida.

Establecer principios bíblicos en la relación:
Hacer de la fe, el perdón, la esperanza y la paciencia los pilares de la vida matrimonial para garantizar estabilidad y crecimiento mutuo.

Orar juntos diariamente:
La oración en pareja no solo fortalece el matrimonio, sino que también permite a Dios intervenir en las áreas vulnerables de la relación.

Evitar comparaciones:
Aceptar la singularidad de cada matrimonio y buscar soluciones que se alineen con las necesidades específicas de la pareja.

NOTAS La analogía del columpio como símbolo de la dinámica matrimonial.
1. El impacto de las emociones como principal enemigo de la estabilidad.
2. La importancia de eliminar influencias mundanas que afectan la relación.
3. La necesidad de actuar conforme a los principios bíblicos, incluso en decisiones prácticas como las finanzas.

CONCLUSIÓN
La estabilidad y éxito en el matrimonio dependen de qué peso controla el movimiento. Si se priorizan las emociones y las circunstancias, habrá inestabilidad y conflictos. Sin embargo, cuando el peso se basa en los principios bíblicos, la relación puede prosperar y superar cualquier adversidad.

REFLEXIÓN
El matrimonio es una relación diseñada por Dios para reflejar su amor y propósito. Como cristianos, es nuestra responsabilidad hacer de la palabra de Dios el eje central que guía nuestras decisiones y acciones en la relación. Tomar tiempo para orar, perdonar y meditar en la palabra no solo fortalece el vínculo matrimonial, sino que también glorifica a Dios. Al final, un matrimonio basado en principios bíblicos no solo es exitoso, sino que también es un testimonio vivo del poder transformador de Dios.

TRANSCRIPCION
La ley de la física influye en el matrimonio.

Ahora sí, vamos a empezar este tema tan bueno. Bueno, todos los temas para nuestra vida espiritual son buenos. Que a unos tal vez no nos dan el punto que de pronto necesitamos, pero hay otros que sí. Y le damos gracias a Dios porque, mis hermanos, esta clase se está pasando por YouTube, y los suscriptores… nosotros dijimos, bueno, pues pongámosla para ver, pero más que todo para que vieran los temas que se estaban dando. Al empezar el año teníamos como 30 y algo de suscriptores, muy poquitos. Mis hermanos, ya pasamos los 100. Para nosotros eso es una gran bendición, de que haya personas que están recibiendo estos temas. No por el canal, no por la enseñanza que se da aquí, sino porque de verdad nos ha servido para cada día crecer más. Y los comentarios que hacen son muy positivos. Este programa ha recibido muchos temas en los cuales...
Miren, ¿saben cuál fue el tema más visto en todo lo que hemos hecho en estos ocho años? El tema más visto fue "La economía en el matrimonio". En ese lapso de tiempo lo vieron 245 personas. Entonces hay cosas que afectan a todos en general, y cuando la economía de un país afecta a un lugar, no estamos exentos de que lo que pase afuera nos afecte. Nos puede llegar a afectar. Así es que, bueno, nos da mucha alegría porque también el programa de la radio, increíblemente... Nosotros empezamos, hermano Gabriel, hermana Tamara, cuando estábamos conectados con las cadenas en Colombia. Teníamos hasta 3,000 personas, ¿no es cierto?, que estaban viendo el programa. Ahora que nos desconectamos de todo, estamos llegando a 300 y pico, sin ninguna red ni nada de eso, sino solamente lo que sale de la radio. ¡300 y pico de personas! O sea, que los temas son muy necesarios. Todos tenemos esa necesidad en nuestros hogares.
De alguna manera vamos a vivir circunstancias, vamos a vivir cosas que tenemos que resolver. Lo importante es que las personas están queriendo buscar, están queriendo aprender, y eso es lo que nos da alegría. Porque en estos últimos tiempos, a cómo está la situación, probablemente podríamos ver uno o dos vistas, cinco máximos. Pero poder ver que ya se llega a un promedio de 50 vistas, 35 vistas, ya es algo que uno dice: "Ok, Señor, ¿cuántas personas se pueden salvar?". Cuando estaba en Sodoma y Gomorra, si contábamos 10, ¿podrías tú salvar? Y llegó a estar en cinco, en dos, en una. Entonces, para nosotros es una victoria poder entender que personas pueden entrar y ver programas, que están interesados en salvar a la familia. Es totalmente un éxito rotundo, y necesitamos que oremos por eso como grupo. Ya que ustedes vienen, que están interesados, sigamos orando para que muchas más familias se conecten y muchas más familias puedan empezar a ir por los caminos que el Señor quiere, para que podamos establecer su voluntad aquí en la tierra. ¡Amén!
