¿Porqué Jesucristo llama "MUJER" a la Virgen María y no "MADRE"? Padre Luis Toro.

2 years ago
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Después de recordar la presencia de María y de las demás mujeres al pie de la Cruz del Señor, San Juan refiere:

«Jesús, viendo a su Madre y junto a Ella al discípulo a quien amaba, dice a su Madre: “MUJER, he ahí a tu hijo'” (Jn 19, 26-27).

Estas palabras, particularmente conmovedoras, constituyen una “escena de revelación”; revelan los profundos sentimientos de Cristo en su agonía y entrañan una gran riqueza de significados para la fe y la espiritualidad cristiana.

En efecto, el Mesías crucificado, al final de su vida terrena, dirigiéndose a su Madre y al discípulo a quien amaba, establece relaciones nuevas de amor entre María y los cristianos.

Esas palabras, interpretadas a veces únicamente como manifestación de la piedad filial de Jesús hacia su Madre, encomendada para el futuro al discípulo predilecto, van mucho más allá de la necesidad contingente de resolver un problema familiar.

En efecto, la consideración atenta del texto, confirmada por la interpretación de muchos Padres y por el común sentir eclesial, con esa doble entrega de Jesús, nos sitúa ante uno de los hechos más importantes para comprender el papel de la Virgen en la economía de la salvación.

»Las palabras de Jesús agonizante, en realidad, revelan que su principal intención no es confiar su Madre a Juan, sino entregar el discípulo a María, asignándole una nueva misión materna.

Además, el apelativo “MUJER”, que Jesús usa también en las bodas de Caná para llevar a María a una nueva dimensión de su misión de Madre, muestra que las palabras del Salvador no son fruto de un simple sentimiento de afecto filial, sino que quieren situarse en un plano más elevado.

Asumen su significado más auténtico en el marco de la misión salvífica.

Pronunciadas en el momento del sacrificio redentor, esa circunstancia les confiere su valor más alto.

En efecto, el evangelista, después de las expresiones de Jesús a su Madre, añade un inciso
significativo: “Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido” (Jn 19, 28),como si quisiera subrayar que había culminado su sacrificio al encomendar su Madre a Juan y, en él, a todos los hombres, de los que Ella se convierte en Madre en la obra de la salvación».

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