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¿QUIÉN ES RESPONSABLE?

Por Thomas Sowell
Publicado el 23 de diciembre de 2014

El asesinato a sangre fría de dos policías de la ciudad de Nueva York mientras estaba sentados en su automóvil no solo es un ultraje sino también una llamada de atención. Muestra, de la manera más dolorosa, el alto costo de tener demagogos, políticos, turbas y los medios constantemente atacando a la policía.

Esos tiros bajos son, de hecho, tiros muy caros, no solo para la propia policía sino para toda la sociedad. Alguien dijo una vez que la civilización es una fina corteza sobre un volcán. La policía es parte de esa delgada corteza. Hemos visto ante nuestros propios ojos, primero en Ferguson, Missouri y luego en otras comunidades, lo que sucede cuando solo hay una pequeña grieta en esa corteza y estalla la barbarie y los incendios provocados.

Eso puede pasar en cualquier lugar. También lo que sucedió en Nueva York. "Envía a no saber por quién doblan las campanas. Doblan por ti".

Es una dolorosa ironía que, en vísperas de los asesinatos de estos dos policías en Nueva York, algunos policías de la ciudad ya estuvieran diciendo que, en caso de que murieran, no querían que el alcalde Bill de Blasio asistiera a su funerales

Solo podemos esperar que el alcalde de Blasio tenga algo de decencia residual, para que no manche los servicios conmemorativos de estos dos oficiales con su presencia. Ningún político del país ha hecho más por jugar la carta racial contra la policía y difundir la noción de que la policía es el gran problema en las comunidades minoritarias.

Sucede que los policías asesinados eran miembros de grupos minoritarios: el oficial Rafael Ramos, hispano, y el oficial Wenjian Liu, asiático. Sucede que una parte sustancial de la fuerza policial de la ciudad de Nueva York son miembros de grupos minoritarios.

Pero es posible que nunca lo sepa por la historia contada por los demagogos que representan a la comunidad negra como una sociedad "colonial" "ocupada" por policías blancos que atacan a los jóvenes negros. El alcalde de Blasio se unió al coro de quienes dicen que deben advertir a sus hijos negros cómo sobrellevar esta situación.

"¿Qué podemos decirles a nuestros hijos?" preguntan algunos demagogos. Pueden decir: "No andes golpeando a extraños, porque es solo cuestión de tiempo antes de que golpees al extraño equivocado".

El alcalde de Blasio ha hecho comentarios contra la policía con Al Sharpton sentado a su lado. Este es el mismo Al Sharpton con un rastro de baba que se remonta a más de un cuarto de siglo, durante el cual ha azuzado turbas y fomentado el odio racial desde los días del engaño de la "violación" de Tawana Brawley de 1987 a la Universidad de Duke. violación" de 2006 y los disturbios de Ferguson de 2014.

No se equivoque al respecto. Se puede hacer un millaje político poniéndose del lado de demagogos como Al Sharpton quien, como demagogo en jefe, ha sido invitado a la Casa Blanca docenas de veces por su comandante en jefe.

Muchos en los medios y entre la intelectualidad aprecian la historia romántica de una lucha de "nosotros" contra "ellos" de negros asediados del gueto que se defienden de la agresión de los policías blancos. Los crédulos incluyen tanto a los blancos que no saben de lo que hablan como a los negros que tampoco saben de lo que hablan, porque nunca crecieron en un gueto. Entre estos últimos se encuentran el presidente de los Estados Unidos y su Fiscal General.

Esas personas se tragan fácilmente la historia de que los problemas sociales de los guetos de hoy —desde los niños criados sin un padre hasta las tasas de asesinatos desbocados— son "un legado de la esclavitud", a pesar de que tales problemas sociales no eran tan graves en la primera mitad del siglo XX. siglo como se convirtieron en la segunda mitad.

Sería difícil nombrar solo cinco ejemplos de la primera mitad del siglo XX del tipo de disturbios en los guetos que se han desatado en más de cien ciudades durante la segunda mitad. Tales disturbios son un legado de la degeneración social de nuestro tiempo.

Llamar a esta degeneración social "un legado de la esclavitud" no es solo una excusa para quienes se involucran en ella, es una excusa para la ideología de la intelectualidad detrás de las políticas sociales que promovieron esta degeneración.

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