Por ejemplo, el programa antepasado lo hicieron las mujeres. Los programas fueron muy buenos. Las mujeres que están ahorita, tenemos parejitas: la familia Herrera, la hermana Angélica, el hermano Moschella, el hermano Gabriel, la hermana Tamara. Están involucrados en lo que es el ministerio de familia, en el ministerio de lo que estamos desarrollando. Y tremendos programas hicieron las mujeres. ¿Por qué? Porque hemos aprendido muchas cosas. Miren, estos temas nos enseñan todo el tiempo.
Si estamos sentados acá, no crean que es porque tenemos un matrimonio perfecto. No. Acá hay situaciones, acá hay problemitas, acá hay cosas. Claro, ya sabemos qué tenemos que hacer y cómo hacerlo. Ese es el hecho: que las circunstancias no van a dejar de pasar, pero ya estamos unidos en algo, y es que vamos a ir a la victoria. Así como yo, los hermanos... No sé. ¡Vamos para adelante! Dios va a hacer las cosas, en eso es lo que creemos. Puede estar la situación más difícil, pero vamos con el tema.
Porque si no, me sigo dando vueltas. El tema se llama: "La ley de la física influye en el matrimonio".
¿Qué piensan ustedes? ¿La ley de la física será que influye en el matrimonio? Pero sí da, ¿o no da?
La ley de la física influye en el matrimonio. Pues miren, esto de la ley de la física lo hemos relacionado con el matrimonio más que todo porque la vida del matrimonio es como un columpio, donde hay un peso que mueve ese columpio. Y es muy importante tener en cuenta cuál es el peso que está llevando tu matrimonio, cuál es el movimiento que está teniendo tu matrimonio. Porque el columpio, si ustedes se dan cuenta, a veces está arriba, a veces está abajo, a veces está arriba, a veces está abajo, y está siempre en ese movimiento cuando hay un peso.
Entonces, nosotros tenemos que guiar nuestra vida matrimonial. Lo que es la relación de pareja tiene que llevar un peso que lo mantenga en un movimiento coordinado. Porque van a haber cosas que nos van a llevar arriba y cosas que nos van a llevar abajo. Es bien importante, porque nosotros muchas veces, por las circunstancias, por las situaciones, vamos a tener reacciones. Y depende de dónde estás tú ubicado para que el peso de esa reacción sirva de contrapeso a lo que estás viviendo en ese momento. Pueden estar arriba, como pueden estar abajo.
Ustedes saben que cuando estamos bendecidos y estamos con éxito en el matrimonio, van a haber problemas, van a haber situaciones, circunstancias en las cuales vamos a tener que resolver. Y cuando estamos en la parte de abajo, donde de pronto estamos, como decimos coloquialmente, "en la inmunda", ahí también van a haber situaciones y problemas que vamos a tener que resolver. Todos vamos a estar en ese punto. Entonces, es muy importante que sepamos que la vida no es quieta, la vida es un movimiento en el cual nosotros estamos involucrados. Nosotros llevamos ese ritmo de vida.
Esta sociedad nos lleva en un ritmo muy diferente al de cuando usted vivía en su país. Era otro ritmo, otro ritmo de vida. ¿Por qué? Por el trabajo, por todas las cosas que hacemos, la forma de desarrollarnos, nuestros hijos. Todo es muy distinto. Tanto así, mis hermanos, que cada matrimonio tiene su identidad.
Nosotros podemos ser hijos de Dios, podemos venir a la misma iglesia, pero cada uno de nosotros tiene su identidad como matrimonio. Los problemas tuyos no los vas a resolver pensando que otra pareja va a vivir lo mismo que tú y que esa pareja te va a ayudar a resolver tus problemas. No. El que resuelve los problemas, mire dónde está: aquí. Ningún problema lo vas a resolver esperando a ver quién te dice el consejo perfecto. Aquí están las soluciones de todo.
El problema de nosotros, ¿saben qué es? Que a veces escuchamos a una persona que nos dice algo que ya sabíamos que estaba aquí. Y decimos: "Sí, yo he escuchado algo así, yo he escuchado, pero voy a aplicarlo". ¿Por qué? Porque se lo dijo alguien que de pronto era influenciante en ti. Pero a veces no tenemos en cuenta lo que Dios dice. Tenemos más en cuenta lo que de pronto nos dice un psicólogo.
Y la psicología, en lo general, puede dar una solución a nivel general, pero no es lo tuyo. Porque la psicología maneja masas, maneja datos, estadísticas. "Ah, que el suicidio se da por tal cosa". El suicidio se puede dar en la persona que de pronto es débil en cierta área y se quitó la vida. ¿Ustedes sabían qué día es el que más suicidios se presentan? Del 100% de los suicidios, ¿qué día es el que más se presenta?
En Colombia era el 24 y el 31 de diciembre. ¡Tremendo! ¿Qué día es el que más se presentan aquí, en Estados Unidos? El domingo. ¿Y saben por qué? Porque al día siguiente es lunes. Es un nuevo empezar. Vas a tener que enfrentar las cosas que vienen ya. El domingo tú estás en descanso, estás en la casa, pero al día siguiente vas a tener que enfrentar otra vez la vida, el moverte, el hacer las cosas. Para la mayoría, el domingo es descanso.
