Clase 28- Unción de Enfermos y Orden Sagrado. Catecismo para Bárbaros. P Javier Olivarera Ravasi.

2 years ago
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La Unción de los enfermos, sacramento de salvación y de curación

Naturaleza de este sacramento.

La Unción de los enfermos es un sacramento instituido por Jesucristo, insinuado como tal en el Evangelio de san Marcos (cfr. Mc 6,13), y recomendado a los fieles y promulgado por el Apóstol Santiago:

«Está enfermo alguno de vosotros?

Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor.

Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados» (St 5,14-15).

La Tradición viva de la Iglesia, reflejada en los textos del Magisterio eclesiástico, ha reconocido en este rito, especialmente destinado a reconfortar a los enfermos y a purificarlos del pecado y de sus secuelas, uno de los siete sacramentos de la Nueva Ley.

Sentido cristiano del dolor, de la muerte y de la preparación al bien morir.

En el Ritual de la Unción de los enfermos el sentido de la enfermedad del hombre, de sus sufrimientos y de la muerte, se explica a la luz del designio salvador de Dios, y más concretamente a la luz del valor salvífico del dolor asumido por Cristo, el Verbo encarnado, en el misterio de su Pasión, Muerte y Resurrección.

El Catecismo de la Iglesia Católica ofrece un planteamiento similar: «Por su Pasión y su Muerte en la Cruz, Cristo dio un sentido nuevo al sufrimiento: desde entonces éste nos configura con Él y nos une a su Pasión redentora» «Cristo invita a sus discípulos a seguirle tomando a su vez su Cruz
(cfr. Mt 10,38).

Siguiéndole adquieren una nueva visión sobre la enfermedad y sobre los enfermos»

La Sagrada Escritura indica una estrecha relación entre la enfermedad y la muerte, y el pecado.

Pero sería un error considerar la enfermedad misma como un castigo por los propios pecados (cfr. Jn 9,3).

El sentido del dolor inocente sólo se alcanza a la luz de la fe, creyendo firmemente en la Bondad y Sabiduría de Dios, en su Providencia amorosa y contemplando el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, gracias al cual fue posible la Redención del mundo.

Al mismo tiempo que el Señor nos enseñó el sentido positivo del dolor para realizar la Redención, quiso curar a multitud de enfermos, manifestando su poder sobre el dolor y la enfermedad y, sobre todo, su potestad para perdonar los pecados (cfr. Mt 9,2-7).

Después de la
Resurrección envía a los Apóstoles:
«En mi nombre... impondrán las
manos sobre los enfermos y se
curarán» (Mc 16,17-18).

Para un cristiano la enfermedad y la
muerte pueden y deben ser medios
para santificarse y redimir con Cristo.
La Unción de los enfermos ayuda a
vivir estas realidades dolorosas de la
vida humana con sentido cristiano:
«En la Unción de los enfermos, como

ahora llaman a la Extrema Unción,
asistimos a una amorosa preparación
del viaje, que terminará en la casa del
Padre.

2. La estructura del signo
sacramental y la celebración del
sacramento
Según el Ritual de la Unción de los
enfermos, la materia apta del
sacramento es el aceite de oliva o, en
caso de necesidad, otro aceite vegetal.

Este aceite debe estar bendecido
por el obispo o por un presbítero que
tenga esta facultad.

La Unción se confiere ungiendo al
enfermo en la frente y en las manos.

La formula sacramental por la
que en el rito latino se confiere la
Unción de los enfermos es la
siguiente:(Por esta
santa Unción, y por su bondadosa
misericordia te ayude el Señor con la

gracia del Espíritu Santo. Amén./ Para
que, libre de tus pecados, te conceda
la salvación y te conforte en tu
enfermedad. Amén)»

Como recuerda el Catecismo de la
Iglesia Católica, «es muy conveniente
que [la Unción de los enfermos] se
celebre dentro de la Eucaristía,
memorial de la Pascua del Señor. Si
las circunstancias lo permiten, la
celebración del sacramento puede ir
precedida del sacramento de la
Penitencia y seguida del sacramento
de la Eucaristía.

En cuanto
sacramento de la Pascua de Cristo, la
Eucaristía debería ser siempre el
último sacramento de la
peregrinación terrenal, el “Viático”
para el “paso” a la vida eterna»

3. Ministro de la Unción de
enfermos
Ministro de este sacramento es
únicamente el sacerdote (obispo o
presbítero). Es deber de los
pastores instruir a los fieles sobre los
beneficios de este sacramento. Los

fieles (en particular, los familiares y
amigos) deben alentar a los enfermos
a llamar al sacerdote para recibir la
Unción de los enfermos
Conviene que los fieles tengan
presente que en nuestro tiempo se
tiende a “aislar” la enfermedad y la
muerte. En las clínicas y hospitales
modernos los enfermos graves
frecuentemente mueren en la
soledad, aunque se encuentren
rodeados por otras personas en una
“unidad de cuidados intensivos”.
Todos —en particular los cristianos
que trabajan en ambientes
hospitalarios— deben hacer un
esfuerzo para que no falten a los
enfermos internados los medios que
dan consuelo y alivian el cuerpo y el
alma que sufre

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