Clase 24 -Los Sacramentos, LA CONFIRMACIÓN - Padre Javier Olivarera Ravasi.

2 years ago
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CONFIRMACIÓN
1. FUNDAMENTOS BÍBLICOS E HISTÓRICOS

Las profecías sobre el Mesías habían anunciado que «reposará sobre él el espíritu de Yahveh» (Is 11,2), y esto estaría unido a su elección como enviado: «He aquí a mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma.

He puesto mi espíritu sobre él: dictará ley a las naciones» (Is 42,1).

El texto profético es aún más explícito cuando es puesto en labios del Mesías: «El espíritu del Señor Yahveh está sobre mí, por cuanto me ha ungido Yahvéh.

A anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado» ( Is 61,1).

Algo similar se anuncia también para el entero pueblo de Dios; a sus miembros Dios dice:

«infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos» (Ez 36,27); y en Jl 3,2 se acentúa la universalidad de esta difusión: «hasta en los siervos y las siervas derramaré
mi espíritu en aquellos días».

En el misterio de la Encarnación se realiza la profecía mesiánica (cfr. Lc 1,35), confirmada, completada y públicamente manifestada en la unción del Jordán (cfr. Lc 3,21-22), cuando desciende sobre Cristo el Espíritu en forma de paloma y la voz del Padre actualiza la profecía de
elección.

El mismo Señor se presenta al comienzo de su ministerio como el ungido de Yahvéh en quien se
cumplen las profecías (cfr. Lc 4,18- 19), y se deja guiar por el Espíritu (cfr. Lc 4,1; 4,14; 10,21) hasta el mismo momento de su muerte (cfr. Hb 9,14).

Antes de ofrecer su vida por nosotros, Jesús promete el envío del Espíritu (cfr. Jn 14,16; 15,26; 16,13), como efectivamente sucede en Pentecostés (cfr. Hch 2,1-4), en referencia explícita a la profecía de Joel (cfr. Hch 2,17-18), dando así inicio a la misión universal de la Iglesia.

El mismo Espíritu derramado en Jerusalén sobre los apóstoles es por ellos comunicado a los bautizados mediante la imposición de las manos y la oración (cfr. Hch 8,14-17; 19,6); esta praxis llega a ser tan conocida en la Iglesia primitiva, que es atestiguada en la Carta a los Hebreos como parte de la «enseñanza elemental» y de «los temas fundamentales» (Hb 6,1-2).

Este cuadro bíblico se completa con la tradición paulina y joánica que vincula los conceptos de «unción» y «sello» con el Espíritu infundido sobre los cristianos (cfr. 2 Co 1,21-22; Ef 1,13; 1 Jn 2,20.27).

Esto último encontró expresión litúrgica ya en los más antiguos documentos, con la unción del candidato con óleo perfumado.

Estos mismos documentos atestiguan la unidad ritual primitiva de los tres sacramentos de iniciación, conferidos durante la celebración pascual presidida por el obispo en la catedral.

Cuando el cristianismo se difunde fuera de las ciudades y el bautismo de los niños pasa a ser masivo, ya no es posible seguir la praxis primitiva.

Mientras en occidente se reserva la confirmación al obispo, separándola del bautismo, en oriente se conserva la unidad de los sacramentos di iniciación, conferidos contemporáneamente al recién nacido por el presbítero.

A ello se une en oriente una importancia creciente de la unción con el myron, que se extiende a diversas partes del cuerpo; en occidente la imposición de las manos pasa a ser una imposición
general sobre todos los confirmandos, mientras que cada uno recibe la unción en la frente.

2. SIGNIFICACIÓN LITÚRGICA Y EFECTOS SACRAMENTALES

El crisma, compuesto de aceite de oliva y bálsamo, es consagrado por el obispo o patriarca, y sólo por él, durante la misa crismal.

La unción del confirmando con el santo crisma es signo de su consagración.

«Por la Confirmación, los cristianos, es decir, los que son ungidos, participan más plenamente en la misión de Jesucristo y en la plenitud del Espíritu Santo que éste posee, a fin de que toda su vida desprenda "el buen olor de Cristo" (cfr. 2 Co 2,15).

Por medio de esta unción, el confirmando recibe "la marca", el sello del Espíritu Santo»

Esta unción es litúrgicamente precedida, cuando se realiza separadamente del bautismo, con la renovación de las promesas del bautismo y la profesión de fe de los confirmandos.

«Así aparece claramente que la Confirmación constituye una prolongación del Bautismo»

Sigue a continuación, en la liturgia romana, para todos los confirmandos del obispo, mientras pronuncia una oración de alto contenido epiclético (es decir, de invocación y súplica).

Se llega así al rito específicamente sacramental, que se realiza «por la unción del santo crisma en la frente, hecha imponiendo la mano, y con estas palabras: "Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo"».

En las Iglesias orientales, la unción se hace sobre las partes más significativas del cuerpo, acompañando cada una por la fórmula: «Sello del don que es el Espíritu Santo».

El rito se concluye con el beso de paz, como manifestación de comunión eclesial con el obispo.

En el rito latino es conferida una vez que el candidato ha llegado al uso de razón: la edad concreta depende de las praxis locales, las cuales deben respetar su carácter de iniciación.

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