Thomas Sowell - Riesgo y tiempo

2 years ago
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RIESGO Y TIEMPO

El mercado o bolsa de valores, en su conjunto, no es tan arriesgado como la especulación con materias primas o el capital de riesgo, pero tampoco es un modelo de estabilidad. Incluso durante un auge en la economía y en las acciones, el Índice Bursátil Dow Jones, que calcula los movimientos de acciones de las sociedades anónimas más grandes, puede caer un día cualquiera. En toda la historia del mercado accionario de Estados Unidos, la racha más larga de días hábiles durante los que el Dow Jones terminó en positivo es de catorce días, en 1897. En 2007, The Wall Street Journal informó: «Hasta el día de ayer, el Índice Bursátil Dow Jones tuvo su racha ganadora más larga desde 2003: ocho sesiones. Si ésta hubiese continuado por un día más, hubiese sido la racha más larga en más de una década». Pese a esto, la prensa informa de las subidas y caídas de la bolsa como si fueran grandes noticias, muchas veces ofreciendo explicaciones sobre las posibles causas del alza o la caída en un día en particular. Pero los precios de las acciones de todo el mundo han estado subiendo y bajando durante siglos.

No solamente las acciones, sino que todas las demás formas de inversión implican riesgos, y estos riesgos, relativos los unos a los otros, varían según el período. Pese a que los precios de las acciones suben y bajan de un día a otro —o incluso de una hora a otra— mientras que los precios de los bonos son por lo general menos volátiles, también existe una tendencia a largo plazo a que los precios de acciones se inclinen a elevarse más que los bonos, con la inflación, así como con la prosperidad general. A manera de ejemplo extremo de cómo el riesgo puede variar con el paso del tiempo, un dólar invertido en bonos del año 1801 habría valido casi mil dólares en 1998, mientras que un dólar invertido en acciones ese mismo año habría valido más de medio millón de dólares. Todo esto es en términos reales, teniendo en cuenta la inflación.

Mientras tanto, un dólar invertido en oro en 1801 valdría sólo 78 centavos en 1998. La frase «tan bueno como el oro» puede ser tan engañosa como la frase «dinero en el banco» cuando se habla de a largo plazo. Mientras que ha habido muchos períodos de corto plazo en que los bonos y el oro han mantenido su valor mientras que las acciones se desplomaban, la seguridad relativa de estas distintas formas de inversión varía bastante dependiendo de cómo de largo sea el período que se está considerando. Es más, el patrón no siempre es el mismo para todas las áreas.

La tasa de rentabilidad real sobre las acciones estadounidenses era de sólo un 3,6 por ciento durante la década de la Depresión, entre 1931 y 1940, mientras que los bonos pagaban el 6,4 por ciento. Sin embargo, los bonos tuvieron una tasa de rentabilidad negativa en términos reales durante las décadas sucesivas de 1940, 1950, 1960 y 1970, mientras que las acciones tuvieron tasas de rentabilidad positivas en esos años. En otras palabras, el dinero invertido en bonos durante esas décadas inflacionarias no hubiese podido comprar lo mismo cuando fueron cobrados que cuando fueron comprados, incluso si se recibieron mayores sumas de dinero al final.

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