Reflexión tras la publicación de la entrevista con el Arzbpo. C. M. Viganò del 13 de agosto de 2024

2 months ago
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El lanzamiento de la excomunión contra el arzobispo Carlo Maria Viganò es un delito judicial y una grave difamación. ¡No hace falta decir que la excomunión es nula y sin efecto! Hay que señalar que el arzobispo Viganò nunca podría haber sido excomulgado por Bergoglio, ya que nunca había estado en comunión con este archihereje. El arzobispo está en unión con Cristo y con la doctrina católica, no con las herejías.
Cualquier católico que no sea hereje, sino fiel a Cristo, no puede tener unión interior con el archihereje público Bergoglio, que ha usurpado la autoridad papal. Está meridianamente claro para cualquiera que use la razón que quien defiende a Jesucristo, Su Evangelio y la fe y la tradición católicas no puede ser tachado de cismático por su fidelidad. En cambio, el usurpador del papado, Bergoglio, que ha dejado de lado las enseñanzas de Cristo y los mandamientos de Dios y ha introducido su doctrina sodomítica diametralmente opuesta al Evangelio de Cristo, es un apóstata público. Bergoglio socava deliberadamente los fundamentos mismos de las enseñanzas de Cristo y destruye la fe salvadora, todo ello bajo el manto de palabrería piadosa. No solo cometió idolatría, sino que se consagró públicamente a Satanás en Canadá en 2022 bajo la guía de un brujo.
En los tres primeros siglos, los cristianos sufrieron sangrientas persecuciones por negarse a hacer un gesto de respeto hacia las religiones paganas, es decir, hacia los demonios. Se les obligaba a echar aunque fuera un grano de incienso al fuego para rendirlos culto. Esto se consideraba un gesto de adoración a ellos. A los que se negaban a hacerlo se les sometía a las más crueles torturas y a la muerte. Muchos cristianos, por debilidad, sucumbieron al miedo y ofrecieron sacrificios a deidades paganas. Llegada la libertad y terminada la cruel persecución, a los que traicionaron los demás cristianos les llamaron «traditores» o apóstatas. Fueron expulsados de la Iglesia y despreciados por el pueblo. La cuestión de la readmisión de los traditores en la Iglesia la abordaron san Cipriano, san Agustín y otros, puesto que muchos cristianos ya no querían aceptar a los traditores en la Iglesia debido a su negación pública de Cristo. Cuando se tomó la decisión de admitirlos, generalmente se les impuso una vida de severa penitencia.
El usurpador del papado Bergoglio es un supertraditor comparado con estos traditores. Entronizó a la Pachamama en el Vaticano no bajo presión, sino con propósito, y luego se consagró a Satanás y a los demonios paganos en Canadá, sentando así un precedente. Intencionadamente dio la impresión como si la consagración al Dios verdadero en el bautismo y la consagración a Satanás bajo la dirección de un hechicero fueran lo mismo, es decir, ¡como si Dios y Satanás fueran uno! ¡Este gesto público y escandaloso de idolatría y herejía del más alto grado lo cometió este falso papa! Un año después, introdujo una doctrina falsa y sustituyó el Evangelio de Cristo por un pseudoevangelio sodomítico. ¡Y este mayor apóstata en la historia de la Iglesia ha obligado absurdamente a todos a la obediencia! También se presenta risiblemente como el vicario de Cristo en la tierra, ¡aunque se ha entregado a Satanás!
Bergoglio les toma el pelo a los católicos. Este apóstata, aventurero y satanista excluye descaradamente de la Iglesia católica a un testigo de Cristo que resguarda el Evangelio de Cristo y la doctrina católica arriesgando su propia vida. Y lo trágico es que los llamados católicos ortodoxos que reivindican la herencia del arzobispo Lefebvre, como el obispo Schneider y el profesor Mattei, se toman en serio esta bufonada de Bergoglio. Incluso generan una opinión pública entre los católicos ortodoxos como si el héroe de la fe —Monseñor Viganò— fuera castigado con razón como apóstata de la fe y la tradición católica. Esto es una señal de que el obispo Schneider y el profesor Mattei tienen la unidad de espíritu con Bergoglio y no con Cristo.
Está perfectamente claro que cualquier obispo, sacerdote, religioso o católico común que esté en unión interior con Bergoglio, le obedezca y se someta a él, renuncia públicamente a Jesucristo como su Salvador y se convierte en un traditor, un apóstata de Cristo y de la fe católica.
En estos tiempos de apostasía bergogliana global de Cristo y de la fe católica, el valiente arzobispo Carlo Maria Viganò alza su voz con claridad. Como ex funcionario del Vaticano y ex nuncio, defiende la fe salvadora y la doctrina católica ortodoxa. Bergoglio, el usurpador y supertraditor consagrado a Satanás, que ha atraído sobre sí múltiples anatemas y excomuniones, decreta una supuesta excomunión contra el fiel apóstol de Cristo por su fidelidad a Cristo y a la Iglesia católica. ¡Esto es una tragicomedia!
Durante tres años, Bergoglio ha estado llevando a los católicos de las barbas por el llamado camino sinodal, del que nadie sabía qué era ni adónde conducía. No fue hasta el 18 de diciembre de 2023, antes de Navidad, cuando puso las cartas boca arriba y escandalizó a todos los católicos con bendecir el pecado de sodomía. Con la declaración doctrinal Fiducia supplicans, obligó a todos los obispos a bendecirlo también en virtud de la llamada santa obediencia y bajo la amenaza de duras sanciones que incluyen la destitución del cargo episcopal.
