Vida en el Espíritu, vida en santidad -Vida en Cristo, según San Pablo- Fray Nelson Medina.

2 years ago
32

Vivir en el espíritu, según San
Pablo

Identificarse con Cristo significa vivir
en el Espíritu. San Lucas subraya en
su segundo libro el papel dinámico y
operativo del Espíritu Santo; y
comenta San Josemaría: apenas hay
una página de los Hechos de los
Apóstoles en la que no se nos hable
de Él y de la acción por la que guía,
dirige y anima la vida y las obras de
la primitiva comunidad cristiana: Él
es quien inspira la predicación de
San Pedro (cfr. Hch 4, 8), quien
confirma en su fe a los discípulos (cfr.
Hch 4, 31), quien sella con su
presencia la llamada dirigida a los
gentiles (cfr. Hch 10, 44-47), quien
envía a Saulo y a Bernabé hacia
tierras lejanas para abrir nuevos
caminos a la enseñanza de Jesús (cfr.
Hch 13, 2-4). En una palabra, su
presencia y su actuación lo dominan
todo (20).
En sus escritos, Pablo pone de relieve
la presencia de la Tercera Persona de
la Santísima Trinidad en la vida del
cristiano. El Espíritu habita en
nuestros corazones (21); ha sido
enviado por Dios para que nos

identifique con el Hijo y podamos
exclamar ¡Abbá, Padre! (22).
Dejarse conducir por el Espíritu, que
nos da la vida en Cristo Jesús, libera
de la ley del pecado y de la muerte;
lleva a que se manifiesten en la vida
del creyente las obras –los frutos– del
Espíritu Santo: la caridad, el gozo, la
paz, la longanimidad, la benignidad,
la bondad, la fe, la mansedumbre, la
continencia. Contra estos frutos no
hay ley. Los que son de Jesucristo han
crucificado su carne con sus pasiones
y concupiscencias. Si vivimos por el
Espíritu, caminemos también según
el Espíritu (23).
El Apóstol nos dice que la oración
auténtica sólo existe cuando está
presente el Espíritu: asimismo
también el Espíritu acude en ayuda
de nuestra flaqueza: porque no
sabemos lo que debemos pedir como
conviene; pero el mismo Espíritu
intercede por nosotros con gemidos
inefables (24).
Con palabras de Benedicto XVI, es
como decir que el Espíritu Santo «es

el alma de nuestra alma, la parte más
secreta de nuestro ser, de la que se
eleva incesantemente hacia Dios un
movimiento de oración, cuyos
términos no podemos ni siquiera
precisar» (25). Pablo nos invita a ser
cada vez más sensibles, a estar más
atentos a la presencia del Espíritu en
nosotros y a aprender a
transformarla en oración.
San Pablo nos invita a ser cada vez
más sensibles, a estar más atentos a
la presencia del Espíritu en nosotros
y a aprender a transformarla en
oración
El primero de los frutos del Espíritu
en el alma del cristiano es el amor.
En efecto, el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones
por medio del Espíritu Santo que se
nos ha dado (26).
Si, por definición, el amor une, el
Espíritu es quien genera la comunión
en la Iglesia: es la fuerza de cohesión
que mantiene unidos los fieles al
Padre por Cristo, y atrae a los que
todavía no gozan de la plena

comunión. El Espíritu Santo guía la
Iglesia hacia la unidad.

Loading comments...