El PCB: El camino sinodal continental versus el camino de salvación de Cristo /2.ª parte/

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Programa específico

¿Cuál debe ser el contenido de la ortopraxis para que puedas mantener la fe viva en el mundo de hoy?
1) Sigue una rutina diaria de hora santa, que es el tiempo de oración de las 8 a las 9 p. m.
2) Comprométete a rezar una hora de guardia de oración uniéndose así a la oración continua. No esperes a que otros se organicen; comienza a orar a la hora que más te convenga.
3) Haz siete paradas de oración durante el día: al levantarse, a las 9 a. m., 12 m., 3 p. m., 6 p. m., 9 p. m. y al acostarse (cf. Sal 119, 164).
Al practicar estas tres devociones, le das a Dios una décima parte de tu tiempo diario: 2,5 horas.
4) Sábado de Fátima: también podemos llamarlo la luna nueva bíblica. Es conveniente que los hombres aparten un día al mes, preferiblemente todo el primer sábado, como día dedicado al arrepentimiento y la oración. Hay espacio para la Palabra de Dios y testimonios de oración y de vida. Del mismo modo, mujeres fervorosas también deberían pasar un sábado al mes en oración en comunión, compartiendo testimonios. Aquí pueden sacar fuerzas para llevar sus cruces.
5) Santificación del domingo
Comienza el sábado por la noche. La familia reza junta en casa. La hora santa, de las 8 a las 9 p. m. es seguida por un canto pascual, que da comienzo a la celebración dominical. Pasan la primera hora de oración siguiendo las instrucciones del folleto que presenta las verdades específicas relativas a la resurrección de Cristo.
Como se describe en el folleto, la oración familiar de la mañana dura de las 5 a las 7 a. m. Se reflexiona sobre las verdades específicas del Evangelio relacionadas con la mañana del domingo de resurrección.
A continuación, hay tiempo para el desayuno y descanso seguidos de oración al Espíritu Santo según las instrucciones de las 8 o 8:30 a. m. a las 9 o 9:30 a. m.
Luego la familia participa en la liturgia.
En caso de que no tengan la oportunidad de asistir a una verdadera liturgia católica, pueden vivir la liturgia espiritualmente siguiéndola con el folleto o viendo la transmisión en vivo de una verdadera misa católica celebrada por un sacerdote u obispo que no se dejó involucrar en el llamado camino sinodal que promueve la legalización de las inmoralidades LGBTQ.
Si la familia ve la liturgia en línea desde su casa, conviene, después de la liturgia, rezar la oración de fe según Mc 11, 23.
Las familias se reúnen alrededor de las 3 p. m. Las mujeres se encuentran por separado. Si se trata de familias jóvenes, es necesario asegurarse de que haya alguien que pueda cuidar a los niños o preparar un programa que los beneficie.
Los hombres se reúnen por separado. La Iglesia católica ortodoxa tiene que contar con la necesidad de recluirse en las catacumbas de la clandestinidad; por lo tanto es suficiente que se congreguen solo de tres a cinco familias dependiendo del espacio disponible.
La segunda opción es la reunión de varias familias en presencia de un verdadero sacerdote católico. En este caso, es práctico traer algo de comida y quedarse para participar en la oración comunitaria y cultivar la comunión fraterna. El programa dominical puede concluir alrededor de las 3 p m.
Según la tradición de la Iglesia preconciliar, si no había iglesia en la aldea, la gente se reunía en el pueblo central de la zona. No regresaban a casa inmediatamente después de la santa misa, sino que se quedaban hasta la tarde. Llevaron consigo comida sencilla y la comieron después de la misa. Pasaron 2 o 3 horas del tiempo libre en conversaciones o en oración privada en la iglesia. El sacerdote les dio lección del catecismo por la tarde, seguida de la adoración y bendición. Regresaban a sus hogares solo después de la bendición.
Hoy en día, en la comunión fraterna hay espacio para discutir cuestiones relacionadas con la crianza de los hijos, relaciones familiares, cuestiones materiales y laborales y para animarse unos a otros. No se debe olvidar la búsqueda y la reflexión sobre cómo aplicar la Palabra de Dios en la vida. La esencia del camino de seguimiento de Cristo no consiste solo en la abnegación exterior, sino principalmente en la renuncia interior al propio ego. Y ese es un proceso gradual. Los santos lo llaman «el camino de purificación». También hablan sobre el camino de la iluminación y el camino de unión. Sin embargo, también es la gracia de Dios, no solo nuestro esfuerzo, lo que juega un papel aquí.
