El PCB: Sodomía y ordenación de mujeres: herramientas de autodestrucción de la Iglesia

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El cardenal Müller, quien participó personalmente en el Sínodo de octubre, declaró: «Las cosas están cambiando, así que, según dicen, ahora debemos estar abiertos a la homosexualidad y a la ordenación de mujeres. Si lo analiza (es decir, los textos sinodales), se trata de persuadirnos a favor de estos dos temas».
Primero, démonos cuenta de la situación en la que se encuentra la Iglesia bajo el liderazgo de un papa ilegítimo, que ha incurrido en una múltiple maldición espiritual, es decir, anatema, por predicar un falso evangelio (cf. Ga 1, 8-9). La bendición de las uniones homosexuales es una rebelión abierta contra Dios. Como consecuencia de la ordenación de mujeres, no solo se ordenarán diaconisas, sino también sacerdotisas y obispas (aunque todas de forma inválida). Éstas tienen la perspectiva de ser promovidas a cardenalas y elegidas papisas. Imaginemos que las obispas ordenen sacerdotes y obispos. Todo esto forma parte del programa del satanista Bergoglio encaminado a crear un caos irreparable.
En consonancia con la promoción de la ideología LGTBQ, las personas transexuales también podrán convertirse en sacerdotisas y obispas. Incluso otros tipos de personas LGTBQ tendrán derecho a la ordenación sacerdotal. Sin embargo, esa será la jerarquía satánica de una nueva generación de pseudosacerdotes y sacerdotisas, y en lugar de la Iglesia de Cristo habrá una anti-Iglesia satánica como una rebelión contra Cristo y Su evangelio.
Históricamente, las diaconisas no eran el primer grado del sacramento del orden. Las diaconisas en el pasado atendían a los enfermos, a los huérfanos o se dedicaban a obras de caridad. Algunas mujeres seleccionadas todavía siguen prestando este servicio en la Iglesia ortodoxa hasta el día de hoy. El diácono en la Iglesia ortodoxa está diametralmente separado del diaconado de las mujeres. A la mujer ni siquiera se le permite entrar en el presbiterio y, al entrar en la iglesia, debe cubrirse la cabeza.
50 años de promoción del feminismo en la sociedad han provocado grandes cambios decadentes. El feminismo tuvo un impacto catastrófico en la institución de la familia. Se produjo una ola de divorcios masivos, millones de abortos, la extensión de la sodomía y de la justicia juvenil relacionada y la entrega de niños robados en la llamada adopción a parejas del mismo sexo. La feminización aceleró la desmoralización y satanización de la juventud. Está previsto que dentro de la Iglesia católica, este trágico programa de feminización, que acelera la decadencia espiritual y moral, comience precisamente con la ordenación de las mujeres.
Además, debido a su sensibilidad, las mujeres se sienten especialmente atraídas por la pseudoespiritualidad pagana, vinculada a diversas formas de adivinación y prácticas supersticiosas. Les resulta difícil liberarse de estos lazos de pseudoespiritualidad, porque, en la mayoría de los casos, suelen carecer de una sana autocrítica y no aceptan las críticas de los demás. Son más propensas que los hombres a manipular a los demás, a ser vengativas, chismosas, se ofenden fácilmente y tienden a llamar la atención sobre sí mismas. ¿Y cómo sería la confesión con las llamadas sacerdotisas? El sigilo sacramental sería automáticamente suspendido.
Según la doctrina y la dogmática católicas, para que un sacramento sea válido y eficaz se deben cumplir ciertos requisitos, de lo contrario el Espíritu Santo no actúa. Además de un sacerdote, para que la consagración sea válida, y como consecuencia la misa también, se necesita pan y vino. No puede haber aceite o simplemente agua en lugar de vino, ni una tortita de patata en lugar de pan; la consagración no se produciría. Asimismo, la persona que va a recibir el sacramento del orden debe cumplir con las condiciones establecidas por la Iglesia. El candidato al sacerdocio antes que nada debe ser un hombre, como lo determinó el divino Salvador mismo al instituir este sacramento.
Bergoglio, que se ha entregado a Satanás, no puede introducir un estilo de pseudosacerdocio. ¿Cómo es posible que una persona que no tiene el Espíritu de Cristo y que promueve la sodomía, es decir, la rebelión contra Dios, habiéndose excluido así a sí mismo de la Iglesia, pretenda provocar trastornos tan graves en la Iglesia?
