Mi viaje encima del elefantito en el bosque de Chiang Mai en Tailandia

11 months ago
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En el corazón palpitante de Chiang Mai, en Tailandia, emprendí un pequeño viaje que resonó con magnitud en mi memoria. Montado sobre un joven elefantito, como un príncipe en su trono móvil, nos zambullimos en lo profundo del bosque salpicado de esmeralda.

El elefantito avanzaba con pasos sutiles pero decididos, su piel arrugada como un mapa antiguo de experiencia y curiosidad. Sus pequeñas orejas aleteaban de vez en cuando, agitando refrescantes brisas. Sus emocionados ojos reflejaban la mitad visible del sol mientras descendía detrás de los altos árboles.

El bosque vibraba con la vida. El canto de los pájaros rotaba en un carillón natural y las hojas farfullaban en un lenguaje desconocido, ofreciendo una banda sonora al viaje. Las ramas bajas rociaban gotas de sol sobre nosotros mientras avanzábamos, creando un hermoso mosaico de luz y sombra.

Desde mi elevado punto de vista, cada detalle del bosque parecía amplificado. Los detalles de las hojas, la piel rugosa de los árboles, los destellos de agua de los arroyos ocultos, todo se exhibía para mi observación.

El elefantito y yo, en nuestra pequeña escapada, éramos uno con el bosque. Éramos un hilo silentemente entrelazado en la vasta tela de la naturaleza, un hilo que narraba un breve pero hermoso capítulo de la comunión entre el hombre y la naturaleza en la inmensidad del bosque de Chiang Mai.

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