“MEJOR ES PERRO VIVO QUE LEON MUERTO” Pastor Ryan Crossley

1 month ago
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11/17/2024 11:30AM
“MEJOR ES PERRO VIVO QUE LEON MUERTO”
RESUMEN
TEMA
El pastor aborda el poder de la esperanza, un elemento clave en la vida cristiana que a menudo se pasa por alto en comparación con la fe y el amor. La prédica explica cómo la esperanza nos sostiene en momentos de incertidumbre, adversidad y espera prolongada. Mientras la fe nos ancla al presente y el amor nos impulsa a actuar, la esperanza nos conecta con el futuro y las promesas de Dios, permitiéndonos perseverar incluso cuando todo parece perdido.

VERSICULOS USADOS
1 Corintios 13:11-13
"Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor."
Este pasaje resalta tres elementos eternos: la fe, la esperanza y el amor. Aunque el amor es el mayor, la esperanza tiene su lugar único. El pastor enfatiza que, aunque a menudo pasemos por etapas de confusión o incertidumbre, la esperanza nos permite esperar el cumplimiento total de las promesas de Dios.

Eclesiastés 9:1-4
"Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. Todo acontece de la misma manera a todos: un mismo suceso ocurre al justo y al limpio, al bueno y al no limpio, al que sacrifica y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol: que un mismo suceso acontece a todos. Y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal, e insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos. Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto."
Salomón describe la incertidumbre y los altibajos de la vida, pero afirma que mientras haya vida, hay esperanza. El pastor usa esta metáfora para recordarnos que no importa cuán difícil sea la situación, siempre hay posibilidad de un cambio cuando permanecemos vivos en Dios.

Génesis 3:15
"Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar."
Este versículo demuestra el amor de Dios al dar la primera profecía mesiánica, pero también la esperanza de la humanidad: la redención futura a través de Cristo.

Juan 3:16
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna."
Este versículo muestra el amor supremo de Dios que da base a nuestra esperanza. La cruz no solo es el cumplimiento del amor divino, sino también de nuestra esperanza eterna en Él.

Hebreos 11:1-2
"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos."
El capítulo entero describe a los héroes de la fe. El pastor explica que, aunque estos personajes tuvieron una fe fuerte, su esperanza en las promesas de Dios fue lo que les permitió perseverar.

Santiago 2:26
"Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta."
Aquí se resalta cómo la fe debe conducir a la acción. Aunque la esperanza no siempre implica acción inmediata, es lo que nos impulsa a mantenernos firmes.

Rut 1:12
"Volvéos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos..."
El pastor utiliza esta primera mención de la palabra tikvá (esperanza) para destacar cómo la esperanza es una cuerda que nos conecta con el cumplimiento de las promesas de Dios.

Esdras 9:8
"Y ahora por un breve momento ha habido misericordia de parte de Jehová nuestro Dios, para dejarnos un remanente libre, y para darnos un lugar seguro en su santuario, a fin de alumbrar nuestro Dios nuestros ojos, y darnos un poco de vida en medio de nuestra servidumbre."
Este versículo refuerza cómo Dios no abandona a Su pueblo, aun cuando han fallado. La esperanza se mantiene viva gracias a Su misericordia.

IDEAS PRINCIPALES
La esperanza es fundamental para la vida cristiana:
Aunque la fe y el amor suelen ser el enfoque principal, la esperanza es igualmente necesaria. Nos permite ver más allá de las circunstancias actuales y confiar en el futuro que Dios ha prometido.

La esperanza sostiene en la incertidumbre:
A diferencia de la fe, que actúa en el presente, la esperanza mira hacia el futuro con confianza, especialmente en tiempos de sufrimiento o espera prolongada.

La esperanza no avergüenza:
Basada en las promesas de Dios, la esperanza es un ancla que nos mantiene firmes cuando todo a nuestro alrededor parece derrumbarse.

La esperanza es activa, no pasiva:
Es como una cuerda que nos conecta con las promesas de Dios. No se trata de resignarse, sino de mantenerse firmes y confiados.

IDEAS SECUNDARIAS
Diferencias entre fe y esperanza:
La fe se basa en la confianza en el carácter de Dios y Su fidelidad en el presente. La esperanza, por otro lado, anticipa el cumplimiento de Sus promesas en el futuro.

La esperanza se fortalece en comunidad:
Ejemplos como los 33 mineros chilenos y el Campamento Esperanza muestran cómo la unidad y la fe compartida pueden avivar la esperanza en momentos críticos.

