La Ascensión de Jesucristo, prepara para Pentecostés. Fray Nelson Medina.

2 years ago
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1. CRISTO FUE SEPULTADO Y DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS
Tras padecer y morir, el cuerpo de Cristo fue sepultado en un sepulcro nuevo, no lejos del
lugar donde le habían crucificado. Su alma, en cambio, descendió a los infiernos. La
sepultura de Cristo manifiesta que verdaderamente murió. Dios dispuso que Cristo sufriera
el estado de muerte, es decir, de separación entre el alma y el cuerpo.
Durante el tiempo que Cristo permaneció en el sepulcro tanto su alma como su cuerpo,
separados entre sí por causa de la muerte, continuaron unidos a su Persona divina
Porque continuaba perteneciendo a la Persona divina, el cuerpo muerto de Cristo no sufrió la corrupción del sepulcro Hch 13, 37). El alma de Cristo bajó a los
infiernos. «Los ‘infiernos’ –distintos del ‘infierno’ de la condenación– constituían el estado de todos aquellos, justos e injustos, que habían muerto antes de Cristo» . Los
justos se encontraban en un estado de felicidad (se dice que reposaban en el “seno de
Abraham”) aunque no tenían aún la visión de Dios. Diciendo que Jesús bajó a los infiernos,
entendemos su presencia en el “seno de Abraham” para abrir las puertas del cielo a los justos
que le habían precedido. «Con el alma unida a su Persona divina, Jesús tomó en los infiernos a los justos que aguardaban a su Redentor para poder acceder finalmente a la visión de Dios» .
Cristo, con el descenso a los infiernos, mostró su dominio sobre el demonio y la muerte,
liberando a las almas santas que estaban retenidas para llevarlas a la gloria eterna. De este
modo, la Redención –que debía alcanzar a los hombres de todas las épocas– se aplicó a los
que habían precedido a Cristo.

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