Comentario a la entrevista con el arzobispo C. M. Viganò sobre la Iglesia del Anticristo /2.ª parte/

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El arzobispo Carlo Maria Viganò sigue aclarando el grave problema de la existencia de la Iglesia profunda de Bergoglio.
El arzobispo C. M. Viganò: Pero la Iglesia profunda no se manifiesta oficialmente como tal, porque perdería inmediatamente su poder sobre los fieles. Su propósito es hacer que la gente acepte no tanto y no solo este o aquel cambio de doctrina, de moral, de liturgia, sino el cambio mismo, es decir, la idea de una revolución permanente según la cual la enseñanza de la Iglesia debe cambiar e incluso contradecirse según las diferentes épocas y contextos culturales. Una vez que la Iglesia profunda ha conseguido que se acepte este principio, puede actuar en todos los frentes, contradiciendo lo que la Iglesia enseñó hasta el Vaticano II.
Comentario del PCB: El arzobispo Viganò muestra que se pretende cambiar la forma de pensar de los católicos para que acepten que la Iglesia debe experimentar un cambio permanente. No se debe preguntar: «¿Por qué tal cambio?» ni objetar que los dogmas son inmutables, que sin ellos la Iglesia no es Iglesia y que la salvación no puede confundirse con la condenación. No se admite tal diálogo. Los pilares existenciales fundamentales se cambian autoritariamente. La aceptación del principio del cambio, es decir, la idea de la revolución permanente, es la base para que los masones lleven a término la autodestrucción de la Iglesia católica. El cambio de paradigma consiste en lograr la unión completa con el espíritu del mundo, es decir, con el arquitecto diabólico que hace de la Iglesia católica su instrumento de rebelión contra Dios. Los católicos engañados que sigan aferrándose a Bergoglio obtendrán la recompensa eterna en el infierno y harán caer una maldición sobre las naciones.
El cardenal Besungu es un ejemplo. Cuando intentó gestionar la aceptación de la ideología LGTBQ en África mediante la traición a la Iglesia, empezó con una manipulación estratégica en el Sínodo de octubre. Dijo que el Señor aún tenía que mostrarnos cuál debía ser ahora nuestra relación con las personas LGTBQ. Besungu, en unión con Bergoglio, sirve a un señor diferente, pero continúa enmascarándose ante el pueblo africano como si fuera Dios quien exigiera un cambio de actitud hacia el pecado que clama al cielo. Viendo que el ambiente en África podría llevar a la separación del archihereje Bergoglio y a la salvación de la Iglesia, como jefe de todos los obispos africanos, aparenta estratégicamente no aceptar la bendición de la sodomía en esta etapa. En realidad, está preparando paulatinamente el terreno para impulsar lo contrario.
De hecho, el único cambio constante que debe tener lugar en la Iglesia es el arrepentimiento constante. El hombre, por su pecaminosidad, tiende a creer en mentiras y debe cambiar constantemente su forma de pensar según las normas del Evangelio (Mc 1, 15) y así volver continuamente a Dios. Pero este cambio necesario y constante no lo quieren los seguidores de la pseudo-Iglesia. Más bien cambian los dogmas y las leyes de Dios. Detrás de este cambio no está el Espíritu Santo, sino el espíritu del Anticristo. Es un cambio suicida que conduce a la muerte temporal y eterna. La pseudo-Iglesia ha ocupado la Iglesia católica y actúa bajo su bandera para seducir a naciones enteras y hundirlas a ellas y al mundo entero en la destrucción. Esta trágica realidad la ha sacado valientemente a la luz el arzobispo Viganò.
El arzobispo C. M. Viganò: Los fieles y clérigos que no son conscientes de este engaño siguen perteneciendo a la Iglesia católica, por supuesto, igual que habrían pertenecido a la Iglesia de hace cien años.
Comentario del PCB: Monseñor Viganò tiene en cuenta la realidad de que hay creyentes y clérigos que no son conscientes del engaño dentro de la Iglesia y han conservado la fe transmitida por sus padres y abuelos, en la que viven y mueren. Sin embargo, el arzobispo continúa explicando la situación de quienes se consideran miembros de la llamada Iglesia conciliar con pleno conocimiento de causa.