Por eso se presenta esa cantidad de suicidios. Porque tienen temor a enfrentar.
Pero por eso es el balance tan importante que debemos tener en la vida, para no llegar a esos puntos. No todos vamos a reaccionar igual. Entonces, la vida de los seres humanos es como un columpio: viene para arriba, viene para abajo. Y las leyes de la física dicen que el peso mayor tendrá el control del movimiento.
...donde están los pesos, hacia dónde va el movimiento. Y lo mismo sucede en los mercados, en el marketing, sucede lo mismo. La empresa que más tiene movimiento y más peso tiene, esa es la que se va a llevar el control del mercado. Eso es lo que pasa. Lo mismo es el columpio, así es la vida.
El peso que tú tengas en tu vida aquí ponga atención a esto del peso, lo que tú cargas en tu vida. Estamos hablando de las cargas. ¿Qué cargas tú tienes en tu vida? ¿Qué peso estás manejando en tu vida que te está llevando en el columpio de la vida? ¿Qué es lo que te está llevando?
Esas áreas tendrán mayor influencia en nuestra vida. ¿Cuáles son? La alegría, la esperanza, la fe. Esas son áreas que deberían hacer peso en nuestra vida, ¿no es cierto? Porque somos hijos de Dios, cristianos.
El entusiasmo, el gozo, el contentamiento. Todo esto debería ser un peso. Ese es el peso al que nos referimos. ¿En dónde estás guiando tú el peso de tu vida? ¿Más hacia las cosas del mundo o más hacia las cosas que Dios dice? Porque cuando nosotros tenemos fe, esperanza, tolerancia, templanza, dominio propio, todas estas cosas nos llevan a llevar un balance en la vida.
Pero si tú te pegas a las cosas del mundo... cuando la persona va hacia el mundo está manejada en sus emociones, en sus sentimientos, en su vulnerabilidad. El ser humano es más vulnerable cuando se pega a las cosas del mundo. ¿Por qué? Porque el mundo maneja las cosas de la carne. ¿Y qué es lo que maneja la carne? Las emociones.
Todo lo que te va manipulando a ti. Si tú te das cuenta, las propagandas, los avisos, todo es manipulación. Y todo te va manejando así. Y si tú te pegas a eso del mundo, la palabra misma dice: "Aquel que se hace amigo del mundo, se hace enemigo de Dios".
Ese es el peso que va a manejar entonces tu vida. Las emociones del mundo, las tristezas del mundo, la depresión del mundo. Porque ahora todo es depresión, todo es ansiedad. Antes era estrés. Todo eso, todo eso lo va manipulando. Y el mundo te ofrece eso.
Mi hermano, el mundo te ofrece todas esas cosas. Es más, te ofrece la medicina para que se te quite la depresión. Miren, hubo un caso especial de una niña que le diagnosticaron depresión. Le empezaron a dar las pastillas, la niña se estaba acostumbrando a esas pastillas, ya no podía vivir sin esas pastillas. Y cuántos casos no sabemos de personas que conocemos, que han estado tomando pastillas para solucionar una cosa y no les ha servido de nada.
¿Por qué? Porque el peso de esa vida, ¿en dónde está? En las cosas del mundo, en sus emociones, en sus sentimientos, en su sentir.
Pero, mis hermanos, Dios nos da un peso que es el que nos lleva al éxito. Y ese éxito va contemplado en todo lo que nos ofrece la palabra de Dios. Todo lo que dice Dios, las promesas que te da, las cosas que ya de por sí, Él ya nos puso por delante de eso. Él venció al enemigo en el Calvario, Él venció al demonio.
Y nosotros a veces exaltamos más lo que el demonio hace que lo que hace Dios. Y supuestamente el enemigo ya está vencido. ¡Amén!
¿Pero saben por qué le damos más fuerza a lo que el enemigo hace? Porque nos estamos dejando todavía llevar del mundo. Y se los digo por nosotros mismos, porque a veces yo veo cosas en mí que todavía jalan para el mundo. Y cuando yo las veo, yo digo: "Oiga, yo no tengo que ir guiado por esas cosas. Yo no tengo que ir hacia eso. Yo tengo que buscar las cosas de Dios".
Empiezo a leer la palabra y Dios me da promesas, y Dios me da firmeza, Dios me da identidad.
Nuestra identidad no debe estar con nada de las cosas del mundo. Nada. Nada. Y me refiero a nada. Usted no tiene que estar buscando las celebraciones del mundo, usted no tiene que estar buscando las playas en el mundo. Porque mucha gente le gusta ir a las playas.
Y yo sé que la playa es linda, chévere, a mí también me gusta. Pero busquemos los sitios especiales para ir a la playa, que estemos en familia o cosas así. Busquemos nuestros sitios especiales. Y nosotros los tenemos. Nosotros no somos parte de esa vida del mundo.