El enemigo busca robar la esperanza:
Las circunstancias difíciles a menudo intentan alejarnos de la esperanza, pero debemos aferrarnos a las promesas de Dios.

APLICACIÓN Y PRACTICA EN LA VIDA CRISTIANA
Aférrate a las promesas de Dios:
Incluso si parece que solo queda un hilo de esperanza, confía en que Dios tiene el control.

Ora con esperanza, no solo con fe:
Cuando las respuestas no llegan inmediatamente, sigue orando con la confianza de que Dios actuará a Su tiempo.

Fortalece tu esperanza en la Palabra de Dios:
Leer y meditar en las Escrituras aviva nuestra esperanza al recordarnos las promesas de Dios.

Apoya a otros en su esperanza:
Sé cómo los familiares en el Campamento Esperanza. Ora por otros, anímalos y refuerza su confianza en Dios.

NOTAS
Historia de los mineros chilenos:
El pastor usó esta poderosa historia para ilustrar cómo la esperanza puede sostenernos incluso en la oscuridad total.

Testimonio personal:
Compartió su experiencia con su esposa y el diagnóstico médico, mostrando cómo la esperanza los llevó a confiar en Dios hasta que el milagro ocurrió.

Metáfora del "chihuahua y el dogo argentino":
Una ilustración sencilla pero profunda que nos recuerda que mientras haya vida, hay esperanza, aunque estemos en situaciones aparentemente imposibles.

CONCLUSION
El pastor concluyó afirmando que, aunque la fe y el amor son fundamentales, hay momentos en que lo único que nos sostiene es la esperanza. La esperanza nos recuerda que Dios no ha terminado con nosotros y que Su fidelidad es constante. Aferrarnos a esa cuerda, aunque sea delgada, nos conecta con las promesas de Dios y nos permite perseverar en la adversidad.

REFLEXION
Esta prédica nos desafía a reconsiderar el papel de la esperanza en nuestra vida cristiana. La esperanza es lo que nos permite avanzar cuando la fe parece débil y las circunstancias son inciertas. Nos invita a confiar en que Dios está obrando, incluso cuando no vemos el resultado inmediato. Es un recordatorio poderoso de que, en Cristo, siempre hay esperanza, sin importar cuán difícil sea la situación.
¡Amen!
Dios lo bendiga.

TRANSCRIPCION
Vamos a leer en 1 Corintios, capítulo trece, y después quiero leer uno de mis versículos favoritos en la Biblia porque me hace reír un poco. Lo vamos a leer en Eclesiastés, capítulo nueve. Pero primero vamos a 1 Corintios 13:11:

"Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; más entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como fui conocido."

Es obvio que la Biblia nos está dejando saber que hay cosas que no vamos a ver claramente. Van a haber cosas que, de cierta manera, nos dejarán un poco confundidos, un poco inciertos. Pero dice: "Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor."

Ahora vamos a Eclesiastés, capítulo nueve, versículo cuatro, pero en sí vamos desde el uno. Porque estas son las palabras de un anciano que, para mí, el libro de Eclesiastés de principio a fin es casi como una gran queja de un anciano. Es más que eso: es una observación, una reflexión, pero él habla como... ya me lo imagino diciendo: "Los ojos nunca se sacian, los oídos nunca se sacian. ¡Vanidad de vanidades!". Ya lo veo.

Mire lo que dice Salomón aquí:

"Ciertamente he dado mi corazón a todas estas cosas para declarar todo esto: que los justos y los sabios, y sus obras, están en la mano de Dios; que sea amor o que sea odio, no lo saben los hombres; todo está delante de ellos. Todo acontece de la misma manera a todos: un mismo suceso ocurre al justo y al limpio, al bueno y al no limpio, al que sacrifica y al que no sacrifica; como al bueno, así al que peca; al que jura, como al que teme el juramento. Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol: que un mismo suceso acontece a todos. Y también que el corazón de los hijos de los hombres está lleno de mal, y de insensatez en su corazón durante su vida; y después de esto se van a los muertos."

Pero me gusta el versículo cuatro que dice: "Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto."

Se quiere titular... no lo titulé esta mañana, pero para el segundo culto: "Mejor es perro vivo que león muerto." Mire al que está a su lado y dígale: "Somos perros vivos". ¡Amén! Yo no sé si eres un pitbull o algo, ¡pero algo eres! ¡Gloria a Dios!

