60ª Continuación. LAS GUERRAS DE LOS DIOSES Y LOS HOMBRES

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Cuando los gutios dejaron Mesopotamia -hacia el 2160 a.C.-, Lagash tuvo un nuevo florecimiento y engendró a algunos de los más preclaros y conocidos gobernantes. Uno de los más conocidos, por sus largas inscripciones y sus muchas estatuas, fue Gudea, que reinó durante el siglo XXII a.C., la suya fue una época de paz y prosperidad; en sus crónicas no se habla de ejércitos y guerras, sino de comercio y reconstrucción. Coronó sus actividades con la construcción de un nuevo templo o residencia para Ninurta. Según las inscripciones, Ninurta se le apareció en una visión, de pie junto a su Pájaro Negro Divino (Nave aérea), el "dios" le expresó su deseo de que se le construyera un nuevo templo. A gudea se le dieron dos series de instrucciones, una por parte de una "diosa" que en una mano " tenía la tablilla de la estrella favorable de los cielos", y en la otra "tenía un punzón sagrado" (construido por anunnaki, no por terrestres), con el que indicaba a Gudea "el planeta favorable" en cuya dirección había que orientar el templo. La otra serie de instrucciones se las dio un "dios" al cual no reconoció Gudea, pero que resultó ser Ningishzidda. Este le entregó a Gudea una tablilla hecha de una piedra preciosa; "contenía el plano de un templo". En una de sus estatuas se representa a Gudea sentado, con esta tablilla sobre las rodillas y el punzón divino junto a ésta.

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