Thomas Sowell - Costes y beneficios externos

2 years ago
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COSTES Y BENEFICIOS EXTERNOS

Las decisiones económicas que se toman a través del mercado no siempre son mejores que las que un gobierno podría tomar. Mucho depende de que esas transacciones del mercado reflejen tanto los costes como los beneficios que salen de ellas. Bajo ciertas condiciones, no lo hacen.

Cuando alguien compra una mesa o un tractor, saber si éstos realmente valieron lo que costaron es una pregunta que se responde con las acciones del comprador que tomó la decisión de hacer la compra. Sin embargo, cuando una compañía de electricidad compra carbón para quemarlo y producir electricidad, una parte significativa del coste del proceso de generación de electricidad lo paga la gente que debe respirar el humo del carbón y aquellas casas y coches que se ensucian con el hollín. Los costes de limpieza, pintura y cuidado médico que estas personas pagan no se tienen en cuenta en el mercado, porque esta gente no participa en las transacciones entre el productor de carbón y la compañía eléctrica.

Estos costes son llamados «costes externos» por los economistas porque son asumidos por terceras partes que no estuvieron involucradas en la transacción que generó dichos costes. Por tanto, los costes externos no los tiene en cuenta el mercado, aunque éstos sean muy importantes, como los que van más allá de pérdidas monetarias e incluyen problemas de salud o muerte prematura. Mientras que hay muchas decisiones que pueden tomarse de forma más eficiente a través del mercado, ésta es, sin embargo, una de esas decisiones que puede tomar más eficientemente el gobierno que el mercado. Las leyes ambientales pueden ayudar a reducir las emisiones peligrosas mediante legislación y regulaciones. Las leyes sobre la calidad del agua y las que prohíben arrojar desechos tóxicos donde hacen daño a las personas, también obligan a tomar decisiones teniendo en cuenta los costes externos que de otra manera serían ignorados por aquellos que realizan esas transacciones en el mercado.

De la misma manera, existen transacciones que serían beneficiosas para la gente que no forma parte del proceso de toma de decisiones, y por tanto sus intereses no se tienen en cuenta. Los beneficios de tener guardabarros en los automóviles y camiones pueden parecer evidentes para cualquier persona que haya conducido durante una tormenta detrás de un coche o camión que lanzaba tanta agua o barro a su parabrisas que oscurecía su visión peligrosamente. Incluso si todos están de acuerdo en que los beneficios del guardabarros exceden enormemente a sus costes, no hay una forma factible de comprar estos beneficios en el libre mercado, ya que las personas no reciben beneficio de los guardabarros que ellas instalan en sus propios coches, sino de aquellos que otras personas compran e instalan en sus coches o camiones. En este caso, nuevamente es posible obtener de forma colectiva, a través del gobierno, lo que no puede ser obtenido de forma individual a través del mercado, simplemente aprobando leyes que obliguen a todos los coches y camiones a tener guardabarros.

Algunos beneficios son indivisibles. O todos perciben estos beneficios o nadie lo hace. La defensa militar es un ejemplo. Si tuviese que ser comprada de forma individual en el mercado, entonces aquellos que se sientan amenazados por fuerzas extranjeras podrían pagar por armas, tropas, cañones y todas las demás formas de defensa y disuasión militar, mientras que aquellos que no ven ningún peligro en este aspecto podrían negarse a gastar su dinero en estas cosas. Sin embargo, el nivel de seguridad militar sería el mismo para ambos, ya que los que están a favor y los que están en contra de las fuerzas militares están mezclados en la misma sociedad y expuestos a los mismos peligros de las acciones del enemigo.

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