Oremos juntos. Señor Jesús, te doy gracias porque tú has sido fiel. Ayúdame a comunicar lo que has puesto en mi corazón. Yo siento, Señor, que quieres ayudar a alguien hoy que viene un poco cargado, afligido, mirando oscuramente por la vida. Danos algo especial en el nombre de Jesús. ¿Cuántos pueden decir amén? Amén. Puede tomar su lugar en el nombre de Jesús.

Yo estaba realmente pidiéndole a Dios en estos últimos días qué es lo que Él quería para alguien que necesita ayuda, y sentí esto muy fuerte. He leído 1 Corintios 13 muchas veces. Es conocido como el capítulo del amor. Le puede preguntar a cualquier teólogo cuál es el capítulo del amor, e inmediatamente te van a llevar a 1 Corintios 13: "El amor todo lo sufre, todo lo soporta..." Al final dice: "El amor nunca deja de ser; las profecías se acabarán, las lenguas cesarán." Nos deja saber que podemos dar todo a los pobres, y si lo hacemos sin amor, no tiene valor. Podemos entregar nuestros cuerpos a ser quemados, pero si no lo hacemos con amor, es vacío.

1 Corintios 13, para mí y para todos, siempre ha tenido como énfasis el amor. Pero al final del capítulo, el apóstol nos presenta algo que parece no ser el tema del capítulo. Él ha hablado desde el principio sobre el amor, pero termina diciendo que hay tres cosas que permanecen: la fe, la esperanza y el amor. Y el mayor de estos tres es el amor.

Entonces, para mí es impresionante. Lo estaba pensando: qué tema tan poderoso es el tema del amor. Lo vemos desde el principio en la Palabra de Dios. Cuando el hombre cae, realmente Dios pudo haber destruido a Adán y Eva y haber comenzado de nuevo. Él es Dios; pudo haber dicho: "Estos dos ya me fallaron, mejor comienzo de nuevo". Pero se demuestra el amor de Dios desde el inicio cuando Él se acerca con misericordia. Amén. De hecho, está más enojado con la serpiente que con el hombre y la mujer, aunque ellos tienen que vivir las consecuencias de lo que hicieron.

En Génesis 3:15, el amor nos da la primera profecía mesiánica, donde Dios mira a esa serpiente y le deja saber que la simiente de la mujer aplastará su cabeza. En otras palabras, un día una mujer dará a luz al Mesías, Dios mismo manifestado en carne, que aplastará la cabeza de esa serpiente. La serpiente herirá el calcañar, pero Dios aplastará su cabeza. Ahí, en Génesis 3:15, Dios demuestra su amor por la humanidad y proyecta un futuro donde redimirá al hombre.

La máxima expresión del amor de Dios es la cruz del Calvario. Yo doy gracias a Dios por la cruz del Calvario. La Biblia dice en Juan 3:16: "De tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, más tenga vida eterna." El amor llevó a Dios a hacer algo que realmente es un misterio: que Él haga algo así por nosotros.

El amor existe porque Dios es amor. Amén. Es un tema de gran magnitud. Cuando le preguntaron a Jesús cuál era el primer y gran mandamiento, Él respondió: "Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, con toda tu fuerza y con toda tu mente." Y añadió: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Todos los mandamientos de Dios cuelgan sobre amar a Dios y amar a tu prójimo. Así de poderoso y grande es el tema del amor. No puedes ser salvo sin amar a Dios. No puedes ser salvo sin amar a tu prójimo. El tema del amor es grandísimo.

Ahora, si yo le preguntara cuál es el capítulo de la fe, ¿qué me dirían? Estudiosos, ¿qué capítulo? Hebreos 11. El amor tiene su capítulo, y la fe también. En Hebreos 11 encontramos una lista de héroes de la fe. Habla de Abraham, quien dejó su tierra y su parentela para buscar una ciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios. Habla de Jacob, de Moisés, y de tantos otros. Incluso menciona a personas no nombradas que dieron sus cuerpos en martirio porque creían y no negarían su fe.

La Biblia dice que estos héroes de la fe están incompletos sin nosotros. Significa que nosotros, aquí, somos la continuación del capítulo de la fe. Tal vez no te sientas como un Abraham, un David o un Isaac, pero la Biblia dice que ellos están incompletos sin nosotros. Aleluya. Tenemos una nube de testigos que nos rodea y nos observa mientras corremos esta carrera, y la corremos con fe.