Una vez estuvimos en la playa de, ¿qué fue? ¿Viste Beach? ¿Viste Miami Beach? La playa que queda cerca del downtown de Miami. Mi hermano, nos tocó irnos. Nos tocó irnos porque las cosas que se veían ahí, las golosinas de la carne, lo que la carne mostraba, nos tocó decir: "¡Vamos de acá, rapidito!".
Tenemos que ser así, mis hermanos, porque nosotros tenemos que empezar a rechazar las cosas del mundo. ¿A nosotros nos rechazan por qué? Porque amamos a Cristo. Pues nosotros tenemos que empezar a rechazar lo que el enemigo quiere meternos aquí, mire, por la vista, por la mente.
Él quiere meter ese peso para que cuando lleguen las situaciones en tu matrimonio, ¿qué pasa? La solución no se va a ver, van a generarse más problemas todavía.
Ah sí, pero ¿usted cómo se la pasa viendo mujeres? Si resulta que pasa, que usted le dice a su esposo: "Usted se la pasa viendo mujeres", pero resulta que a usted le gusta ir donde hay muchas mujeres y no en formas muy adecuadas de vestir. Usted lleva a su esposo a sitios donde de pronto no deberían estar, y después se queja de que su esposo ve muchas mujeres.
Entonces, ¿qué estamos haciendo? Una vez, recuerdo que en la radio hubo un tema muy especial que decía que nosotros debemos saber hasta en qué sitios entramos.
Yo, como hijo de Dios, ya sabía que uno no debe entrar a un bar, a un "Hooters". Mi hermano, si tiene ganas de alitas, cómprelas y hágalas en la casa. O hay muchos lugares de alitas donde no tienen que estar las mujeres mostrando casi todo. Porque la vista va a ser guiada al pecado.
Mire, mi hermano, usted por más varón que sea, que diga: "No, yo no voy allá". Mire, déjese de mentir. No mienta, no se mienta a usted mismo ni mienta a los demás. Su vista se va a ir y su pensamiento también.
Oiga, linda... es así. Porque, mi hermano, lo que hizo Dios en los varones fue eso. Ese es un instinto del varón. Eso no es que seamos malos y que eso... no. Es un instinto que Dios puso. Por eso, cuando Adán vio a Eva dijo: "Uy, no, pero esto es carne de mi carne y hueso de mis huesos. ¡Venga para acá!".
Adán dijo: "Listo, yo veo esto y esto es una belleza". ¿Por qué? Porque Dios puso ese instinto en nosotros.
Pero la cuestión es que ese instinto tiene que ser guiado hacia lo que Dios dice en su palabra.
Vamos a leer un versículo que quiero que leamos. Pero, mi hermano, por favor, no lo lea como siempre leemos los versículos. Ya lo hemos leído muchas veces. Leámoslo con conciencia. ¿Qué es lo que Dios nos está diciendo acá?
¡Amén! Vamos a leer Josué 1:8-9. Yo quiero que alguien lo lea, pero mejor dicho, ¡despacio! Como si fuera Cervantes el que nos está hablando. Léalo, hermana.
• "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas".
Amén.
¿Cuáles de estas influencias están más en nuestra vida? Dos preguntas: las emociones y las circunstancias, o una vida de principios.
¿En tu vida qué hay más? ¿Qué más hay en tu vida? ¿Una vida de principios bíblicos o emociones y circunstancias? ¿Qué más hay en la vida de nosotros?
¿Qué es lo que más hay? ¿En qué más piensan ustedes? ¿En qué más pensamos?
En las circunstancias, en las emociones. "¿Cómo me siento? ¿Qué estamos viviendo? Ah, es que mi esposa no me hizo lo que yo quería. Mi esposo no está atento a las cosas que yo quiero".
¿Estamos viviendo una vida de principios bíblicos? Porque a veces sí vienen esas situaciones. Hay veces que como esposos fallamos, y hay veces que las esposas fallan, y hay veces que los hijos fallan. Ninguno es perfecto.
Pero entonces, ¿cómo estás manejando esas situaciones? ¿A través de tus emociones o a través de los principios bíblicos que Dios establece?
Miren lo que dice ese versículo: "Átalas". Atar es vivir con eso, atar es llevarlo a cuestas todo el tiempo. No es solamente aquí en la iglesia; es en tu casa, es donde vas, es en tu trabajo, es con quien te relacionas, es a dónde vas.
Átalas. Esa es la guía de Dios, eso es lo que Dios nos está diciendo. Que nosotros debemos tener eso, pensar en ello de día, de noche.
Mi hermano, usted se va a acostar pensando en eso. "Gracias, Señor, por este día. ¡Wow! Qué lindo, Dios. Qué problema tan tremendo tuvimos hoy, y mira cómo lo resolviste, Padre. ¡Wow! ¡Gloria a Dios por eso!".
Deberíamos acostarnos así, de esa manera. Por eso es que nosotros, en los matrimonios, les decimos: "Levántense y oren. Y antes de acostarse, oren".
