Sergio y Maxi Son Detectives (Video Hecho por IA).

Como no teníamos más créditos no pudimos continuar la historia en video, pero si quieren saber más la historia continúa acá:

Sergio y Maxi caminan en silencio por el callejón, siguiendo las huellas dejadas por la figura que vieron. El ambiente se siente pesado, como si las sombras mismas guardaran secretos. Maxi rompe el silencio: “¿Sabes, Sergio? A veces me pregunto si hacemos esto porque queremos encontrar respuestas o porque simplemente no sabemos hacer otra cosa.”

Sergio, sin apartar la vista de los muros grafiteados, responde: “Quizás ambas cosas, Maxi. Pero, de todos modos, las preguntas suelen ser más interesantes que las respuestas.”

Llegan a un edificio abandonado al final del callejón. La puerta está entreabierta, y una suave corriente de aire frío sale de su interior. Sin decir una palabra, ambos entran. El silencio dentro es casi absoluto, roto solo por el eco de sus pasos en el suelo de madera. El lugar parece haberse congelado en el tiempo: muebles polvorientos, papeles esparcidos y viejas fotografías enmarcadas en las paredes. Las imágenes muestran a personas con miradas vacías, casi inquietantes.

Sergio examina una de las fotos y se da cuenta de que una figura en el fondo parece idéntica a la que vieron en el callejón. “¿Lo ves, Maxi? Parece que hemos estado siguiendo algo que ha estado aquí mucho antes de nosotros.”

Maxi observa la foto y frunce el ceño, pensativo. “Es una coincidencia. Solo porque todo esto parece un escenario de película no significa que lo sea. Alguien quiere hacernos creer en fantasmas.”

De repente, escuchan pasos arriba. Ambos suben las escaleras de madera, que crujen a cada paso. Al llegar al segundo piso, encuentran una sala oscura, iluminada solo por una pequeña lámpara de aceite en una esquina. Allí, sentada en una silla, está la figura que vieron antes: un hombre mayor, de rostro inexpresivo y ojos profundos, que los observa en silencio.

Sergio toma la palabra. “¿Quién eres y por qué nos has traído aquí?”

El hombre sonríe, como si hubiera esperado esa pregunta. “Ustedes me buscan porque no pueden aceptar la simplicidad de la realidad. No hay sombras, no hay misterios, solo interpretaciones… ustedes, al final, son las verdaderas sombras, escapando de una verdad que no les gusta.”

Maxi, frustrado, da un paso adelante. “No estamos aquí para jugar a la filosofía barata. Solo queremos respuestas. ¿Qué está pasando con la gente que desaparece?”

El hombre suspira. “Están huyendo de sí mismos. Esta ciudad se alimenta de la desesperación, de aquellos que pierden el rumbo en busca de significados inexistentes. Ustedes, más que nadie, deberían saberlo.”

De pronto, la lámpara parpadea, y la figura del hombre parece difuminarse en la penumbra. Sergio y Maxi retroceden, pero en un parpadeo, el hombre desaparece, dejando solo la silla vacía y una pequeña nota en el suelo. Maxi la recoge y lee en voz alta: “Para conocer la verdad, primero deben aprender a perderse en las sombras.”

Sergio suspira, mirando hacia el oscuro pasillo. “Quizá sea cierto. Quizá estamos aquí para buscar, no para encontrar.”

Maxi guarda la nota en su bolsillo, y con una media sonrisa, dice: “Bueno, entonces será mejor que nos acostumbremos a las sombras.”

Ambos salen del edificio, sin respuestas claras, pero con una extraña paz en la incertidumbre. Mientras se alejan, las luces de la calle se apagan una a una, como si la ciudad los observara en silencio, satisfecha con el juego.

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