Es precisamente a través de la oración que podemos obtener la gracia de Dios para seguir a Cristo. ¡Bajo ninguna circunstancia debemos mezclar la oración interior con las prácticas paganas del yoga o el budismo zen! La purificación y curación interior de nuestra alma de varios malos hábitos o adicciones la puede apoyar una comunidad donde es posible hablar abiertamente sobre este tema y cuyos miembros pueden ayudarse unos a otros. Por un lado, se puede comunicar de forma adecuada los errores, de los que la persona en cuestión no es consciente; por otro lado, se puede compartir con sensibilidad la experiencia de la lucha espiritual en ese ámbito. El hombre acepta con dificultad el consejo o la amonestación y o se entristece o se ofende y se encierra en sí mismo. Hacerle ver a otra persona sus errores durante el proceso de purificación del alma es un asunto muy delicado, pero es una verdadera psicohigiene.
El proceso espiritual, que conduce a un nuevo nacimiento, no es posible si los miembros de la comunidad no mantienen una rutina de oración. La relación con Jesús se fortalece a través de la oración personal. Ahí es donde Le entregamos nuestros pecados y el dolor más profundo y aprendemos a percibir el dolor de Jesús. Nos damos cuenta de nuestra ingratitud, indiferencia, obstinación, susceptibilidad… Al estar unidos a Cristo crucificado recibimos la luz del conocimiento de los profundos misterios de Dios ligados al santo bautismo y a la santa liturgia. Tal oración es fuente de gracia para la salvación de las almas.
Por la noche, la familia concluye la celebración dominical con la hora santa de las 8 a las 9 p. m. Reflexionan sobre las verdades relacionadas con la aparición de Cristo a los apóstoles sin y con Tomás.
Para profundizar la relación con el Salvador es muy útil orar contemplando la pasión y muerte de Cristo el jueves y viernes por la noche durante la hora santa. (Textos correspondientes se encuentran en las publicaciones Vía crucis y Siete palabras de la cruz en nuestro sitio web).
También se recomienda, especialmente a los principiantes, pero también a los más adelantados, leer no solo los evangelios sino también el evangelio vivo, es decir, la vida de los mártires y santos. Animan y disponen a seguirlos según el principio: “(Oh Agustín), ¿por qué no puedes hacer lo que tantos otros han hecho?”
Si una persona experimenta la conversión y se abre plenamente al Espíritu Santo, debe, al mismo tiempo, separarse de la falsa espiritualidad de pseudorreligiones paganas y sus prácticas, diversas formas de supersticiones, magia, espiritismo y adivinación. Todo esto es parte de una pseudocultura, que se impone incluso a los niños. Solo después de este paso de conversión se puede emprender el camino del seguimiento de Cristo. Para perseverar, para no apagar el fuego del Espíritu Santo, no perder la fe y no caer en la esclavitud del pecado y del espíritu del mundo, el hombre necesita este programa espiritual concreto, es decir, un camino claro de seguimiento de Cristo. Este camino probado no es como el sinodal, del que el profeta dice que no es más que murmullo tras murmullo y balbuceo tras balbuceo. El camino de Cristo conduce con seguridad a la salvación.
En el camino de Cristo, el cristiano recuerda a menudo cuatro realidades, a saber, la muerte, el juicio de Dios, la eternidad y la misericordia de Dios vinculada al arrepentimiento. Esta espiritualidad se centra en Cristo crucificado y resucitado. Es un camino cristocéntrico. Antes de que el cristiano emprenda este camino, es muy apropiado que asista a un retiro espiritual de al menos cuatro días, donde puede llegar a darse cuenta de las verdades más esenciales acerca de la redención en Jesucristo. Es necesario recibir a Jesucristo como Salvador y Señor personal y poner en Sus manos el pasado, el futuro y el presente.
En este retiro, uno también debe vivir en la fe y al pie de la cruz el testamento de Cristo, y recibir a la Madre de Jesús como propia. Es necesario abrirse al Espíritu Santo y renunciar a todas las formas de ocultismo. Después del retiro, cada creyente debe tener una clara orientación en cuanto al primer mandamiento, y también en cuanto a las herejías actuales, que destruyen la relación viva con Cristo.
Todo aquel que haya hecho un retiro espiritual de cuatro días, debe salir con el propósito de formar parte de la comunidad de creyentes y de emprender un camino de crecimiento espiritual, comprometiéndose con una rutina de oración, es decir, el camino de salvación de Cristo.
Hora santa, guardias de oración, siete paradas durante el día, sábado de Fátima o luna nueva y celebración del domingo: este es el tiempo dedicado al Señor y a nuestra alma. Este es un sacrificio vivo y santo, que es nuestro culto espiritual. En contraste, el llamado camino sinodal con su aceptación del espíritu del mundo y de los demonios escondidos detrás de LGBTQ conduce a la perdición. Todo cristiano debe rechazar radicalmente este falso camino.
El PCB: la voz del que clama en el desierto

12 de febrero de 2023