Porque así es como llevamos a Dios a nuestros pensamientos. Si tuvimos un problema en el día, mi hermano, en la oración se van a pedir perdón.
El perdón es una de las columnas necesarias en el matrimonio para evitar la hecatombe que se puede venir. No se acuesten malgeniados, no se acuesten con la muralla china en medio de ustedes dos. No, ustedes tienen que derribar esas barreras. Tienen que decir: "No, no podemos quedarnos así, vamos a pedirnos perdón, vamos a resolver esto de una vez".
No hagan eso porque sus pensamientos, cuando ustedes se acuestan, quedan en eso. Y es como que cuando uno duerme queda con eso ahí metido en su mente. Al día siguiente, tú no te vas a levantar en paz.
Es importante, mis hermanos, que nosotros pensemos mucho en esto que estamos hablando. ¿Qué es lo que realmente está influenciando en nuestras vidas? Porque, así como la ley de la física dice que el peso mayor es el que controla el movimiento, vamos a tener que empezar a analizar qué cosas están influenciando nuestra vida para bien o para mal.
Entonces sabemos que, en nuestra vida, nosotros como seres humanos estamos influenciados por circunstancias y emociones, que muchas veces vienen a ser el enemigo número uno de nosotros y del matrimonio.
Pero Dios nos da la otra opción, que puede ser una influencia: la palabra de vida.
La palabra de Dios es la que nos va a dar ese rescate a lo que nosotros como seres humanos sentimos. Porque no podemos negar que tenemos emociones, que tenemos sentimientos, que nos dejamos guiar a veces por circunstancias, que a veces podemos llegar a estar pasando una situación dura, de pronto hasta con los hijos.
Pero tenemos que seguir adelante. No podemos debilitarnos.
Entonces, en el versículo de Josué, el Señor nos motiva primeramente a reflexionar, a meditar en su palabra.
La pregunta es: ¿Lo hacemos? Porque el Señor nos está dando acá, nos está diciendo: "Esfuérzate, sé valiente. Medita en la palabra. Lée la palabra de día y de noche".
Entonces, la pregunta es: ¿Lo estamos haciendo?
¿Personalmente lo estamos haciendo? ¿Matrimonialmente lo estamos haciendo? Porque si meditamos, entonces van a haber resultados. Pero si estamos viendo que nos estamos dejando influenciar más por el mundo y por nuestras emociones, entonces la palabra no está siendo meditada por nosotros.
Entonces el punto es que nosotros tenemos que llegar a ese centro de influencia, que es el que nos va a llevar a una victoria y a un éxito.
Ana Sandra: Mira que, de hecho, también lo que tú dices, es que hay un versículo que dice que la fe viene por el oír la palabra de Dios. O sea, cuando leemos la Biblia y tenemos un problema, nos vamos a llenar de fe y vamos a tomar fuerza.
Y mira también, por ejemplo, hay alabanzas y música cristiana que son basadas en versículos de la Biblia. Entonces, al escuchar esa alabanza, también nosotros vamos a tomar fuerza.
Gabriel: Amén.
Ana Sandra: Pero decías también algo bien cierto, y es que a veces podemos estar luchando entre las emociones, lo que dictan nuestras emociones, cómo amanecemos, o lo que dice la palabra de Dios.
Gabriel: Exacto.
Nos van a venir muchísimas oportunidades en donde vamos a sentirnos en el suelo emocionalmente. Así es. Y no nos podemos llevar por eso.
Ana Sandra: Exacto. Ese es el punto que queremos entrar, de que a veces las emociones son nuestro principal enemigo. Porque si de pronto ustedes, como matrimonio, tuvieron una discusión, entonces esa discusión va a tomar el control.
Y entonces ahí la ley de la física está diciendo: "¿A qué le vas a dar más importancia? ¿Qué peso tiene más ahorita? ¿Lo que pasó anoche o lo que tú has aprendido de cómo amar a tu esposa? ¿O lo que tiene que hacer la esposa para que su esposo se sienta bien y puedan arreglar la situación?".
A eso es a lo que el Señor nos quiere llevar con la palabra. Cuando Él dice: "Mediten, mediten en la palabra y sean valientes".
¿Por qué? Porque las emociones nos hacen vulnerables, ¿a qué? Al desánimo, a la queja, a la decepción, a la depresión, y a muchas otras cosas más.
Mientras que, si nosotros tenemos la influencia de la palabra de Dios, vamos a alcanzar el éxito que necesitamos para mantenernos firmes hasta que la muerte nos separe.
Porque realmente, cuando nosotros nos casamos, hicimos un pacto que es irrevocable. Cuando nosotros nos casamos dijimos: "En la enfermedad, en la salud, en cualquier circunstancia".
Entonces, cuando llega una circunstancia, ¿qué es lo que tiene más peso en tu vida?
Ahí es donde nosotros tenemos que empezar y no dejarnos gobernar por el peso de las emociones.
