"Han tergiversado el Evangelio, la Palabra de Dios"- HORA DE REPARACIÓN con P. Artur Migas: 11-1-'24

11 months ago
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La Palabra de Dios presenta siempre el pecado homosexual de manera clara como la depravación grave, el pecado que clama la justicia al Cielo. EL mismo Jesucristo Dios está presentando así este pecado. Basta ir al Evangelio de San Lucas, donde en el cap. 17 Dios Encarnado habla de los signos de su Segunda Venida Gloriosa, la Parusía: de la idolatría e incredulidad, el signo de lo que es la generación de Noé, y la depravación de lujuria, más: la fornicación contra la natura, cuyo signo es Lot y lo que había pasado en tiempos de Sodoma y Gomorra. Allá no solo Jesucristo habla del castigo del fuego y azufre, que cayeron sobre los fornicadores desde el Cielo, pero también de la "mujer de Lot", que con su darse vuelta no solo tenía curiosidad por la suerte de las ciudades depravadas, pero fue de los que no confiaban del todo en los avisos y reproches proféticos de Dios, por lo que ella también compartió la suerte de los castigados. La falsa misericordia que permite a los depravados fornicar tranquilamente, es como volver mirando a Sodoma y Gomorra en vez de huir lejos ni que sea de su vista, de su hedor, de su destrucción. "No tener parte en los pecados de los que desafían a Dios, depravando hasta a los buenos para que les acepten y reconozcan con su derecho, más: orgullo de pecar, de vivir contra lo creado por Dios". Por eso aquí debería valer más la dura palabra profética de Jesús, que hasta el polvo que ensució nuestras sandalias por caminar en medio de estas ciudades impenitentes habrá que sacudirlo (Mt 10,14).
La falsa misericordia, falsa tolerancia, que permite a los depravados fornicar tranquilamente, es como volver mirada hacia Sodoma y Gomorra en vez de huir lejos ni que sea de su vista, de su hedor, de su destrucción que Dios condena de manera terrible. No tener parte en los pecados de los que desafían a Dios, depravando hasta a los buenos para que les acepten y reconozcan con su derecho, más: orgullo de pecar, de vivir contra lo creado por Dios". Por eso aquí debería valer más la dura palabra profética de Jesús, que hasta el polvo que ensució nuestras sandalias por caminar en medio de estas ciudades impenitentes habrá que sacudirlo (Mt 10,14).
Como duele hoy a Dios vivo, que su Iglesia, en vez de levantar la voz de la condena de los pecados contra la natura, de llamarlos públicamente a la conversión y la penitencia, calla y por la falsa tolerancia, más, la sumisión a las expectativas de la gente que elige vivir de esta manera (y presionan por sus lobbies para ser aceptados con todos sus supuestos e imaginarios derechos), está BEN-DICIENDO (o sea diciendo "está bien", que viváis así, tiene tantas facetas buenas vuestra convivencia, interés de uno por otro, ayuda mutua, responsabilidad recíproca etc.), defiende e impone al clero (como en Madrid y Toledo) aceptación incondicional y puesta en práctica de las ambiguas Declaraciones y Aclaraciones de las Declaraciones. ¿Realmente en nombre de Dios, que de Sodoma y Gomorra hace un ejemplo de la impenitencia y del severo juicio de Dios para las demás ciudades del mundo y de la historia?
Reparemos por los "ciegos, que quieren guiar a los ciegos".

https://youtube.com/live/A4lvihoBlt4?feature=share

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