Iglesia doméstica: una solución a la actual crisis espiritual

11 months ago
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Todo obispo, sacerdote y creyente sincero percibe que la Iglesia contemporánea necesita una restauración espiritual. Ésta debe comenzar por cada individuo, y especialmente por la célula básica de la Iglesia, que es la familia, es decir, padre, madre e hijos. Para todos comienza con la oración, es decir, con cultivar una relación personal con Dios. Sin embargo, hay que crear las condiciones para ello, porque en el ritmo frenético de la vida cotidiana uno no es capaz de encontrar tiempo para una oración más profunda. Por otro lado, los jóvenes y los niños pasan un montón de horas al día utilizando los teléfonos inteligentes, que se han extendido por todo el mundo en los últimos años. Así pierden el tiempo no solo en vanidades, sino directamente en instrucciones sobre la depravación moral, el crimen y el satanismo.
¿Cuáles son las perspectivas para la humanidad que se niega a aceptar la verdad? Incluso después de haber sido engañadas cientos de veces, las personas siguen creyendo mentiras que las llevan a su propia autodestrucción, tanto temporal como eterna. ¿Cuál es la solución para los cristianos que quieren conservar la fe y salvar sus almas? La única manera de salvarse es el verdadero arrepentimiento y la oración persistente. Muchos preguntan: ¿Qué debemos orar, cómo y cuándo?
Ofrecemos aquí una breve guía titulada «Iglesia doméstica», cuya base es la oración de la llamada «hora santa» cada día de las ocho a las nueve de la noche.
La espiritualidad cristiana está relacionada con las verdades básicas de la fe y el cumplimiento de los mandamientos de Dios. Es una vida en la que contamos diariamente con el Dios vivo, con la realidad de la lucha contra el pecado y el espíritu de mentira, y tenemos en cuenta la eternidad, la muerte y el juicio de Dios. Es vital esforzarse por tener un contacto personal con Dios, una conexión viva con nuestro Señor y Salvador, de donde el cristiano saca luz y fuerza cada día para permanecer fiel al Señor. Para ello, es necesario que obedezca las leyes de Dios y los mandamientos de Cristo en su vida personal. La modestia a la que nos insta el Evangelio es de extrema actualidad. Es lo opuesto al materialismo, es decir, a la esclavitud a las cosas y al orgullo de la vida.
Dios busca verdaderos cristianos que se conviertan en sal y luz, la nueva levadura que haga fermentar la paralizada Iglesia católica. Hoy, además, la pseudoespiritualidad pagana está siendo absorbida por el vacío espiritual creado por una sociedad consumista abrumada por el espíritu de este mundo. En ningún caso un cristiano puede sustituir la oración por las llamadas meditaciones orientales como el zen o el yoga u otras psicotécnicas o prácticas de la Nueva Era. Eso sería un suicidio espiritual. Los santos se hicieron santos principalmente por la oración persistente, y esto sigue siendo cierto hoy en día.
Recomendamos el siguiente horario de oración probado para la iglesia doméstica, que se basa en la hora santa de las ocho a las nueve de la noche:
Lunes
20:00-21:00: Confesamos nuestros pecados durante 5 minutos; después de cada breve confesión de pecado se dice: «¡Señor, ten piedad!», y se responde: «¡Señor, ten piedad!».
5 minutos damos gracias a Dios; después de cada breve oración de agradecimiento se dice: «¡Gracias, Señor!», y se responde: «¡Gracias, Señor!».
5 minutos de oración de las preces; después de cada petición se dice: «¡Escúchanos, Señor, te rogamos!» y los demás orantes dicen lo mismo.
15 minutos de canto
Unos 25 minutos la oración del rosario
La hora finaliza con una parada de oración y los fieles reciben la bendición impartida por obispos y sacerdotes a las 21 h
Martes
20:00-21:00: El mismo horario
Miércoles
20:00-21:00: Aproximadamente media hora: oración de unidad y poder según Mc 11, 23
Oración del rosario
Al finalizar, parada de oración y recepción de la bendición
