Colaborar con China - un enfoque racional para la estabilidad global

El mundo debería relacionarse con China y comerciar con ella en lugar de aislarla y convertirla en un adversario. Cuando digo “el mundo”, me refiero principalmente a las naciones anglosajonas, que temen perder su dominio ante China. Estados Unidos, en particular, está preocupado por el fin de su supremacía global, una situación que él mismo creó y no es culpa de China. Al principio, Occidente cosechó los beneficios de la notable productividad y los precios competitivos de China. Grandes corporaciones como Apple, Microsoft y Tesla decidieron fabricar sus productos en China, y los consumidores globales pudieron permitirse tecnologías avanzadas producidas allí.

Las sanciones nunca han sido un arma eficaz, especialmente cuando las utiliza Occidente para suprimir la competencia. Vivimos en un mundo dirigido por líderes corruptos, colocados en el poder por un puñado de familias que controlan los asuntos globales. Las mismas élites que expresan preocupación por el ascenso de China son las que se benefician masivamente del auge económico de ese país. La hipocresía es evidente cuando muchos miembros del Congreso de Estados Unidos e incluso de la Casa Blanca están vinculados financieramente con China. Es como si un ladrón llamara enemigo a su benefactor. Ésta es la absurda, casi dantesca comedia de mentiras que estamos viviendo hoy.