DK3 -01- (PRIMEROS CRISTIANOS). Vamos a conocer a San Clemente Romano. Fray Nelson Medina

1 year ago
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SAN CLEMENTE ROMANO

CARTA COMPLETA DE CLEMENTE ROMANO A LOS CORINTIOS AQUÍ

Introducción

San Clemente Romano fue el tercer sucesor de San Pedro y obispo de Roma, tal como afirma San Ireneo de Lyon en su tratado Contra las herejías[1] y Eusebio de Cesarea en su Historia Eclesiástica[2], quienes también le identifican con el colaborador de San Pablo mencionado en el Nuevo Testamento (Filipenses.4,3). Se piensa que conoció personalmente a San Pedro y San Pablo. Eusebio fija su pontificado entre los años 92 al 101. Hay algunas tradiciones que afirman que murió mártir [3].

Doctrina

Carta a los Corintios

Aunque se le atribuyen varios escritos, se le considera auténtica la carta a la comunidad de Corinto, escrita para disciplinar a la comunidad que atravesaba una crisis al haber depuesto de sus cargos a los presbíteros legítimamente constituidos. Dicha carta fue considerada por algunos notables cristianos como canónica, al punto que figura en el Nuevo Testamento presentado por Cirilo patriarca de Alejandría al Rey Carlos I, que se conserva en el museo británico.

En lo que a nosotros respecta, cuenta con un rico contenido apologético en varios temas como la primacía petrina, la justificación, la sucesión apostólica y la unidad de la Iglesia.

Primacía petrina

En lo que respecta al tema del primado de San Pedro es un documento importante porque recoge nos deja una evidencia implícita de que ya en pleno siglo I, San Clemente, como obispo de Roma y sucesor de San Pedro, contaba con una clara conciencia de su primacía como cabeza visible de la Iglesia, y por lo tanto, de su misión de mantener la unidad y ortodoxia. De allí que al escribir a la comunidad de Corinto comienza disculpándose de su tardanza en haber atendido el problema:

“A causa de las repentinas y sucesivas calamidades y tribulaciones que nos han sobrevenido, creemos, hermanos, haber vuelto algo tardíamente nuestra atención a los asuntos discutidos entre vosotros.  Nos referimos, carísimos, a la sedición, extraña y ajena a los elegidos de Dios, abominable y sacrílega, que unos cuantos sujetos, gentes arrojadas y arrogantes, han encendido hasta punto tal de insensatez, que vuestro nombre, venerable y celebradísimo y digno del amor de todos los hombres, ha venido a ser gravemente ultrajado..” (Clemente Romano, Carta a los Corintios 1,1)

Posteriormente continúa utilizando un tono de autoridad que sería completamente inapropiado en caso de carecer de jurisdicción sobre una iglesia tan distante.

“Más si algunos desobedecieren a las amonestaciones que por nuestro medio os ha dirigido Él mismo, sepan que se harán reos de no pequeño pecado y se exponen a grave peligro. Mas nosotros seremos inocentes de este pecado y pediremos con ferviente oración y súplica al Artífice de todas las cosas que guarde íntegro en todo el mundo el número contado de sus escogidos, por medio de su siervo amado Jesucristo” (Clemente Romano, Carta a los Corintios 59,1)

 Justificación y Salvación

En el tema de la justificación por la fe San Clemente nos hace otro rico aporte. Afirma por un lado que el hombre se justifica por la fe y no por las obras, pero añade que también es necesario hacer buenas obras y cumplir los mandamientos para salvarse, de allí que haya que esforzarse perseverando en el bien para encontrarse en el número de los salvados. No salva para San Clemente la mera fe fiducial conforme al pensamiento de Lutero, sino la fe que obra por la caridad, conforme a la doctrina católica.

“En conclusión, todos fueron glorificados y engrandecidos, no por méritos propios ni por sus obras o justicias que practicaron sino por voluntad de Dios. Luego tampoco nosotros, que fuimos por su voluntad llamados en Jesucristo, nos justificamos por nuestros propios méritos, ni por nuestra sabiduría, inteligencia, piedad, o por las obras que hacemos en santidad de corazón, sino por la fe, por la que el Dios omnipotente justificó a todos desde el principio.” (Clemente Romano, Carta a los Corintios 32,3-4)

“Unámonos, pues, a aquellos a quienes fue dada la gracia de parte de Dios; revistámonos de concordia manteniéndonos en el espíritu de humildad y continencia, justificados por nuestras obras y no por nuestras palabras.” (Clemente Romano, Carta a los Corintios 30,3)

“Tomemos por ejemplo a Enoc, quien, hallado justo en la obediencia, fue trasladado, sin que se hallara rastro de su muerte.” (Clemente Romano, Carta a los Corintios 9,3)

“Abraham, que fue dicho amigo de Dios, fue encontrado fiel por haber sido obediente a las palabras de Dios.” (Clemente Romano, Carta a los Corintios 10,1)

“Vigilad, carísimos, no sea que sus beneficios, que son muchos, se conviertan para nosotros en motivo de condenación, caso de no hacer en toda concordia, llevando conducta digna de Él, lo que es bueno y agradable en su presencia.” (Clemente Romano, Carta a los Corintios 21,1)

“Ahora bien, ¿qué vamos a hacer, hermanos?  ¿Vamos a ser desidiosos en .......

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