Jueves
20:00-21:00: Contemplación de la pasión del Señor y el vía crucis
Al finalizar, parada de oración y recepción de la bendición.
Viernes
20:00-21:25: Una semana: contemplación de 1.ª a 4.ª palabra desde la cruz.
La otra semana: contemplación de 3.ª, 5.ª, 6.ª y 7.ª palabra desde la cruz
A las 21:00 se hace una parada de oración, se recibe la bendición y luego continúa la oración.
El programa de la hora santa podrá modificarse según la época del año. Por ejemplo, en Navidad podemos cantar villancicos durante media hora y rezar el rosario durante otra media hora. También se puede, por ejemplo, dedicar una hora entera a cantar himnos religiosos una o dos veces por semana, si es posible con acompañamiento musical. A través del canto, muchas veces nos abrimos fácilmente al Espíritu de Dios, y de esta manera podemos profundizar en la relación personal con nuestro Padre Celestial, con Jesús y con Su Madre y la nuestra.
Lo ideal sería intentar seguir el programa propuesto durante todo un año, y solo entonces se podrán introducir diversos cambios. Pero, sobre todo, hay que estar atentos para que el cambio no apague el espíritu de nuestra relación personal con Dios y que el espíritu del mundo no se infiltre a través de este cambio. Es muy útil, por ejemplo, leer sobre la vida de los mártires y los santos al menos una o dos veces por semana después del final de la hora santa. La hora santa debería convertirse en parte de nuestra vida cotidiana. Los principios son los más difíciles, pero quien persevere verá resultados positivos.
La hora santa es una condición verdaderamente imprescindible para que una familia pueda arraigarse en un estilo de vida cristiano en medio de las presiones del mundo. El ambiente en la familia cambia entonces por completo. Esta oración de una hora nos trae la paz y la armonía de Dios y tiene efectos curativos beneficiosos para las almas humanas. Jesús dijo: «¿No habéis podido velar conmigo una hora?». Esta petición de Jesús debe ser nuestra motivación principal cada día.
El tiempo que dedicamos a la oración es un don concreto a Dios. Es también nuestro sacrificio vivo y santo, nuestro servicio de adoración espiritual (cf. Rm 12, 1). Este tiempo nos trae grandes bendiciones. Jesús nos anima: «Acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban». Por lo tanto, hay que comenzar y perseverar.
El programa del fin de semana también incluye una renovada santificación del domingo, que empieza el sábado por la noche.
Sábado
20:00-21:20: Oración profética según Ezequiel 37
A las 21:00 se hace una parada de oración, se recibe la bendición y luego continúa la oración.
Comienza la santificación del domingo:
21:20-22:20: Contemplación de las verdades relativas a la resurrección (la primera hora)
Domingo
5:00-7:00: Contemplación de los acontecimientos de la mañana de la resurrección, acompañada de cantos.
8:00-9:00: Contemplación del descenso del Espíritu Santo y volver a llenarse de Él.
Participación en la liturgia
Aquellos que no tienen la posibilidad de asistir a la misa pueden vivir la misa espiritualmente según el folleto.
Por la tarde: Comunión fraterna de unas tres a cinco familias, preferiblemente hombres y mujeres por separado, que dura aproximadamente de una a dos horas. La reunión puede terminar con la contemplación de la aparición de Jesús a los discípulos de Emaús (20 minutos).
20:00-21:00: Contemplación: Jesús se aparece a los apóstoles sin Tomás y luego a los apóstoles con Tomás presente.
Al finalizar, parada de oración y recepción de la bendición.
Este es el modelo actual de celebrar el día del Señor, es decir, el día de la resurrección de Cristo y de la venida del Espíritu Santo. Se trata de aplicar la idea de los cuatro principios básicos de la Iglesia primitiva en Jerusalén: 1) oración, 2) enseñanza de los apóstoles, 3) liturgia, 4) comunión fraterna (ver Hch 2, 42).
