El dinero de los tontos - Thomas Sowell (manipulación de las masas)

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EL DINERO DE LOS TONTOS
Un filósofo del siglo XVII, Thomas Hobbs, dijo que las palabras son reveladoras de sabios, pero son el dinero de los tontos.
Eso es tan dolorosamente cierto hoy, como lo era hace cuatro siglos. Usar las palabras como vehículos para tratar de transmitir su significado es muy diferente de tomar palabras tan literalmente, que las palabras te usan y te confunden. Toma la frase simple "control de alquileres". Si tomas estas palabras, literalmente, como si fuera, el dinero en el banco: obtienes una distorsión completa de la realidad. Nueva York es la ciudad con las más antiguas y fuertes leyes de control de rentas en la nación, San Francisco está segunda, pero si miras las ciudades con los más altos alquileres en promedio en el país, Nueva York está primero y San Francisco está segunda. Obviamente, las leyes de "control de alquileres" no controlan el alquiler.
Si compruebas los hechos, en lugar de confiar en las palabras, descubrirás que las leyes de "control de armas" no controlan las armas, el gasto de "estímulo" del gobierno no estimula la economía y que muchas de las políticas “compasivas” infringen resultados crueles, como la destrucción de la familia negra en Estados Unidos.
¿Sabes cuántos millones de personas murieron en la guerra “para hacer del mundo un lugar seguro para la democracia", una guerra que condujo a la sustitución de las dinastías autocráticas, por dictaduras totalitarias, que masacraron a muchos más seres humanos de su propio pueblo que las dinastías?
Las palabras y frases cálidas y confusas tienen una enorme ventaja en la política. Ninguna ha tenido una tan larga carrera de éxito político como “justicia social”. La idea no puede ser refutada, porque no tiene significado específico. Debatirla sería como intentar golpear la niebla. No es de extrañar que la “justicia social” haya tenido tal éxito político durante más de un siglo, y seguimos contando. Si bien el término no tiene un significado definido, tiene connotaciones emocionalmente poderosas, hay una fuerte sensación de que simplemente no está bien, que es injusto, que algunas personas están mucho mejor que otras.
Justificación, incluso cuando el término se usa en muchos aspectos en la vida, significa alinear una cosa con la otra, pero, ¿cuál es el estándar con el que pensamos que los ingresos u otros beneficios deben estar alineados?
Que el estudiante que ha pasado años en la escuela haciéndose el tonto, actuando mal o peleando—desperdiciando los recursos de decenas de miles de dólares de los contribuyentes, gastados en su educación, se suponía que terminaría con sus ingresos alineados con los de la persona, que pasó esos mismos años estudiando para adquirir conocimientos y habilidades, que más tarde serían valiosos para él, y para la sociedad en general.
Algunos defensores de la “justicia social” argumentarían que lo que es fundamentalmente injusto, es que una persona nacida en circunstancias, que hacen que esa persona tenga oportunidades en la vida, radicalmente diferentes a las oportunidades que otros tienen, sin culpa de los unos y a través de ningún mérito de los otros.
Tal vez, la persona que desperdició las oportunidades de educación y desarrollo, con comportamientos autodestructivos, habría resultado diferente, si hubiera nacido en una casa diferente, o en una comunidad diferente.
Por supuesto, eso sería más justo, pero ahora eso no es así, y ya no hablamos de justicia “social”, a menos que creen que es culpa de toda la sociedad que diferentes familias y comunidades tienen diferentes valores y prioridades—y que la sociedad pueda “resolver” ese "problema."
Ni la pobreza, ni la mala educación, pueden explicar tales diferencias. Hay personas que fueron criadas por padres con poca educación, pero que empujaron a sus hijos a obtener la educación que los propios padres nunca tuvieron. Muchos de los individuos y los grupos no estarían donde están hoy, si no fuera por eso.
Todo tipo de encuentros fortuitos, con personas en particular, información o circunstancias— han marcado puntos de inflexión en la vida de muchas personas, ya sea hacia el cumplimiento de metas o la ruina de estas.
Ninguna de estas cosas, es igual o se las puede hacer igual. Si esto es una injusticia, no es “social” porque está más allá del poder de la sociedad.
Puedes hablar o actuar como si la sociedad fuera omnisciente y omnipotente, pero hacerlo sería dejar que las palabras se hayan convertido en lo que Thomas Hobbs las llamó, "él dinero de los tontos.”