Thomas Sowell - Sociedades Anónimas

2 years ago
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SOCIEDADES ANÓNIMAS

No son simplemente empresas. La primera sociedad anónima en Estados Unidos fue la Harvard Corporation, creada en el siglo XVII para gobernar la primera universidad del país. Difieren de las empresas que son propiedad de individuos, familias o socios colectivos porque en éstas, los propietarios son responsables personalmente de todas las obligaciones financieras de la organización. Si dichas organizaciones carecen del dinero suficiente para pagar sus deudas o cualquier daño resultante de juicios, un tribunal puede ordenar el embargo de las cuentas bancarias o cualquier otra propiedad personal de los dueños de la compañía. Sin embargo, la responsabilidad de las sociedades comerciales a las que nos referimos aquí está limitada a los recursos de la empresa: de ahí que sus nombres vengan seguidos de la abreviación SA o sociedad «anónima», y SRL o sociedad de «responsabilidad limitada». En el Reino Unido, los equivalentes de estas sociedades van seguidos de la abreviaturas Ltd. (limited «limitada»), mientras en Estados Unidos están seguidas de Inc. (incorporated)«incorporada».

Esta responsabilidad limitada es mucho más que un privilegio cómodo para los accionistas corporativos, y tiene consecuencias muy relevantes para la economía en su conjunto. Las empresas grandísimas, que producen miles de millones de dólares en negocios al año, difícilmente podrían ser creadas o mantenidas con dinero de unos pocos inversores ricos. No existe tanta gente tan rica como para que eso ocurra, y aquellos que son así de ricos difícilmente arriesgarían sus fortunas en una sola compañía. En vez de ello, las grandes sociedades anónimas son habitualmente propiedad de miles, incluso millones, de accionistas. Este término incluye no sólo a los dueños directos de acciones, sino también a muchas otras personas que puede que ni se consideren accionistas, pero cuyo dinero, invertido en fondos de pensiones, ha sido usado por esos fondos para comprar acciones. Aproximadamente la mitad de la población estadounidense son inversores directos o indirectos en acciones de sociedades anónimas.

Como con muchas otras cosas, la importancia de la responsabilidad limitada puede ser comprendida mejor si vemos lo que ocurre en su ausencia. Durante la primera guerra mundial, Herbert Hoover organizó una empresa filantrópica para comprar y distribuir alimentos a grandes cantidades de personas que sufrían hambre en el continente europeo, a consecuencia de los bloqueos y perturbaciones resultado de la guerra. Un banquero que Hoover había reclutado para que lo ayudase con dicha empresa le preguntó si se trataba de una organización con responsabilidad limitada.

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