La respuesta del Arzbpo. C. M. Viganò al discurso de Bergoglio en Singapur y a la apostasía abierta de quien se presenta como cabeza de la Iglesia

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Bergoglio concluyó su 45º viaje «apostólico», durante el cual visitó Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.
En un encuentro interreligioso con jóvenes en Singapur el 13 de septiembre, Bergoglio declaró: «Todas las religiones son un camino para llegar a Dios. Son —hago una comparación— como diferentes idiomas, diferentes dialectos, para llegar allí. Pero Dios es Dios para todos. Y como Dios es Dios para todos, todos somos hijos de Dios. “¡Pero mi Dios es más importante que el tuyo!” ¿Es esto cierto? Sólo hay un Dios y nosotros, nuestras religiones, son idiomas, caminos para llegar a Dios. Algunos son sikhs, algunos son musulmanes, algunos son hindúes, algunos son cristianos, pero son caminos diferentes».

Respuesta del arzobispo Carlo Maria Viganò:
«“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Jn 14,6).
Bergoglio, con sus declaraciones impías dirigidas a los jóvenes de Singapur de que “todas las religiones son un camino para llegar a Dios”, ofende la majestad de Dios, traiciona la revelación divina, pisotea los principales misterios de nuestra fe y anula el sacrificio redentor del Hijo de Dios, nuestro Señor Jesucristo.
Sus palabras mentirosas son particularmente insidiosas porque van dirigidas a las nuevas generaciones, a las que Bergoglio engaña haciéndoles creer que es posible salvarse sin reconocer que Jesucristo es el Hijo de Dios, el único Salvador, y que Su Iglesia es la única arca de salvación. “Yo soy la puerta” (Jn 10,9), dijo nuestro Señor de sí mismo. Negar esta verdad es apostatar de la fe y pisotear la cruz. Hacerlo desde el trono más alto es un escándalo de una gravedad sin precedentes, superado solo por el silencio cobarde o cómplice de la mayoría del episcopado.
La “passio Ecclesiæ” se cumple en la traición de una autoridad usurpada, de un nuevo Sanedrín igualmente apóstata».

Lo que más escandaliza al arzobispo Carlo Maria Viganò es el hecho de que los obispos, sucesores de los apóstoles, toleren la abierta apostasía de Bergoglio:
«¿Cómo puede un sucesor de los apóstoles tolerar la abierta apostasía de la fe de quien se presenta como cabeza de la Iglesia?
Lo que nos escandaliza y llena de horror no es tanto la serie de provocaciones monomaníacas de Bergoglio, que ahora ha demostrado su naturaleza rebelde y apóstata, sino más bien la complicidad cobarde de todo el episcopado. No entiendo cómo un sucesor de los apóstoles puede tolerar la abierta apostasía de la fe de quien se presenta como cabeza de la Iglesia, como si se tratara de los desvaríos de una persona perturbada a la que no se le debe prestar demasiada atención. Pienso con horror en lo que nuestro Señor les imputará cuando comparezcan ante Él y tengan que dar cuenta de su silencio ante la destrucción sistemática de la Iglesia. Estos son los pecados por los cuales la jerarquía debe arrepentirse y pedir perdón».