El arzobispo C. M. Viganò: Los que se consideran miembros de la «Iglesia conciliar» habrían sido condenados como herejes hace cien años y, por tanto, no pueden considerarse ni siquiera hoy en comunión con la Iglesia católica.
Comentario del PCB: El arzobispo continúa señalando la paradoja de la superposición de dos entidades antitéticas: la Iglesia y la anti-Iglesia:
El arzobispo C. M. Viganò: La paradoja es que el jefe de la «Iglesia conciliar», que es un hereje y apóstata, también puede ser considerado pontífice de la santa Iglesia católica romana, y usurpar a Nuestro Señor la voz de Su Esposa para deshonrarla a ella y a Jesucristo mismo.
Aquí también tenemos una superposición de dos entidades ―Iglesia y anti-Iglesia― en la misma jerarquía, y esto es lo que constituye el «golpe maestro de Satanás» que el arzobispo Lefebvre denunció desde el principio.
Comentario del PCB: Esta situación de superposición de dos entidades ―Iglesia y anti-Iglesia― es muy grave. Eso es porque quienes hoy no son conscientes del engaño, mañana serán arrastrados magistralmente a aceptar los nuevos paradigmas. Entonces se enterarán de que compartimos, por así decirlo, un mismo dios con los paganos, o comenzarán a pensar ingenuamente que ya es posible bendecir a los sodomitas. Poco a poco, este espíritu de mentira y muerte, que reina a través de Bergoglio, cambiará la mentalidad de los católicos. Por eso es tan necesario encontrar sacerdotes y laicos que tengan el valor de separarse de acuerdo con la verdad conocida. Al hacerlo, sentarán un precedente salvador, aunque sean tachados de cismáticos y apóstatas por la secta de Bergoglio.
Pero si no se encuentran tales héroes, entonces incluso los sinceros perderán gradualmente su fe salvadora en virtud de la santa obediencia a la falsa autoridad. Hoy, los obispos y sacerdotes son más culpables que la gente corriente, porque ya tienen la posibilidad de unirse al verdadero arzobispo católico, Carlo Maria Viganò. Si bien hasta ahora no estaban bien orientados, a través de él han recibido ahora un análisis preciso del estado de la Iglesia, que incluso un incrédulo puede entender.
Periodista: Usted dice en su declaración del 28 de junio que “la jerarquía conciliar… pertenece a otra entidad y, en consecuencia, no representa a la verdadera Iglesia de Cristo”, mientras que en el pasado usted habló sobre “la presencia simultánea de dos entidades en Roma: la Iglesia de Cristo ha sido ocupada y eclipsada por la estructura conciliar modernista que se ha establecido en la misma jerarquía y se vale de la autoridad de sus ministros para prevalecer sobre la esposa de Cristo y madre nuestra”. ¿Usted sostiene ahora que la “jerarquía conciliar” está completamente separada de la Iglesia católica? Además, ¿a quién considera usted parte de la “jerarquía conciliar”?
El arzobispo C. M. Viganò: La «Iglesia conciliar» está doctrinal, moral y litúrgicamente separada de la Iglesia católica, pero al mismo tiempo su jerarquía se autodenomina católica, y, como tal, exige obediencia de los fieles de la verdadera Iglesia. Esta jerarquía no representa a la verdadera Iglesia de Cristo, pero pretende representarla, porque si se separara oficialmente de ella, ya no podría valerse de la autoridad de la verdadera Iglesia y tendría que actuar como cualquier otra secta herética. El modernismo, siguiendo la estrategia típica de las sectas masónicas, enseñó a sus emisarios a esconderse, para llegar sin ser molestados a los puestos de mando.
Comentario del PCB: El arzobispo explica que se ha abusado de la autoridad de la Iglesia por parte de una jerarquía que no pertenece a la Iglesia de Cristo porque tiene doctrina modernista que utilizan los masones. El papa san Pío X llamó al modernismo «la cloaca de todas las herejías».