El modelo de la celebración del día del Señor, es decir, el día de la resurrección de Cristo y de la venida del Espíritu Santo, implica la aplicación de los cuatro principios básicos de la Iglesia primitiva en Jerusalén, a saber: 1) oración, 2) enseñanza de los apóstoles, 3) liturgia, 4) comunión fraterna (ver Hch 2, 42).
Para la iglesia doméstica también recomendamos la práctica de paradas diarias de oración de tres a cinco minutos según la antigua tradición eclesiástica a determinadas horas: al levantarse, a las 9:00, al mediodía, a las 15:00, 18:00, 21:00, y antes de acostarse.
Se dice de los primeros cristianos que se reunían diariamente en el templo y por las casas (Hch 5, 42). El apóstol Pablo habla de las iglesias domésticas: «Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan muy afectuosamente en el Señor» (1 Co 16, 19). «Saludad a los hermanos que están en Laodicea, también a Ninfas y a la iglesia que está en su casa» (Col 4, 15). El fundamento de la iglesia doméstica es la familia, que es una pequeña Iglesia. Una familia cristiana sólida es una célula viva de la Iglesia que tiene su propio orden de oración.
La actual crisis de fe se ha visto agravada por un golpe mortal en forma de Fiducia supplicans. Por consiguiente, no solo el espíritu del mundo, sino también la maldición han impregnado la Iglesia católica. Así, la Iglesia se está transformando en una anti-Iglesia de la Nueva Era que no conduce a la salvación, sino a la perdición. Ahora depende de cada obispo si, con su valentía y fidelidad a Cristo, quitará esta nube de oscuridad espiritual de las almas que Dios le ha confiado o, por el contrario, le dará espacio. Es la oración de los creyentes la que es decisiva aquí. Por lo tanto, es necesario priorizar la renovación de la familia a través de la iglesia doméstica. Todas las demás actividades que sustituyan a la oración son irrelevantes, engañosas o incluso perjudiciales.
Puede darse la situación de que cuando un obispo fiel se oponga a la secta de Bergoglio, sea despojado literalmente por la fuerza de su cargo y reemplazado por un obispo herético que mantendrá la diócesis bajo la maldición de Fiducia supplicans. ¿Qué debe hacer este obispo, perseguido por causa de Cristo? Debe adoptar el modo de vida monástico junto con un grupo de cuatro a cinco sacerdotes y vivir en una casa ordinaria en un lugar adecuado de su diócesis. Al mismo tiempo, esta comunidad se convertirá en un centro espiritual desde donde guiarán y animarán a los sacerdotes fieles, así como a los laicos y familias activos. Desde allí también realizarán la misión externa en la medida de lo posible. El sistema de discipulado también sirve para restaurar la Iglesia. Es algo parecido al catecumenado tal y como se conocía antiguamente en la Iglesia.
Así pues, los obispos verdaderamente católicos de hoy tienen dos opciones: o salvan la diócesis y permanecen en el cargo, separados de la estructura apóstata de Bergoglio, o pasarán a las catacumbas de la clandestinidad. La Iglesia de catacumbas también necesita un obispo y un grupo de sacerdotes. La realidad es que si solo un obispo en un país determinado se separa de la secta de Bergoglio, difícilmente soportará la presión y permanecerá en el cargo, ya que la red homosexual que ocupa la Iglesia católica no le permitirá llevar a cabo un programa de restauración. Si dos o tres diócesis se desvinculan de la estructura apóstata, será más fácil para los obispos conservar sus iglesias, monasterios, casas de retiro o, si es posible, otros medios de la catequesis y del ministerio, en aras del avivamiento. Pero hoy debemos contar seriamente con la segunda opción, a saber, la de la Iglesia de catacumbas. Sin embargo, recordemos que siempre ha sido y será cierto que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia de Cristo.

+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino

+ Metodio OSBMr + Timoteo OSBMr
obispos secretarios

12 de febrero de 2024

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