La Biblia dice que la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve. Sin fe es imposible agradar a Dios. La fe es el primer paso de salvación. No puedes ser salvo sin primero tener fe en Dios. Santiago nos dice que nuestra fe es comprobada por las obras que hacemos, porque la fe nos mueve a la acción. Yo doy gracias a Dios por la fe. Todos tenemos una medida de fe. Nadie puede decir: "Yo no tengo fe." Aunque sea pequeña, como un grano de mostaza, esa fe puede mover montañas.

Confieso algo: cuando leo 1 Corintios 13, mi enfoque nunca ha sido la esperanza. Está ahí, en el "sándwich" entre la fe y el amor, pero no parece tener el mismo impacto. Hablamos mucho de la fe: hacemos la oración de fe, tenemos el don de fe entre los nueve dones espirituales. El fruto del Espíritu comienza con amor, y todo se edifica sobre esa base. Pero ¿y la esperanza? ¿Qué nivel tiene esta palabra?

Me puse a pensar en estos días: la fe, la esperanza y el amor son las tres cosas que permanecen. Son constantes y eternas. La fe es fundamental, el amor es el mayor, pero la esperanza tiene su lugar. Mejor es ser un perro vivo que un león muerto. Un perro vivo tal vez no tenga mucha fe, pero tiene esperanza.

Recuerdo una vez en Argentina, donde hay unos perros bien grandes llamados dogos argentinos. Si quieres ver un perro que te imponga respeto o temor, mira un dogo argentino. Son impresionantes, típicamente blancos, y entre los perros más temidos del mundo. Cerca de nuestro vecindario había una familia que tenía un dogo argentino, y también había una mujer con un chihuahua pequeñito. Un día, mientras paseaban a sus perros, ocurrió algo que nunca olvidaré.

De repente, se escucharon unos gritos desesperados. Salimos a ver qué sucedía y ahí estaba el dogo, sosteniendo al chihuahua con las dos patitas fuera de su boca. ¡Era una escena impresionante! Pero en mi mente solo pensaba: "¡Ese chihuahua aún tiene esperanza!" Tal vez estaba en una situación imposible, con solo dos patitas fuera, pero mejor ser un perro vivo que un león muerto. No sé qué pasó con ese chihuahua, si sobrevivió o no, pero esa imagen se quedó grabada en mi mente como un ejemplo de esperanza.

Hay un dibujo que quizás han visto: un pelícano que intenta tragarse a un sapo. El cuerpo del sapo ya está dentro de la boca del ave, pero el sapo tiene las manos alrededor del cuello del pelícano, impidiendo que lo trague. Eso, hermanos, es esperanza. A veces no es fe, a veces no es amor, sino la decisión de agarrarse a algo y creer que las cosas no van a terminar así. Hay una promesa en Dios. Yo no sé cómo ni cuándo, pero creo que Dios tiene algo mejor.

El 5 de agosto del 2010, el mundo entero puso su atención en el desierto de Atacama, en Chile. Una mina de cobre y oro en San José colapsó, atrapando a 33 mineros a 2,300 pies de profundidad durante 69 días. Fue un colapso catastrófico; la roca que bloqueó el acceso pesaba 700 mil toneladas. Esos hombres quedaron cortados del acceso a la superficie y del contacto humano. Además, las medidas de seguridad de la mina eran deficientes, y no había un plan inmediato de rescate. Era una situación desesperada.

Los 33 hombres estaban confinados en un espacio de apenas 540 pies cuadrados, con suministros limitados para dos o tres días: algunas latas de atún, un poco de pan y una pequeña cantidad de leche. El agua que tenían era de los tanques industriales, destinada para enfriar máquinas, apenas potable. La temperatura en esa mina alcanzaba los 95 grados con una alta humedad, y la oscuridad era total, excepto por las lámparas de sus cascos.

Inicialmente, entraron en pánico. Muchos temían que iban a morir de hambre o por falta de rescate. Pero había un minero, Luis Urzúa, que comprendió que la supervivencia dependería de su capacidad para unirse y organizarse. Adoptaron estrategias para extender los suministros y mantener el ánimo. A cada minero solo se le permitía una cucharada de atún al día y un sorbo de leche. Dividieron las tareas, trabajaron en equipo, y comenzaron a hacer oraciones diarias dirigidas por Mario Sepúlveda y otros.

Mientras tanto, las familias de los mineros establecieron un campamento fuera de la mina. Lo llamaron "Campamento Esperanza." Hicieron vigilias y clamaron a Dios día y noche. Diecisiete días después del colapso, un equipo de rescate logró perforar un pequeño agujero que alcanzó a los mineros. Cuando retiraron la perforadora, encontraron una nota que decía: "Estamos bien en el refugio, los 33."

