Santificar las fiestas -Clase 15- Catecismo para Bárbaros. Padre Javier Olivarera Ravasi

2 years ago
22

EL TERCER MANDAMIENTO DEL DECÁLOGO ES: SANTIFICARLA LAS FIESTAS.

Manda honrar a Dios con obras de culto el domingo y otros días de fiesta.

El DOMINGO: DÍA DEL SEÑOR

La Biblia narra la obra de la creación en seis “días”. Al concluir «vio Dios todo lo que había hecho; y he aquí que era muy bueno (...)

Y bendijo Dios el día séptimo y lo santificó, porque ese día descansó Dios de toda la obra que había realizado en la creación» ( Gn 1,31.2,3).

En el Antiguo Testamento, Dios estableció que el día séptimo de la semana fuese santo, un día separado y distinto de los demás.

El hombre, que está llamado a participar del poder creador de Dios perfeccionando el mundo por medio de su trabajo, debe también cesar de trabajar el día séptimo, para dedicarlo al culto divino y al descanso.

Antes de la venida de Jesucristo, el día séptimo era el sábado.

En el Nuevo Testamento es el domingo, el día del Señor, porque es el día de la Resurrección del Señor.

El sábado representaba el final de la Creación; el domingo representa el inicio de la “Nueva Creación” que ha tenido lugar con la Resurrección de Jesucristo.

LA PARTICIPACIÓN EN LA SANTA MISA EL DOMINGO

Puesto que el Sacrificio de la Eucaristía es la «fuente y la cumbre de la vida de la Iglesia», el domingo se santifica principalmente con la participación en la Santa Misa.

La Iglesia concreta el tercer mandamiento del Decálogo con el siguiente precepto: «El domingo y las demás fiestas de precepto los fieles tienen obligación de participar en la Misa»

Además del domingo, los principales días de precepto son: «Navidad, Epifanía, Ascensión,
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, Santa María Madre de Dios, Inmaculada Concepción y Asunción, San José, Santos Apóstoles Pedro y Pablo y, finalmente, Todos los Santos»

Cumple el precepto de participar en la Misa quien asiste a ella, dondequiera que se celebre en un
rito católico, tanto el día de la fiesta como el día anterior por la tarde"
.
«Los fieles están obligados a participar en la eucaristía los días de precepto, a no ser que estén
excusados por una razón seria (por ejemplo, enfermedad, el cuidado de niños pequeños) o dispensados por su pastor propio.

Los que deliberadamente faltan a esta obligación cometen un pecado grave».

EL DOMINGO, DÍA DE DESCANSO

«Así como Dios “cesó el día séptimo de toda la tarea que había hecho” (Gn 2,2), la vida humana sigue un ritmo de trabajo y descanso.

La institución del Día del Señor contribuye a que todos disfruten del tiempo de descanso que les permita cultivar su vida familiar, cultural, social y religiosa».

En los domingos y demás fiestas de precepto, los fieles tienen obligación de abstenerse «de aquellos trabajos y actividades que impidan dar culto a Dios, gozar de la alegría propia del
día del Señor o disfrutar del debido descanso de la mente y del cuerpo»

Se trata de una obligación grave, como lo es el precepto de santificar las fiestas. No obstante, el descanso dominical puede no obligar en presencia de un deber superior, de justicia o de caridad.

«En el respeto de la libertad religiosa y del bien común de todos, los cristianos deben esforzarse por obtener el reconocimiento de los domingos y días de fiesta de la Iglesia como días festivos legales.

Deben dar a todos un ejemplo público de oración, de respeto y de alegría, y defender sus tradiciones como una contribución preciosa a la vida espiritual de la sociedad humana»

«Cada cristiano debe evitar imponer sin necesidad a otro lo que le impediría guardar el día del Señor»

Loading comments...