Porque las emociones nos llevan a pensar mal del cónyuge. Las emociones nos llevan a tomar una decisión de divorcio. Las emociones nos dicen: "No quiero perdonar. ¿Y por qué tantas veces? ¿Cómo así que 70 veces siete? Entonces, ¿yo tengo que aguantarme a esta persona que no cambia?".
¿Qué estás haciendo tú para ayudar a tu esposa o a tu esposo para que logre escalar al siguiente nivel que Dios está esperando?
Ana Sandra: Así es.
Gabriel: Y aparte de eso, eso no quiere decir que tú no vas a sentir emociones. Por ejemplo, como llorar, sentir tristeza o a veces hasta aburrimiento.
Ana Sandra: Sí, como aburrimiento.
Gabriel: No digamos depresión, pero a veces uno se siente aburrido de las cosas, de que siguen pasando lo mismo. También uno se siente ya aburrido. Otra vez igual. Se vuelve una rutina ya de problemas, rutinas y rutinas y rutinas.
Vivimos en una rutina y decimos: "Oiga, ¿hasta cuándo?". Ahí es donde dice: "El perdón otra vez". Perdón.
Pero entonces, todo esto que acaba de explicar Sandra es realmente el centro del peso que nosotros tenemos que empezar a manejar en nuestras vidas: el peso de lo que va a empezar a manejar qué pesa más en tu conciencia.
¿Los principios que tienes o las situaciones y circunstancias?
Miren, nosotros vivimos una situación con nuestro hijo. La situación se tornó tan difícil que los dos, pensando, los dos ya no sabíamos qué hacer.
Ya no sabíamos qué hacer. Y entonces uno empieza a buscar consejo, ¿no? ¿Qué nos podrá decir? ¿Qué nos podrá guiar? Y entonces uno empieza a buscar personas que tengan la misma situación para ver si me aconsejan.
Y entonces buscamos a unas personas que... Sí, escuchábamos, pero decíamos: "Es que no es... o sea, mi hijo no es así".
Mi hermano, déjeme decirle que, si usted busca soluciones esperando que otra persona le dé la solución, mi hermano, no va a poder ser. Porque usted vive diferente que las demás personas.
Su relación con sus hijos es diferente. La relación de su matrimonio es distinta a la de otro.
Un venezolano casado con una venezolana es diferente porque tienen las mismas cosas, a diferencia de un venezolano casado con una colombiana. Van a tener otras situaciones muy diferentes.
Incluso entre el mismo venezolano es diferente. Entre el mismo colombiano, entre el mismo... Diré. Cada persona tiene su forma de ser.
Dios nos hizo únicos. Entonces, las situaciones de tu hogar, puede que de pronto algún consejo que escuches o…
Miren, mis hermanos, díganme si no. A veces las prédicas, la misma palabra, a veces los versículos como que te están hablando de lo que tú estás viviendo en ese momento.
Y tú dices: "¡Qué! Un momento. Eso lo estoy viviendo yo ahorita".
Y Dios te dice: "No temas. Yo tengo promesas para ti. Tú eres parte del pueblo mío, linaje escogido, real sacerdocio".
Si nosotros empezamos a creer lo que Dios dice, mi hermano, y somos hijos de Dios que creemos en Él, entonces lo que dice lo aplicamos. Somos real sacerdocio, somos linaje escogido.
Y no es para darnos ínfulas delante de los hombres. No. Es que somos linaje escogido delante de Dios.
Lo que tú haces es delante de Dios que lo estás haciendo, no delante de los hombres.
Los hombres no te van a solucionar nada de lo que tú estás viviendo ahorita. El que te lo da es Dios. ¿Por qué? Porque tú estás delante de Él.
Tú ya no estás delante de una sociedad. Tú vas más allá. Estás delante del creador de esa sociedad. Estás delante de Él, de su presencia.
Ana Sandra: No queremos decir que el consejo es malo.
Gabriel: No, no, no. En cuenta, en lo que mi esposa quiere decir es que cada familia tiene un caso diferente. Por más parecido que sea a otra familia, el temperamento, la cultura influyen de otra manera para poder solucionarlo.
Entonces, lo más importante es guiarnos por la palabra de Dios.
Si la persona que te está dando el consejo es una persona que está guiada por la palabra de Dios, toma el consejo.
Pero si tú estás buscando consejo en una persona que tiene problemas, que de pronto sí tuvo la solución con sus hijos, pero está en el mundo, no puedes decir: "Esa es la persona que yo tengo que seguir o que esa persona me está diciendo".
Porque esa persona no está siendo guiada por la palabra de Dios.
Porque esa persona no está siendo guiada por la palabra de Dios. De pronto sí pudo haber tenido algunas pautas para ayudar a su hijo, pero la palabra de Dios es la que se fija, entonces necesitamos tener cuidado de a quién pedimos consejo. Porque no todo el mundo va a dar un consejo basado en la palabra de Dios.
