Doméstica violenc goes up correlates with teams losing raiders Tim Brady Messi

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Se ha optado por nombrar como el “tridente glorioso” a los nexos aparentemente existentes entre el deporte, la masculinidad hegemónica en el contexto de la violencia doméstica y al consumo de alcohol
30.09.2022 12.00 AM
La violencia basada en género dentro del hogar tiene muchas formas de manifestarse, siendo una justificación de su existencia una respuesta de discusiones acaloradas o sentimientos exacerbados fuera de control que propiciaron la aparición de actos de agresión. No es clara la relación que existe entre la violencia y el deporte, sin embargo, se ha hipotetizado un estrecho vínculo entre ambos, y a su vez, investigaciones previas han optado por nombrar como el “tridente glorioso” a los nexos aparentemente existentes entre el deporte, la masculinidad hegemónica en el contexto de la violencia doméstica y al consumo de alcohol, los cuales son justificados mediante valores ideológicos de la supremacía masculina en la sociedad.

Frustración, euforia y furia. la relación entre las expectativas en el deporte y la violencia doméstica: el caso para México de Alejandro Parada Cervantes, analiza la relación entre la violencia doméstica y los choques emocionales asociados a las victorias, derrotas y empates de los partidos de la liga mexicana de futbol profesional. Se hipotetiza que el riesgo de cometer violencia doméstica es afectado por la utilidad, pérdida o ganancia, generada por los resultados de los juegos alrededor de puntos de referencia.

La estrategia empírica consistió en el uso de datos médicos sobre egresos hospitalarios por lesiones diarios de mujeres relacionados con la violencia doméstica durante de 7 años para 13 estados de la república mexicana y 17 equipos de futbol profesional. Controlando por la expectativa de resultados previo al juego, día, mes y año, se encontró que un “empate inesperado” aumenta el número diario promedio de lesiones en un 5%, y en un 15% al considerar defunciones relacionadas con la violencia doméstica. En cambio, una victoria cuando el equipo esperaba ganar disminuye la violencia doméstica en un 7% para el caso de lesiones y en un 13% para el caso de muertes. No se encontró significancia estadística para el caso de derrotas inesperadas bajo expectativas de victoria, ni para las victorias inesperadas bajo expectativas de derrota. Estos resultados muestran información nueva, y relevante, sobre la violencia doméstica en México, sugiriendo una conexión significativa con el deporte, específicamente, bajo resultados adversos inesperados en los certámenes de la liga mexicana de futbol.

La violencia íntima entre parejas es un término utilizado para describir el abuso doméstico, la agresión sexual y el acecho que se da al interior de una relación íntima, y tiene como consecuencia cualquier daño (físico, psicológico o sexual) hacia una pareja o cónyuge. Si bien tradicionalmente se ha considerado un tema de carácter familiar privado, los tiempos han cambiado, viéndose ahora a la violencia doméstica como un problema de salud pública que requiere de atención para su tratamiento en la comunidad y en el sistema de justicia criminal (Nanjayya et al., 2014). En el mismo sentido, la violencia del hombre hacia miembros de su propia familia es una de las formas más desconcertantes de comportamiento criminal, pudiéndose interpretar como un instrumento de dominación para mantener bajo control a sus parejas e hijos. Otra forma de ver a la violencia familiar es como un comportamiento expresivo que brinda utilidad positiva para ciertos hombres o que ocurre cuando un argumento inintencionalmente escala fuera de control (Card y Dahl, 2011). Este tipo de violencia tiene sus bases en un conjunto de normas socioculturales establecidas en un contexto geográfico específico. Agregar al análisis sobre este fenómeno investigaciones cuantitativas que permitan la identificación de las causas que propicien la aparición de violencia doméstica permitirá enriquecer las estrategias para su intervención, ya que con ello se podría obtener un mejor acercamiento hacia las acciones encaminadas a reducir o desaparecerla.

Si el incremento en la violencia doméstica pudiera ser asociada a eventos de corto plazo específicos y predictibles, las intervenciones destinadas al paro de la violencia doméstica podrían ser adaptadas hacia la desinhibición o control de las causas o eventos que la propician, ayudando así a atender la miseria de las parejas abusadas, así como de los miembros familiares cercanos a ellas (Kirby, Francis y O´Flaherty, 2013).