Es una paradoja flagrante que Bergoglio obligue a obispos y sacerdotes, en virtud de la obediencia, a apostatar públicamente. Es un truco verdaderamente satánico. Convierte a obispos y sacerdotes en traditores, traidores a Cristo. Con su Fiducia supplicans ha demostrado clara y públicamente ante el mundo entero que no sirve a Cristo, sino a Satanás. La tragedia es que la mayoría de los obispos, excepto en África y algunos países de Europa del Este, han aceptado Fiducia supplicans y han cometido traición. Este pecado de apostasía es mucho más grave que el de los traditores que, temiendo crueles torturas, arrojaron un grano de incienso ante los ídolos.
El pseudopapa Bergoglio, con su Fiducia supplicans, ha transformado insidiosa y subrepticiamente a la Iglesia católica en una pseudo-Iglesia del Anticristo con un antievangelio sodomítico. ¡Quienes permanecen voluntariamente bajo el dominio del usurpador Bergoglio, que se ha entregado a Satanás, siguen su camino sinodal hacia la condenación eterna!
Con la declaración Fiducia supplicans, Bergoglio ha negado uno de los pecados más graves, que es la sodomía, y, por lo tanto, ha negado asimismo los demás pecados. De hecho, ha desechado el Decálogo. Negar la realidad del pecado es también negar la realidad del sacrificio redentor de Cristo, ofrecido por nuestros pecados. Bergoglio no sólo ha derogado el Decálogo, sino que también ha eliminado el Credo. Al hacerlo, ha suprimido la esencia misma del cristianismo y la esencia de la Iglesia católica. La estructura católica externa con sus mecanismos legales ha permanecido, pero Bergoglio la ha utilizado como instrumento de su poder para transformar la Iglesia o, en otras palabras, para lograr su autodestrucción. De este modo, ha transferido imperceptiblemente a todos los católicos a su anti-Iglesia, que conduce sigilosamente a las almas a la perdición. Así pues, todo católico, si quiere salvarse, debe separarse de este archihereje, como lo ha hecho el arzobispo Carlo Maria Viganò como precedente. Todos deben contar con que Bergoglio los castigue ridículamente por ello, como si hubieran cometido el supuesto delito de cisma.
Con su propaganda transgénero, Bergoglio se burla descaradamente de Dios Creador. Se ríe insolentemente de las repetidas advertencias de Dios contra el pecado de la sodomía. Por este pecado, Dios amenaza con el fuego temporal (2 P 2, 6) y el fuego eterno (Judas 7). Bergoglio se mofa del Apóstol de las naciones, san Pablo, quien advierte contra la sodomía en varios lugares de sus epístolas. Bergoglio también se burla de la Palabra de Dios en Ga 1, 8-9: «Si alguien os anuncia un evangelio diferente, sea anatema». Él anuncia públicamente y sin pudor un antievangelio sodomítico y hace caso omiso al hecho de que ha incurrido en múltiples anatemas, así como en las múltiples excomuniones latae sententiae por herejías, por idolatría reiterada y por rebelión contra Dios al legalizar la sodomía. Bergoglio se ha excomulgado a sí mismo del cuerpo místico de Cristo y de la Iglesia visible. El cardenal san Roberto Belarmino enseña: «Un papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho cesa de ser papa y cabeza, así como por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro del cuerpo de la Iglesia».
Preguntémonos primeramente: ¿Bergoglio es un papa legítimo o ilegítimo? De lo anterior se desprende una respuesta clarísima: Bergoglio es un papa ilegítimo y, por lo tanto, todo lo que hace e impone como obligación es inválido, ineficaz y no vincula en conciencia.
Preguntémonos en segundo lugar: ¿Es posible llamar cisma a la separación de un papa ilegítimo? ¡No!
El arzobispo Viganò, clara y públicamente, basándose en la doctrina católica y desde una posición de autoridad, señaló que Bergoglio era un papa ilegítimo. Por ello, Bergoglio lo excomulgó grotescamente de la Iglesia católica. Ya en 2018, por el bien de la Iglesia, con el objetivo de su reavivamiento y la salvación de las almas, el arzobispo exigió la renuncia de Bergoglio. Es por esto que ahora está literalmente condenado a muerte junto con Cristo.
En la entrevista, se le preguntó al arzobispo Viganò: «¿Dónde vive usted? ¿En Suiza, en Estados Unidos o cerca de Viterbo?». El arzobispo respondió que le habían advertido que su vida estaba en peligro y por eso no vivía en un lugar fijo. Mencionó la misteriosa muerte del cardenal Pell y también la de su predecesor, el nuncio apostólico en Washington, Pietro Sambi. Podríamos añadir: «Las zorras tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos», pero el pastor fiel a Cristo no tiene «dónde recostar la cabeza». Este es el destino del discípulo de Cristo, apóstol de Cristo y mártir incruento, el arzobispo Carlo Maria Viganò. Él sostiene fielmente la bandera de Cristo y de la Iglesia católica en esta era del Anticristo. Bergoglio, en cambio, sostiene la bandera arcoíris del Anticristo con el antievangelio sodomítico. A pesar de todas las amenazas, burlas y denigraciones, el pastor de Cristo, Carlo Maria, sigue proclamando valientemente la verdad, sea conveniente o no.
Estimados obispos y sacerdotes, Carlo Maria Viganò es un reproche para vosotros. Despertad y daos cuenta de que por vuestra cobardía os habéis transformado en la anti-Iglesia de la Nueva Era de Satanás. Su jefe es el archihereje Bergoglio, que ocupa el papado y abusa de él para conseguir la autodestrucción de la Iglesia católica y arrastrar a masas de almas a la perdición eterna. Decidid ahora bajo qué bandera queréis estar: ¿Bajo la bandera de Cristo o bajo la bandera del Anticristo?

+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino

+ Metodio OSBMr + Timoteo OSBMr
Obispos secretarios

16 de septiembre de 2024

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