Se sabe que los paganos, quienes ofrecían sacrificios al diablo, tenían sacerdotisas que eran prostitutas sagradas. En su plan para convertir a la Iglesia católica en la anti-Iglesia de Satanás, Bergoglio prevé todo esto en perspectiva.
Respecto al sacerdocio común, relacionado con el santo bautismo, el apóstol escribe: «Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio… pueblo adquirido para posesión de Dios» (1 P 2, 9). «Os ruego… que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro servicio de adoración espiritual» (Rm 12, 1).
Además del sacerdocio universal, existe, asimismo, el sacerdocio ministerial, instituido por Jesucristo. En la consagración, el sacerdote pronuncia las palabras de Cristo, y al mismo tiempo representa a Cristo —es el alter Christus— cuando pronuncia: «Esto es Mi cuerpo, ésta es Mi sangre».
La falta de clero es un signo de decadencia espiritual. Si se predica el arrepentimiento y una fe viva, habrá suficientes sacerdotes y suficientes creyentes.
La escasez no puede compensarse con la ordenación de mujeres, que, de todos modos, no sería una ordenación, porque el Espíritu Santo no obraría en este pseudosacramento. Las mujeres, que no fueron designadas por Cristo para este ministerio, de ninguna manera podrían convertir el pan en el cuerpo de Cristo y el vino en Su sangre. Por tanto, no sería un sacramento, sino un espectáculo religioso bochornoso.
El proyecto de Bergoglio de ordenación de mujeres forma parte de un plan para destruir el sacramento del orden y, por tanto, también la sagrada Eucaristía. Además, Bergoglio degrada la Eucaristía al introducir ritos paganos y, por tanto, el espíritu pagano en la liturgia. La pregunta es si dicha liturgia será válida después de tales cambios.
Además, nos preguntamos cuál es el sentido de tal liturgia si encima de todo esto, Bergoglio insiste en que la sagrada comunión se dé a todos, a todos... incluidos los pecadores impenitentes. Al hacerlo, los obliga públicamente a cometer el grave pecado de sacrilegio, que acarrea el castigo de Dios. Así pues, ordenar mujeres, administrar la sagrada comunión a pecadores impenitentes e introducir elementos paganos son herramientas para destruir la divina liturgia. El caos será absoluto con la abolición del celibato sacerdotal. Está previsto que los obispos y sacerdotes sean transformados en servidores de Satanás. Preguntamos: ¿A quién se ofrecerá tal sacrificio blasfemo? ¿A Dios o al diablo?
Y también preguntamos: ¿Será esa liturgia reformada una fuente de bendición o de maldición? Definitivamente no de bendición. Desde tiempos inmemoriales, la santa liturgia, cuyo corazón es la actualización del sacrificio del Calvario, ha conducido a la santidad de la vida y ha dispuesto a la persona a luchar contra el pecado. Pero, ¿a qué conducirá esta pseudoliturgia? Bergoglio niega el pecado y suprime los mandamientos de Dios. Jesús derramó Su sangre para el perdón de los pecados. La pseudoliturgia bergogliana con espíritu de sodomía y tras las reformas de Bergoglio, quien se ha entregado a Satanás, es una burda blasfemia contra Dios. El pseudopapa aporta un espíritu diferente a la liturgia, de modo que ya no es un verdadero sacramento. Sin el Espíritu Santo, los sacramentos son ineficaces e inválidos.
La Palabra de Dios dice que cuando se cambia el sacerdocio, ocurre también un cambio de la ley. Esto se refería al paso del sacerdocio del Antiguo Testamento al del Nuevo Testamento. Bergoglio, sin embargo, está cambiando las leyes de Dios sustituyéndolas con las antileyes sodomitas mientras busca introducir un nuevo tipo de sacerdocio, un pseudosacerdocio. Ya actúa en él un espíritu inmundo, el espíritu del diablo, al que Bergoglio se ha entregado en Canadá y cuyo programa está cumpliendo. Así como la transición del antiguo pacto al nuevo fue acompañada por un cambio en el sacerdocio, así ahora Jorge Bergoglio, al cambiar el nuevo pacto por un pacto con Satanás, lo vincula íntimamente con un cambio en el sacerdocio, es decir, con la ordenación de mujeres como sacerdotisas y obispas. La Iglesia de Cristo está por convertirse en el sistema del anticristo de la sinagoga de Satanás.
El tiempo es corto. Aún hoy resuena la llamada de Dios: «Pueblo mío, ¡salid de la Babilonia de Bergoglio!»
+ Elías
Patriarca del Patriarcado católico bizantino

+ Metodio OSBMr + Timoteo OSBMr
obispos secretarios

12 de noviembre de 2023

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