La relación entre eventos deportivos y la violencia doméstica ha sido el centro de atención para numerosos estudios. Sin embargo, las investigaciones cuantitativas a gran escala sobre esta relación no son abundantes (Trendl, Stewart y Mullet, 2021). Sumada a los hallazgos de la literatura sobre el deporte y la violencia de género enfocada en los abusos por parte de los atletas masculinos, se tiene evidencia sobre la relación entre los eventos deportivos y el incremento en la crueldad doméstica en la sociedad actual (Williams et al., 2013). Williams y Neville (2014) discuten el rol de la “Santísima Trinidad” (deporte, alcohol y la hegemonía masculina) en el contexto de violencia íntima entre parejas: el efecto de desinhibición provocado por un consumo (excesivo) de alcohol hacen más propensos comportamientos de impulsos que pueden derivarse en perpetrar violencia, en especial si se le suman sentimientos contextualizados por la afición hacia un equipo deportivo en particular. Palmer (2011) analiza la forma en que ciertos eventos deportivos se relacionan con incrementos en situaciones de tensión debido a la competitividad y formas agresivas de masculinidad, donde tales expresiones pueden tomar la forma de espontáneos arrebatos de violencia tanto de carácter público como privado, pudiendo exacerbarse por las trasmisiones deportivas en televisión que promuevan las expresiones de masculinidad y consumo de alcohol (Gantz et al., 2006).

Gran parte de los trabajos que estudian la relación entre la violencia y el deporte se han limitado hacia Estados Unidos y el futbol americano, y hacia el Reino Unido y el futbol (Card y Dahl, 2011; Sachs y Chu, 2000; Trendl, Stewart y Mullet, 2021; Brimicombe y Cafe, 2012; Lombard y Brooks-Hay, 2018). También existen estudios similares que han fallado en encontrar una asociación entre la violencia doméstica y el deporte en contextos diferentes (Vargas y Rojas, 2008; Dickson, Jennings y Koop, 2015). Tomando como base el modelo metodológico de los trabajos de Card y Dahl, (2011) y Gantz et al. (2006), este trabajo busca analizar la relación entre los resultados de los partidos de la liga profesional de futbol y los incidentes de violencia doméstica para el caso de México. Pese a que el trabajo se guía por una simple pregunta de investigación (¿Existe alguna relación entre la violencia doméstica y el futbol profesional?), la investigación continua con la idea sobre los efectos de las señales emocionales derivadas del estrés que resulta de los eventos deportivos en los grupos de afición local, principalmente por resultados de derrotas o victorias de la justa competitiva.

De acuerdo con datos del INEGI, para el año 2016 el número de mujeres en México que tenían 15 años o más era aproximadamente de 46.5 millones, y de ellas, el 74.4% declaró que contaban con al menos un hijo o hija nacida viva. Del total mencionado, cerca del 66.1% habían sufrido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o de discriminación en cualquiera de los ámbitos público, privado, familiar o de pareja a lo largo de su vida (ENDIREH, 2016). Específicamente, la esfera social donde se reporta un mayor porcentaje de violencia contra la mujer es en la pareja, infiriéndose al principal agresor como el esposo, pareja o novio. Del total de mujeres con 15 años o más en el país, el 43.9% ha sufrido violencia por su actual o última pareja a lo largo de su relación, siendo los estados con más percances el Estado de México, la Ciudad de México, Aguascalientes, Jalisco, Oaxaca, Michoacán y Querétaro, siendo la proporción de mujeres en su entidad en tal situación del 53.3%, 52.6%, 49.8%, 47.4%, 46.1%, 45.9% y 44.7%, respectivamente (INEGI, 2020).

De acuerdo con los datos del mismo estudio, la prevalencia a lo largo de la vida de las distintas manifestaciones de la violencia de pareja es: 40.1% violencia emocional, 20.9% violencia económica y/o patrimonial, 17.9% violencia física y 6.5% violencia sexual. Estas cifras sugieren que el fenómeno de la violencia doméstica al interior de las relaciones intrapersonales afecta a un gran número de mujeres mexicanas.

Para el año 2016, el INEGI calculó el costo de la violencia contra las mujeres, desde la perspectiva del número de días perdidos a causa de los daños físicos o emocionales, por un valor de 4.4 mil millones de pesos (

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