El arzobispo C. M. Viganò: San Pío X, mediante una organización férrea y valiéndose de colaboradores fieles, logró erradicar esta «cloaca de todas las herejías», pero ésta recobró fuerza tan pronto como el sistema de defensa deseado por el santo pontífice fue primero debilitado por ingenuidad y luego deliberadamente anulado por quienes entonces condenaban a los «agoreros», tal como se califica hoy a los «teóricos de la conspiración». El objetivo es el mismo que el de quienes inspiraron y financiaron el pacifismo: desarmar al adversario para poder conquistarlo sin resistencia. En efecto, el enemigo ha podido apoderarse de todos los bastiones que la jerarquía ha dejado culpablemente sin vigilancia.
Comentario del PCB: El arzobispo Viganò indica que la estructura de la Iglesia, que en el pasado servía a Dios y a la salvación de las almas, se ha incorporado después del Concilio Vaticano II a un sistema que procura la autodestrucción de la Iglesia. Muchos obispos, por ejemplo en África, todavía no son conscientes de esto. Por lo tanto, es necesario comenzar a ver la dura realidad. ¡El Concilio Vaticano II marcó un punto de inflexión! Y hoy, la Iglesia católica se ha transformado a través de Fiducia supplicans en una anti-Iglesia de la Nueva Era. La jerarquía que hoy se somete al hereje manifiesto y a su programa, es decir, al antievangelio sodomítico, no está llevando a los fieles a la salvación, sino a través del abuso de la obediencia a la perdición.
El arzobispo C. M. Viganò: El último bastión que queda después del período posconciliar ―el de la sacralidad de la vida― está hoy en grave peligro por la presencia de notorios abortistas neomalthusianos entre los miembros de la Pontificia Academia para la Vida (que han desempeñado o desempeñan todavía importantes funciones en organizaciones abiertamente hostiles a la Iglesia católica) y por la admisión a la comunión de dirigentes políticos proabortistas ―piénsese, por ejemplo, en Joe Biden y Nancy Pelosi―.
El vergonzoso silencio de los obispos estadounidenses y de la propia Santa Sede sobre la inclusión de los movimientos provida por parte de la Administración Biden en la lista de organizaciones terroristas nos deja horrorizados.
Comentario del PCB: El arzobispo apunta a las consecuencias destructivas en Estados Unidos poniendo como ejemplo la persecución abierta del movimiento provida, que paradójicamente ha sido calificado de organización terrorista, y señala el vergonzoso silencio de los obispos estadounidenses y de la actual «Santa Sede» ante este crimen.
El arzobispo C. M. Viganò: El problema, por tanto, no es si estamos en la Iglesia, sino si forman parte de ella quienes usurpan su autoridad para demolerla. Son ellos los que deben ser expulsados, ¡no nosotros! Ellos no forman parte de la Iglesia cuya autoridad han usurpado; por lo tanto, no tienen derecho a hacer lo que hacen y no pueden de ninguna manera exigir obediencia a los fieles.
Comentario del PCB: El arzobispo concluye subrayando que quienes hoy actúan como autoridad de la Iglesia son, por el contrario, precisamente aquellos que no pertenecen a la Iglesia y deben ser expulsados. No forman parte de la Iglesia de Cristo. Frente a la trágica realidad de que la autoridad usurpada está expulsando a quienes representan la verdadera autoridad de Dios y de la Iglesia de Cristo, el arzobispo pone de relieve que estos apóstatas no tienen derecho a exigir obediencia a los fieles.
El arzobispo Carlo Maria Viganò ha dejado clara la verdad sobre la Iglesia profunda (Deep Church) y el Estado profundo (Deep State) durante el último mes en su declaración y posterior entrevista. Los prelados moralmente corruptos traicionan a Cristo a sabiendas como Judas. Al usurpar la autoridad, en unión con el archihereje que ocupa la sede de Pedro, están arrastrando las almas por el camino de la perdición eterna. ¡Ha llegado el momento! Después de las declaraciones del arzobispo Viganò, ningún obispo o sacerdote puede servirse de la excusa de no saber de la traición organizada dentro de la Iglesia. Comenzó con el Vaticano II. Ha llegado el momento de separarse de Bergoglio, que enarbola la bandera arcoíris del Anticristo. ¡Poneos bajo la bandera de Cristo, enarbolada por el fiel pastor Carlo Maria Viganò!

+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino

+ Metodio OSBMr + Timoteo OSBMr
obispos secretarios

26 de julio de 2024