Esa fue una señal de esperanza. Comenzaron a enviarles alimentos, medicinas y luces. Los psicólogos trabajaron para ayudarlos a manejar el estrés y evitar la desesperación. Pero, aunque hubo contacto al día 17, el rescate completo no ocurrió hasta el día 69. La esperanza fue lo que los sostuvo durante esos días de incertidumbre.

Los ingenieros diseñaron una cápsula llamada "Fénix" para extraer a los mineros uno por uno. El proceso era lento: cada viaje hacia arriba tomaba entre 15 y 20 minutos. Finalmente, el 12 y 13 de octubre, después de dos meses bajo tierra, todos los mineros fueron rescatados. Cada salida fue recibida con gritos de júbilo en el Campamento Esperanza. No se perdió ni uno.

Déjeme decirle algo: la fe y el amor son fundamentales, pero hay momentos en que lo que necesitamos más que nada es esperanza. La esperanza nos dice: "Aunque esté oscuro, aunque no entienda lo que está pasando, todavía creo que Dios tiene un plan."

La esperanza es diferente a la fe. La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. La fe es una certeza, una convicción, algo firme. La esperanza, en cambio, es mirar hacia el futuro, creer que algo bueno vendrá, aunque todo a tu alrededor diga lo contrario. Mientras que la fe nos ancla al presente, la esperanza nos enfoca en el porvenir. Por eso la Biblia dice que nosotros no somos como los que no tienen esperanza.

A veces luchamos más con la esperanza que con la fe, porque la esperanza es a largo plazo. Es más difícil de sostener porque significa esperar. La fe puede ser inmediata, pero la esperanza nos pide paciencia. "Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas." La esperanza nos mantiene cuando los tiempos son inciertos, cuando las respuestas no llegan rápidamente.

Los rabinos describen la fe y la esperanza de esta manera: imagínate que estás plantando una semilla. La fe es la creencia de que la tierra nutrirá la semilla y que el sol y la lluvia llegarán como Dios lo ha ordenado. Es una confianza activa en el proceso establecido por Dios. Pero la esperanza, dicen ellos, es el gozo anticipado de la cosecha. Es lo que sostiene al agricultor durante el periodo de espera, incluso cuando enfrenta sequías o dificultades.

Quiero decirte algo esta mañana: no estoy minimizando la fe ni el amor, pero hay momentos en que lo que más necesitamos es esperanza. ¿Cuántos tienen algo en la vida que aún no se ha cumplido? ¿Algo por lo que han estado orando, esperando, y todavía no ha llegado? Eso requiere esperanza.

La primera vez que la palabra "esperanza" aparece en la Biblia es en el libro de Rut. Noemí había perdido a su esposo y a sus hijos, y se encontraba sola con sus dos nueras. Les dijo: "Vuelvan a sus casas, porque yo ya no tengo esperanza. Aun si encontrara un esposo y tuviera hijos, ustedes no podrían esperar a que crecieran para casarse con ellos." La palabra "esperanza" que utiliza Noemí es "tikvá", que significa "colgar de una cuerda".

En inglés, hay una frase que dice: "I’m at the end of my rope" ("Estoy al final de mi cuerda"). Es una expresión que usamos cuando estamos desesperados, cuando sentimos que todo está perdido, pero seguimos agarrándonos de lo poco que queda. Eso, hermanos, es esperanza.

En el libro de Josué, cuando los espías visitaron a Rahab, le dijeron que colgara un cordón rojo fuera de su ventana. Esa cuerda representaba la promesa de que su casa sería salva. La palabra hebrea para "cuerda" en ese pasaje es la misma palabra: "tikvá." Esa cuerda era su esperanza. Aunque no sabía cuándo vendría el rescate, Rahab se aferró a esa esperanza.

A veces, lo único que necesitas hacer es agarrarte de la cuerda con todas tus fuerzas. Aunque no veas cómo ni cuándo llegará la respuesta, sigue creyendo. Dios no ha terminado contigo. Todavía hay esperanza. Tus hijos pueden regresar a los caminos del Señor. Tu matrimonio puede ser restaurado. Tu cuerpo puede ser sanado. Aférrate a esa cuerda.

Déjame compartir algo personal. Mi esposa y yo tuvimos a nuestro primer hijo, Andrew, y planeábamos tener más hijos después de dos años. Pero cuando llegó el momento, algo estaba mal. Intentamos durante años, pero no podíamos concebir. Fuimos al médico, y nos dieron un diagnóstico devastador: "Nunca tendrán más hijos sin intervención médica."