Por ejemplo, una madre cuyo hijo era muy especial, o sea, el último hijo, ella lo quería cuidar. Entonces, para que su hijo no se fuera para la calle, para que no estuviera fuera relacionado con gente porque creía en Dios, decía: "No, mi hijo, yo no quiero que él vaya a hacer cosas por allá. Mejor que esté en la casa". Entonces decía: "Igual, que traiga a su noviecita y se quede con ella la noche aquí en casa".
¿Ustedes dicen que ese es un consejo de parte de Dios?
Mis hermanos, a ella le solucionó su problema con su hijo porque no quería que él saliera para ningún lado. Pero ¿cómo lo solucionó? Con la forma del mundo.
Nosotros no podemos guiarnos por eso. Y no estoy diciendo que el consejo sea malo, no. Estoy diciendo que no busquemos el consejo donde no debe ser.
Ahora nosotros, por ejemplo, cuando damos consejería a los matrimonios, cada caso es diferente. Es más, hay parejas que nos han llegado con el mismo problema, pero las situaciones son diferentes. Es el mismo problema, pero las circunstancias son distintas.
Son personas muy diferentes, son reacciones muy diferentes, temperamentos diferentes. Los temperamentos reaccionan diferente dependiendo de la forma de vida de cada uno.
Entonces tenemos que buscar la fuente que nos va a dar ese peso para poder manejar nuestra vida con éxito, y esa fuente es la palabra de Dios.
Es el consejo basado en la palabra de Dios. Son bases bíblicas.
Nosotros no podemos estar recibiendo consejos de cuestiones que nos dan pastillitas, o de cosas que nos dicen: "Haga esto, pero no importa que le pase esto".
Es decir, que te sugieran cometer un pecado para borrar otro pecado.
Por eso estamos hablando de que las influencias emocionales y circunstanciales nos pueden llevar a buscar soluciones en el área del mundo, en esa parte donde el ser humano es pecaminoso.
Entonces, es algo vulnerable en el ser humano. ¿Por qué? Porque si buscas la solución en el área que no es la espiritual, sino la mundana, vas a irte por un camino errado y te vas a hundir más todavía.
Porque cuando las emociones están vulnerables es cuando Satanás se aprovecha para hundirte más todavía en el pozo cenagoso.
En cambio, cuando nosotros buscamos la solución en la palabra de Dios y nos acercamos más a meditar en su palabra, vamos a poder tener una solución a lo que estamos enfrentando.
Pero necesitamos aferrarnos a las normas de vida que el Señor nos regala en su palabra.
Gabriel: Amén.
Ana Sandra: En la radio, por ejemplo, a veces nos llaman y nos piden consejos para ciertas situaciones. Hay casos en los cuales de pronto no podemos dar el consejo en ese momento. Pero, ¿qué hacemos con la persona?
Le decimos: "Busque a su pastor. ¿Usted asiste a una iglesia? Busque a su pastor o a un líder que le pueda guiar". Porque tenemos que buscar esa presencia de Dios en nosotros siempre.
Mi hermano, ¿problemas de plata? Busque la presencia de Dios. ¿Problemas en su relación matrimonial? Busque la presencia de Dios. ¿Problemas con sus hijos? Busque la presencia de Dios.
No busque otro consejo, mi hermano.
Y muchas veces ya sabemos, nosotros que somos conocedores de la palabra, que estamos leyendo, que venimos a las prédicas, asistimos a conferencias, seminarios. Ya somos conocedores de lo que tenemos que hacer, pero no lo queremos hacer.
Entonces ahí es donde tenemos que analizar: ¿Será que soy rebelde? ¿Será que hay algo de rebeldía en mí que no me deja obedecer lo que la palabra de Dios me dice?
Por ejemplo, hemos tenido ya seminarios con parejas a las cuales les hemos dicho: "Hagan una cuenta conjunta". Después de que pasamos el seminario, que supuestamente la palabra de Dios trajo claridad, les preguntamos: "¿Ya hicieron la cuenta conjunta?".
"No, todavía no la hemos hecho, es que estamos solucionando una cosa, estamos solucionando otra".
Entonces, queremos éxito, hay problemas emocionales en la familia por causa de las finanzas, y todavía no estás poniendo en orden eso, sabiendo que ya tienes la respuesta, que ya Dios te lo ha hablado más de 10,000 veces.
Entonces, ¿hacia dónde vamos?
Miren, en ese programa sobre la economía en el matrimonio, que fue el tema más visto, hubo una persona que decía que tenían cuentas separadas, pero que escucharon el programa. Cuando nosotros damos el seminario, siempre les decimos: "Ustedes no deben tener cuentas separadas, deben tener cuentas conjuntas. Es para su hogar, son uno solo, y uno solo en todo".
Esa persona lo hizo. Dijo: "Hermano, eso ha sido una bendición para nosotros en todo el manejo de la situación, nos hemos unido más, hemos estado más preocupados por la casa, estamos más pendientes hasta de lo que antes no estábamos pendientes".
