57ª Continuación. LAS GUERRAS DE LOS DIOSES Y LOS HOMBRES

1 year ago
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Durante más de dos años, Inanna llevó el caos por todas partes, hasta que los dioses decidieron que la única manera de detener la carnicería de terrestres muertos, era obligar a Marduk a volver al exílio; incapaces de sacar a Marduk por la fuerza, los anunnaki recurrieron a su hermano Nergal y le pidieron que auyentara a Marduk de su dominio en Babilonia.. Nergal aceptó la misión y desde sus dominios en Africa del sur fue a Babilonia, se encontró con Marduk, los antiguos artistas recogieron tan importante encuentro en una imagen donde se representa a ambos dioses con sus armas, pero Marduk con casco, de pie en una plataforma. Nergal le pidió que se fuera y que él garantizaba que su ciudad no sería despojada ni atacada; Marduk aceptó las garantías de su hermano y partió; pero tan pronto lo hizo Nergal incumplió su palabra y destruyó todo lo que Marduk había hecho por su ciudad Babilonia; fue un acto de traición tan grande que el padre de ambos Enki y otros anunnaki se alarmaron y se enfurecieron con Nergal. Los hombres que lo habían acompañado desde el sur de Africa hasta Mesopotamia se quedaron en esas tierras donde se les asignó una colonia no lejos de Babilonia, en Elam (lo que hoy es territorio de Iran) se descubrió un culto a Nergal, tal como lo evidencia una escultura encontrada allí con hombres de rasgos africanos. Sin Marduk, presente, Inanna siguió sus conquistas con la ayuda de su lacayo el rey Naram-Sin. En algunos relieves aparecidos en los territorios que se anexionó, se representa a Inanna como a la despiadada conquistadora en que se convirtió, aprisionando terrestres vencidos.

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