Mi esposa salió de la consulta llorando. Me dijo: "Ryan, soy el problema. Mis trompas están completamente bloqueadas. Ni siquiera el líquido que usaron para el examen pudo pasar." Nos fuimos a casa con esa sentencia del médico. Yo seguí predicando, seguí confiando en Dios, pero ya no era una cuestión de fe. Era una cuestión de esperanza.

Recuerdo que habíamos estado pagando un seguro de maternidad, pero decidimos cancelarlo porque parecía inútil. Antes de cancelarlo, mi esposa dijo: "Voy a hacerme un examen más, aunque sé que no estoy embarazada." Esa no era fe; eso era esperanza. Se hizo el examen... y salió positivo. Dios nos bendijo con no uno, sino cuatro hijos más.

Quiero decirte esta mañana: tal vez ya tienes fe, tal vez ya tienes amor, pero necesitas avivar tu esperanza. Aférrate a esa cuerda. Cree que Dios puede hacer algo más en tu vida.

Alguien necesita entender que la esperanza no se trata de verlo todo claro en el momento. Se trata de creer que Dios todavía tiene algo preparado, incluso cuando las circunstancias no lo indican. No es fácil, hermanos. A veces la esperanza es lo único que nos mantiene vivos espiritualmente.

"Mejor es perro vivo que león muerto." Tal vez te sientes como ese chihuahua en las fauces del dogo argentino, pero aún tienes esperanza. Aunque solo quede un hilo de esa cuerda, agárrate. La Biblia dice que los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas. La esperanza no solo nos sostiene, sino que también nos renueva y nos da el ánimo para seguir adelante.

Quiero compartir otro ejemplo. ¿Recuerdan a Abraham y Sara? Por años esperaron la promesa de un hijo, pero parecía imposible. En un momento, Dios les pidió algo curioso: Abraham debía orar para que el vientre de otras mujeres se abriera, a pesar de que el vientre de su propia esposa seguía cerrado. ¿Cómo se sentiría Abraham? Pero así es Dios. A veces, necesitas unirte a la esperanza de otros para que Dios conecte esa esperanza con Su voluntad.

Quiero que hagamos algo esta mañana. Únete a la persona que está a tu lado. Pregúntale si necesita algo, y juntos oren con esperanza. Tal vez has estado orando por años, pero todavía hay una promesa. Todavía hay una respuesta en camino. Agárrate a esa cuerda. No somos como los que no tienen esperanza. Dios está atento a tus necesidades.

Tal vez estás pasando por una situación difícil. Tal vez sientes que estás atrapado como esos mineros en Chile, en completa oscuridad, sin ver una salida. Pero déjame decirte algo: Dios no se ha olvidado de ti. El Campamento Esperanza sigue en pie. Hay una cuerda colgando de tu ventana, y mientras mantengas esa cuerda, Dios hará algo en tu vida.

Voy a terminar con esto. Hay un versículo en Esdras que dice: "Nosotros hemos pecado contra nuestro Dios, pero a pesar de esto, aún hay esperanza para Israel." Qué hermoso, ¿verdad? Aunque falles, aunque te sientas abatido, aún hay esperanza. No permitas que el enemigo te robe esa esperanza.

Ahora, mientras cerramos este momento, quiero que levantes tus manos al cielo. Comienza a declarar en fe, pero también con esperanza: "Señor, no suelto la cuerda. Me aferro a Tus promesas." Puede que tardes días, meses o años, pero Dios cumple lo que promete.

Vamos a orar juntos. Señor Jesús, aviva la esperanza en nuestros corazones. Para aquellos que han perdido la fe, aquellos que se sienten atrapados en la oscuridad, trae luz. Llénanos de esperanza. Fortalece a cada persona que está aquí. Que podamos seguir adelante sabiendo que Tú no has terminado con nosotros.

Si estás orando por tu matrimonio, por tus hijos, por tus finanzas o tu salud, declara con esperanza que Dios tiene el control. Puede que las cosas no cambien de inmediato, pero agárrate a esa cuerda. Dios no te soltará. La esperanza no avergüenza.

Vamos, alaba al Señor. Canta, ora, declara que hay esperanza. Dios todavía puede obrar en tu vida. No importa cuánto tiempo lleves esperando, Él no llega tarde. Aférrate a esa esperanza. Aférrate a la cuerda. Todavía hay promesas por cumplirse. Todavía hay esperanza.

Amén y amén. Que Dios les bendiga. ¡Hay esperanza!

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