Es algo increíble, pero un solo cambio que tú hagas en tu vida, de acuerdo con lo que Dios establece, mi hermano, va a traer unas bendiciones grandes, de esas que tú dices: "¿Por qué no lo hice antes?".
Y les hablo yo, que fui uno de los rebeldes que no quería hacer cosas que Dios me decía. Orgulloso hasta la médula.
Y era de los que decían: "No, eso no puede ser así. Pero ¿quién me dice eso? ¿Dónde dice eso?". Le alegaba hasta a los pastores. Les decía: "No, señor, yo no voy a hacer eso".
Cuando empecé a hacerlo, cuando empecé a incluir las cosas de Dios... Pero Dios fue el que me tuvo que mostrar las cosas. Dios fue el que me cogió por mi cuenta.
Me dijo: "¿No quieres hacerlo? Venga, yo le muestro cómo es la cuestión".
Y ahí sí, ahí sí, mi hermano, ahí sí vemos la diferencia. Porque cuando tú te alejas de los principios de Dios para aplicarlos en tu vida, ¿sabes qué vas a vivir? Consecuencias.
Y las consecuencias, por lo general, siempre llevan a una situación peor.
Ana Sandra: Y el problema es que, si no lo hacemos, vamos a durar como el pueblo de Israel, 40 años dando vueltas en el desierto.
¿Queremos una vida de desierto o una vida abundante? Entonces, necesitamos tomar esa decisión: ¿Qué va a influenciar más tu vida?
¿Qué es lo que realmente voy a dejar que influencie y tenga más peso? ¿Que controle el movimiento?
¿La palabra de Dios, viviendo principios bíblicos en mi hogar? ¿O dejarme influenciar por mis emociones, que me van a llevar al mundo y a destruir mi matrimonio?
Gabriel: Amén.
Ana Sandra: Y, mis hermanos, cuando uno no quiere depender y hacer caso a la voluntad de Dios en nuestra vida, el Señor va cerrando puertas.
Hasta que dentro de un tiempo decimos: "¡Wow, lo hice! ¿Y qué pasó?".
Lo hemos reflejado en los doce espías. Fueron dos los que dijeron: "Vamos, poseámosla". Dios les dijo que la poseyeran, pero dudaron. Y tuvo que pasar toda esa generación para que pudieran poseerla.
Si Dios nos dice y nos muestra algo que tenemos que cambiar para que algo en nuestra vida mejore, debemos hacerlo. Porque, al fin y al cabo, nos va a mostrar y perseverar en eso que estamos fallando hasta que lo cambiemos.
Y cuando lo cambiemos, decimos: "Ah, mira, pasamos tantas circunstancias que pudimos haber evitado porque hoy ya lo cambiamos y lo solucionamos".
Gabriel: Eso que acabas de decir, hermana, me acuerda de algo. Dios, cuando dice tomar las riendas de la vida de uno porque lo ama, uno se da cuenta después que Dios lo ama de una manera tremenda.
Cuando yo llegué a este país, agarré trabajo, y de todo. Pero mi orgullo empezó a levantarse, a levantarse.
¿Por qué? Porque yo era el que estaba manejando dólares, empecé a manejar cosas grandes, y yo decía: "¡Qué bien!".
Pero llegó un momento, mi hermano... Por eso es tan importante no depender de las cosas del mundo. No dependas del dinero, no dependas de tu posición, no dependas de tu título. Mis hermanos, tengan cuidado con eso.
Porque cuando Dios dice: "Te voy a enseñar", ¡ay, papacito! Mire, a mí me tocó.
Cuando Dios tomó las riendas de todo lo que tenía que hacer en mí, tuve que buscar trabajo debajo de un puente, en Hialeah. Me paraba debajo de un puente a esperar si me recogían.
Una vez un señor dijo: "¿Necesito trabajadores para talar?".
Y yo fui corriendo. Cuando vi, fue una cantidad de hombres que se tiraron a esa camioneta. Me empujaron, me tiraron al suelo.
Y yo, tirado en el suelo, decía: "¿Y ahora, para mi familia? ¿Cómo hago para mi familia?".
Dios me arrastró hasta el suelo. Porque cuando Él te da una bendición, mi hermano, no es para que te creas tú. Es para darle la gloria, es para ser humildes, es para llevar las cosas como deben ser.
No te creas más que los demás porque estudiaste mucho, porque tienes institutos bíblicos encima.
Si nosotros sabemos hacer el bien y no lo hacemos, el Señor dice que eso le es pecado.
Hagamos el bien a nuestro cónyuge. Por más que pasemos circunstancias difíciles en el matrimonio, hagamos el bien. Porque a su tiempo vamos a cosechar.
Gabriel: Amén. Y, para concluir, vivamos bajo principios bíblicos y busquemos siempre agradar a Dios en nuestras decisiones. Amén.

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